Capítulo 145: Necesito que seas mía.

Una sonrisa burlona se dibujó en los labios del señor Fiorentino, que, con las manos en la cintura, negó lentamente, dejando escapar un suspiro de molestia.

—Acabas de escucharme decir que sé que Marco volverá a buscarte. ¿Me crees tan estúpido? —su fría mirada azul se clavó en su exesposa, y en un movimiento rápido, la agarró de la muñeca, acercándola a él con fuerza.

—¡Lo sabía, Angelo! —gritó Cassandra, forcejeando—. Todo lo que quieres es…

—Haz silencio, no he terminado de hablar —la interrumpió él, con una voz que cortaba como un cuchillo—. Prometí no alejar a las niñas. Ya has estado con ellas lo suficiente, imagino que les dijiste que eres su madre y me dejaste como un vil villano ante sus ojos.

—¡DEBÍ HACERLO! —respondió Cassandra, poniéndose de puntillas, acercando su rostro al de ese italiano, su mirada ardía de furia—. ¡Debí aprovechar la situación! Pero no soy un MALDITO MONSTRUO como tú.

Angelo la arrinconó contra la puerta, un instante de silencio pesado se hizo en
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