Capítulo 33: Es simple diversión.

Cassandra, se acercó a esa mesa, ella misma sentándose sobre la misma, comenzó a quitarse el chaleco dejándolo caer, seguidamente soltó botón a botón de su blusa blanca tres cuartas.

Sus ojos dorados viendo a ese CEO, casi como una invitación a perderse en las delicias de su sensual cuerpo rebosante de femineidad.

—Ven, puedes tener mi cuerpo cuando te plazca, así lo estipula nuestro contrato… pero no será para siempre —dijo con firmeza, el desafío claro en su voz.

Angelo la observó con seriedad, su mirada fría se centró en ella.

¿Qué tan tonto pensaba ella, que él era, para caer en su trampa?

En cada oportunidad se lo hacía difícil y ahora, ¿ella tranquilamente se le ofrecía en bandeja de plata?

Sin embargo, ese italiano estaba muy seguro de sus sentimientos de odio por esa mujer.

—Una esposa normal, una enamorada, se habría quejado cuando supo de mi infidelidad —él hizo un comentario que dejó helada a Cassandra, recordándole el pasado—. Pero tú, mujer, lo tomaste como
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