Mañana subiré 3 capítulos chicas!!! 🥰💚
Una atmósfera tensa envolvía el salón de estar en la mansión de los señores Fiorentino. Contrastando totalmente con el ambiente tras las largas ventanas con cortinas elegante rojas, donde en el exterior se veía a las gemelas riendo mientras iban tomadas de la mano de su padre, el CEO Fiorentino. Caterina y Leonardo Fiorentino, sentados en un sofá largo, veían a la mujer rubia en el individual a unos dos metros frente a ellos. —En ese momento. Lo único que cruzó por nuestras mentes, fue Angelo. Nada más importó, mi único hijo estaba al borde de la muerte, luchando por sobrevivir tras una larga operación —hablaba con voz pacífica y una expresión de dolor, don Leonardo, recordando el accidente aéreo. —No teníamos mente para nada, mi niña Cassi, contratamos de inmediato a varios detectives —comenzó a hablar con voz quebradiza doña Caterina—. Movilizando a todos nuestros contactos, todo apuntaba a un grupo de empleados del mantenimiento del avión de mi hijo. Todo estaba tan claro c
Frente a Cassandra, don Lorenzo continuó hablando: —Marco fue a un viaje familiar, era muy pequeño para recordarlo bien. Hubo una explosión en el Yate. Lo sacaron en el bote salvavidas, quien lo salvó fue su propio padre, mi hermano, que sufrió quemaduras letales intentando buscar y salvar a su esposa, ella ya estaba muerta cuando la encontró, su esposa murió en la explosión con la tripulación, el shock de Marco lo tuvo internado meses en el hospital antes de adoptarlo y tráelo a vivir con Angelo, que pensamos le haría bien. ¡Cassandra quedó impactada escuchando tal versión! Sabía que Marco era huérfano por un accidente, pero no lujo de detalles. —Sí. Lo recuerdo, se investigó a profundidad por la familia de mi esposo. Todo se manejó interno, fue un accidente por uno de los empleados en la cocina que falleció también. Mi esposo tomó el cargo de CEO. Probablemente ese hecho hizo a Marco creer lo que no es —explicaba doña Caterina. —¿Nunca se lo dijeron a Marco…? —preguntó Ca
Él viéndola seriamente, se sentó a su lado. —Dámelo —extendió su mano hacia la rubia—. Hay cosas que aún no puedes saber. —¿Eh? ¿Cosas como qué? —le preguntó ella, sin querer ahora, darle el teléfono. —Solo dámelo. —¡No! —exclamó ella aferrándolo a su pecho. El suspiró, seguidamente inclinándose hacia Cassandra, que pensó iba a forcejear con ella, se reclinó y Angelo en ese momento, sonrió y recostó su cabeza en el regazo de la mujer. —¡Quítate! —frunció ella el ceño, viéndolo hacia abajo. —No. Puedes revisarlo si quieres. Pero… No responderé a ninguna pregunta. —¡¿AH?! ¡¿Por qué tienes toda una colección de fotos mías?! Él se sorprendió un instante ante la pregunta de la rubia, de inmediato volvió a su expresión seria viendo en dirección a las gemelas. —Dije que no respondería. —Pareces un acosador… —susurró ella— abriendo el correo que le había llamado la atención, pero… La llevaba a un enlace que al tocar, salía protegido y pedía un código de acceso—. Eres un
Angelo palideció, su mirada se quedó fija en el mensaje de texto. «SOY EVELYN» Esas dos palabras resonaban en su mente. Tragó en seco, sintiendo que el aire se le escapaba. Cassandra, a su lado, notó de inmediato que algo no estaba bien. Él estaba inmóvil, absorto en la pantalla. Sin pensarlo dos veces, ella le arrebató el celular de la mano. —¡Cassandra! —exclamó Angelo, todavía aturdido. La rubia miró el mensaje, el celular seguía vibrando, su corazón latía con fuerza, como si quisiera escaparse de su pecho. Cassandra se alejó de él, sin devolverle el teléfono. —¡¿QUÉ DIABLOS PASA, ANGELO?! ¡¿POR QUÉ DICE ESO?! —gritó, su voz llena de pánico. Él quedó paralizado, incapaz de procesar lo que estaba sucediendo. Necesitaba escuchar la voz de Evelyn, comprobar que era ella realmente y no se trataba de un engaño. —No lo sé. Dame el teléfono —se acercó Angelo, extendiendo la mano. —¡¡MENTIROSO!! ¡HABLA! —las lágrimas caían por las mejillas de Cassandra mientras leía otro mens
—¿Y si no me importa lo difícil que te resulte? ¿Y si soy egoísta y… no quiero que lo hagas? —susurró ella, aferrándose con fuerza a las sábanas, su voz temblando con desesperación. Angelo se acercó a Cassandra, su rostro a solo unos centímetros del de ella, el aire entre ellos cargado de tensión. —Entonces, pídemelo y no lo haré. Cassandra levantó la mirada, sus ojos dorados brillando con incredulidad. Una de sus manos se apretó contra el cuello de la camisa de él, atrayéndolo más hacia sí. Tragando saliva, susurró con voz entrecortada: —No lo hagas. No quiero… No la veas. Fue en ese instante cuando Angelo la besó, un beso inesperado que tomó a Cassandra por sorpresa. Sin pensarlo, ella correspondió con fervor. El miedo que latía en su pecho comenzó a desvanecerse. Su otra mano, que antes se aferraba a la sábana, ahora se deslizó hacia el cabello oscuro de él, atrayéndolo con fuerza. Con movimientos aún más intensos de sus labios, ella se dejó caer sobre las almohadas blanca
✧✧✧ Un día más tarde, en Miami, Estados Unidos. ✧✧✧ El automóvil oscuro y polarizado se detuvo en la elegante propiedad de los Black. De inmediato, el chófer abrió la puerta. Una mujer rubia, alta y deslumbrante, con un sombrero y vestimenta negra, emergió con una gracia que capturaba la atención. Detrás de ella, un pequeño niño rubio tomó su mano, mirando hacia arriba con una sonrisa llena de amor. Ambos fueron escoltados al instante por el mayordomo, mientras varios empleados comenzaban a sacar las maletas del vehículo. Con sus gafas oscuras, la mujer paseó su mirada por el hermoso jardín frontal, un día soleado en el que las flores florecían con esplendor. Una ola de nostalgia la invadió, y una sonrisa apareció en su rostro. Finalmente, había regresado a su hogar. Al entrar, todos los empleados la esperaban con una cálida bienvenida. Los señores Black se acercaron a su hija, con lágrimas brillando en sus ojos. —¡Evelyn, niña mía! —exclamó don Alexander Black, abrien
Cassandra se quedó boquiabierta al entrar en la habitación del CEO. —Oh… fue remodelada —susurró, maravillada por la decoración en tonos blancos y grises que creaban un ambiente fresco y acogedor. Mientras exploraba el espacio, su mirada se detuvo en la pared adornada con los dos cuadros que ella había ayudado a crear junto a Cristal y Clara, como un obsequio para ese CEO. Una risa escapó de sus labios involuntariamente. —Eres un desgraciado… —murmuró, cubriendo ligeramente su boca con la mano—. Me encanta. Es… relajante —se dijo a sí misma, hasta que un sonido la hizo voltear hacia la puerta. Pensando que podría ser su exesposo, se acercó rápidamente, solo para encontrarse con una mujer de cabello corto oscuro, vistiendo el elegante uniforme femenino de las empleadas. —Mi nombre es Loretta Brooke. Seré su asistente desde hoy, señorita Brenaman. "Asistente… Claro. Este hombre es un controlador" Pensó la rubia, frunciendo el ceño al recordar a Angelo. —Puede descansar. De
—¡Voy a salir! —gritó Cassandra al reconocer la figura de su exesposo acercándose. Con determinación, la mujer rubia avanzó hacia él, aferrándose a su elegante traje oscuro. —La asistente me dijo que podía salir siempre y cuando estuvieras conmigo. No me importa, pero solo si te quedas en una esquina en silencio, lo aceptaré —dijo, levantando la vista y atrapando la atención del CEO en un intenso intercambio de miradas. Angelo frunció el ceño, una sombra de desagrado se mostró en su rostro. —No. Acabas de llegar y ya quieres salir. ¿Estás intentando escapar? —¿Escapar? —respondió ella, alzando una ceja con incredulidad—. ¿Qué ganaría con eso? —No lo sé. Te encanta hacer cosas absurdas. —¡JUM! ¡PUES NO VOY A ESCAPAR! Solo… quería salir con mis bebés. Pensaba en llevarlas a la playa y… luego… mostrarles la mansión donde crecí, aunque esté hecha ruinas —confesó, inclinando la cabeza cabizbaja, mientras sus manos temblaban ligeramente aferradas a Angelo. Él suspiró, sus