Ingresa Pierre, atormentado a su lujosa habitación y se tumba, inmediatamente en la cama, está a punto de colapsar mentalmente, tiene los nervios de punta, por lo que evidenció en Erick. Rápidamente se levanta, quita su camina y se mira, al espejo musitando: —Dios mío, no puede ser que Erick, tenga la misma marca que, caracteriza a la dinastía Pinott. Será él mi hijo, esta vez debo de actuar, con mucha cautela, para hallar una pronta respuesta—la dudas y la incertidumbre, lo acobijan intempestivamente. Toma el teléfono y pide, un servicio especial de whisky a la habitación, ya que siente que lo precisa. Por otra parte, llama a Dina de inmediato. Para que, lo ayude con lo que, tiene en mente: —Querida, en treinta minutos nos vemos en el lobby. —Perfecto—responde ella, acuciosamente y cuelgan la llamada. Al cabo de unos minutos, llega el joven mozo con la bebida que ordenó, sin mesura coge la botella y se la empina. El chico, queda maravillado y le dice: —Permítame y le sirvo señ
Se han regresado todos a la capital italiana, Esteban esperaba con ansias, a su hija y está llega de sopetón. —Tatianita hija, cómo te extrañe—la abraza y la chequea completamente—Tatiana estás más gordita, para el pico hija—menciona con gracia y su madre, quién conoce toda la verdad traga saliva. —Estoy exhausta, pero fue un buen viaje—manifiesta Tati. —¿Cómo está Pierre? —Ese fue a su pent-house papá. —Supongo que, no te dejo a solas con Erick, ¿verdad? —pregunta con recelo y Tatiana lo mira de reojos. —Ya viejo, no atosigues a la niña—rápidamente interviene su cariñosa madre. —Gracias mamá, me voy a descansar. —En un rato subo mi amor—apunta Amanda. De inmediato, Esteban le menciona a su mujer: —Vieja Tatiana está rara, no se la veo distinta—intuye algo extraño en ella. —Tú siempre viendo, cosas raras en donde, no las hay Esteban. —¿Me ocultan algo? —Por Dios Esteban—frunce Amanda el ceño. —Lo siento querida, con los años me estoy volviendo paranoico. —No nos hemos da
Pent-house de Pierre. Tiene Pierre, el sobre en sus manos con los resultados, de la prueba de ADN. Esteban centra su mirada, en el sobre y su ansiedad entra en aumento, aunque dice que no le gusta el chisme, pero por lo visto lo entretiene, su cara de asombro se muestra, ahora muy caricaturesca ja, ja, ja. —Pierre por Dios, abre ese fulano sobre, me tienes con los nervios de puntas—señala y pone su mano en su mandíbula. —Voy—musita Pierre. Velozmente lo abre, lee con cautela y Esteban se le arrima. —¡Pierre! —exclama Esteban maravillado. —No hay dudas siciliano, Erick es mi hijo—arruga Pierre el entrecejo y rueda, su mira de un lado a otro. —Válgame Dios. Siempre insinué sin saber claro, que no era hijo de Salvatore, por lo presumido y mal educado, que es Erick. Aunque a ti tampoco, se parece habrá salido a... —se calla Esteban al ver a Pierre, quien se pierda entre la nada, por un instante y enseguida indica: —Debo de hablar, con Mónica inmediatamente. —¿No ibas a usar la prud
Mansión DiNozzo. Suben velozmente, Aníbal y Marlon para consolar a Erick, mientras que Virginia, espera bajo con el niño. Entran a la habitación. Se hallaban Erick, pensativo en su cama y a su costado, estaba su madre. —¿Hermano dinos cómo te sientes? —pregunta grácilmente Marlon. —Confundido, justo ahora me siento muy afligido, no es fácil sopesar que, mi padre no es el que, realmente toda mi vida imaginé—expresa Erick, con la voz entrecortada. —Sabes qué, cuentas con nosotros, con tus hermanos—señala Aníbal y presiona su hombro. —Finalmente, todos son mis hijos—apunta Mónica, acariciando a Erick y Aníbal, la mira de reojos. —Mamá perdóname, que te lo diga, pero tú cinismo no tiene límites, dónde quedaron tus modales, que falta de respecto, tan grande y de consideración con tus hijos—enfatiza Aníbal con discernimiento. —Aníbal por favor basta, ya no es momento para reclamos. Lo hecho, hecho está—determina Erick, con la mira caída. —Tiene razón Erick, Aníbal nada ganaremos, co
Erick, no desaprovecha el tiempo y velozmente, va a su encuentro con su padre biológico, ya Mónica previamente, había concordado una cita entre ambos. Toca el timbre, del lujoso pent-house y Pierre, personalmente abre la puerta y Erick, lo mira aprehensión. —Buen día—musita Erick, observando todo con extrañeza. —Pasa hijo—exclama Pierre con serenidad. —Muy bien, le dije a mi madre que, acordará un encuentro contigo, sigo todavía muy conmovido con ésta noticia—expone Erick. Mientras que, mira detalladamente todo el espacio y lo recorre muy sutilmente. —Erick lo siento, perdóname. Por lo que te dije ayer, me extralimite y te trate muy mal. Tú no tienes la culpa de nada. En cuanto, a lo otro, allí si eres muy culpable y eso, es lo que me decepciona de ti—detalle Pierre. Calla velozmente y no comenta, que sabe toda la verdad del embarazo, de Tatiana y también, de lo injusto de que es con ella. —Está bien yo te perdono, aprovechando que estamos en confianza ¿Por qué entraste a mi cua
Casa de Tatiana. Su madre, está extremadamente angustiada, por los constantes malestares de Tatiana, que cada día son más notorio, su esposo Esteban quién no es nada tonto, ya sospecha que algo esconden juntas. Por lo que, enfrenta a su mujer: —Cuidado Amanda y me están, ocultando algo Tatiana y tú. Lleva algunos días, sin ir al trabajo y eso me parece bastante raro, ya que Tatiana, no es de las que toma vacaciones—la mira con recelo. —¿Está prohibido enfermarse ahora? —reclama Amanda, buscando de persuadirlo. —No lo está, pero no comprendo su negativa que, la acompañe para ir al hospital. Allí si sabrán curarla y no, tus tés de manzanilla y tilo, que dicho sea de paso saben horrible—hace Esteban un gesto de asco, por los tés que prepara su esposa. —Cuando tú no andas, de pocas pulgas Esteban, con los años te has puesto, muy gruñón y eso me molesta. Mejor me retiro—busca Amanda de evitarlo. —Lo siento querida mía, pero me pone muy nervioso, no poder ayudar a mi hija y más su nega
Constructora Benzzinca. Erick a madrugado, la emoción de que puede ser el heredero, de una gran fortuna prácticamente le ha quitado el sueño, se halla en su oficina con su buen amigo Benjamín, a quien le cuenta todos los pormenores, de lo sucedido con Pierre. —Vaya Erick, lo que me cuentas es una locura, resultantes ser tú el hijo de Pierre. Tu madre es una mujer, de armas tomar con todo respeto te lo digo—detalla Ben con asombro. —Resulto ser muy traviesa, mira que ser la amante del francés, por tanto, tiempo. Bueno de mi padre—reafirma con cinismo. —¿Ya tan rápido olvidaste a el señor Salvatore? —Jamás Ben, aunque te cueste creerme Salvatore DiNozzo, siempre será mi padre, así no llevemos la misma sangre. Sólo me interesa una cosa de Pierre—recalca mientras, arque una ceja ¿A veces quien entiende a Erick? —Ya decía yo, ese amor de hijo tan repentino, tiene un trasfondo. —Así es, para ti no tengo secretos, Pierre es millonario y dueño de una gran fortuna. Y en mi pechito tengo
Ya situada, en la casa de Matías. Comienza Tati a narrarle toda la crueldad, que oyó de la boca del insensible de Erick. —Lo hubiese oído Matías, como se expresaba de mí tan despectivamente. Yo a ese hombre, le di lo mejor de mí, fui mujer entre sus brazos, se burló mí sin piedad. Erick es un miserable. —Imbécil, me provoca sacar al hombre que llevo, en mi interior y darle una paliza al Erick—manifiesta Matías con coraje. —Yo le daré donde más duele, sin necesidad que lo golpees Mati—señala Tati con seguridad y firmeza. —¿Que harás Tati? —pregunta Matías con rareza. —Haré uso del poder y tomaré, las riendas de Benzzinca como propietaria y no, como una simple secretaria, a las sombras de un jefe injusto y soberbio como Erick. No me quedaré cruzada de brazos Matías. Erick DiNozzo pagará, una a una las bajezas que, me ha hecho soportar que, por culpa de este falso amor, me negué a ver—expone Tatiana con la mirada erguida. —Me asustas Tati, no te endurezcas por ese cretino. Te lo sup