Capítulo 52: No eres tan mal padre.

La limusina avanzaba por las calles iluminadas de la ciudad, su interior impregnado de un ambiente tenso.

Las gemelas, Cristal y Clara, dormían plácidamente en sus sillas de seguridad, ajenas al mundo que las rodeaba.

Cassandra, cruzando los brazos sobre su vestido corto hasta sus rodillas, recatado, y de un opaco color vino, miraba por la ventana, sintiendo un torbellino de emociones contradictorias en su interior.

Suspiró y, al final, apenas audible, murmuró:

—No eres tan mal padre… Por el día que les diste hoy a ellas… Gracias.

Angelo, que se había sentado a su lado, arqueó una ceja con desdén. Su mirada fría se posó en ella como si fuera un objeto más en la limusina.

—Te equivocas, mujer. Yo no he hecho nada por ti, no agradezcas. Todo esto es entre mis hijas y yo.

¡Cassandra exhaló!

"¿Espera que me crea eso?, claramente disfrutó la salida con las niñas"

Pensó ella frunciendo ligeramente el ceño.

—Yo solo decía. No tienes que reaccionar así, Angelo.

—P
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