Cosas de la vida

Capítulo 4 

Cosas de la vida.

True Jason. 

—¿Qué has pensado?—. Pregunta Lois mientras conduce la ambulancia de regreso al hospital, hoy ha sido un día bastante ajetreado, estuvimos en apoyo a los bomberos de nueva York por un incendio en un edificio. 

Creo que la mayor parte del tiempo fue en ese lugar, no fue fácil y siendo honesta, es bastante difícil ver este tipo de situaciones, pero supongo que me he acostumbrado a estas cosas. —No lo sé, la verdad no he tenido tiempo de pensar en eso, por si no te diste cuenta, hoy hemos pasado el día tratando de rescatar personas. 

— Lo sé, pero ya es momento de tomar una decisión—. Giro mis ojos porque estar en una posición así, no es cómodo para mí. Solo quiero que el día acabe y poderme ir a casa. 

—¿Podemos hablar de eso luego?— Encoge sus hombros. 

—Bien, bien, ya no hablaré más del tema—. Sigue conduciendo para regresar al hospital, pero antes de que podamos pisar el lugar, recibimos otra alerta de emergencia. Una mujer llamó, ya que su hijo sufrió una caída al subirse al sumidero, resbaló y se lastimó un brazo.

 Lois conduce con rapidez encendiendo la sirena, La casa queda en una pequeña localidad de Madison avenue, llegamos en aproximadamente 5 minutos, al conjunto residencial justo al lado derecho en la casa número 8 es la dirección que recibimos por parte de la central.

 Lois se estaciona frente a la casa, ambos bajamos para llamar a la puerta, él es quien toca y segundos después sale una mujer que se nota bastante nerviosa, mi compañero le pregunta si esa fue la casa que hicieron la llamada de emergencias. Ella niega diciendo que fue una equivocación, yo levanto una ceja confundida, ya que es muy extraño que alguien llame a emergencias y luego se retracte después de vernos aquí. 

Lois intenta hablar con la mujer, pero ella insiste en pedirnos que nos retiremos. Justo en ese momento sale un hombre que se nota bastante intimidante, para hablar por su esposa. 

—Buenas noches, gracias por venir, pero todo está bien. ¿Verdad cariño?—. Él le pone la mano en su hombro y ella baja la cabeza asintiendo, pero hay algo raro en eso, ese tipo no me genera buena espina. Lois deja de insistir y me pide que nos vamos, cuando vamos de regreso a la ambulancia, yo me detengo. Él me observa con una ceja levantada. 

—¿Qué pasa True? Vamos, hay trabajo por hacer—. Yo niego con una mueca pensativa, me llevo las manos a la cadera tratando de decidir que hacer. 

—No, Lois, es que esto es muy raro, esa mujer estaba aterrada, ¿Viste su cara? Aquí hay algo extraño, voy a regresar para hablar con ella. Él se aproxima para meterse en mi camino y no dejarme avanzar. 

—¿Qué haces? ¿Te volviste loca? No puedes obligarlos a que te dejen pasar, ¿Y si estás equivocada? Sabes que algo como esto te puede costar un castigo y hasta el trabajo, así que vámonos de aquí—. Miro por encima de su hombro, observando que un pequeño está asomado por las cortinas de la ventana, yo señalo y paso por encima se Lois.

 —¡Ahí está! Debo estar segura de que está bien—. Vuelvo a tocar la puerta, mientras Lois insiste en que esto es una locura, de pronto vuelve a salir él mismo hombre, tiene una expresión de molestia y se nota que no le hace feliz vernos aquí. 

—¿Ahora que rayos quiere? Estoy tratando de ver la televisión—. Dice con un tono molesto. 

—Disculpe, no es mi intención molestar, pero ya que estamos aquí, quisiera asegurarme de que su hijo está bien y no se hizo daño—. El hombre me mira sin ningún tipo de expresión. Asiente y me pide esperar un momento, vuelve a entrar y yo giro mi cuerpo para ver a Lois. 

—¿Ves? Nada más era cuestión de hablar—. Vuelvo a mirar frente a mí para encontrarme con el cañón de una escopeta entre mis cejas, me quedo paralizada, y levanto las manos. 

—Wow, debe calmarse, señor, no estamos aquí para molestar —. Dice Lois con un tono preocupado y tembloroso. 

—Voy a darles 3 segundos para que salgan de mi propiedad—. Trago saliva y empiezo a retroceder sin darle la espalda, ambos salimos de la casa, él vuelve a entrar. 

En ese momento Lois llama a la policía, para avisar el caso de este tipo loco. Él me mira, yo sigo en shock por lo ocurrido. 

—¿Estás bien?—. Desvío mi atención para verlo al rostro, puesto que estoy concentrada en la casa frente a nosotros. 

— Sí, si estoy bien, ese tipo está loco... ¿Crees que les haya hecho daño al pequeño y la esposa?—. Se encoge de hombros. 

—No lo sé, eso únicamente lo sabremos cuando llegue la policía. 

Al llegar la policía entran a la casa para luego sacar esposado al hombre, cuando podemos atender a su esposa e hijo me doy cuenta de que el pobre niño no se había caído, ese desgraciado le rompió un brazo por una golpiza que le dio.

 Y la mujer se veía que tenía fracturas viejas y moretones por golpizas que le había propinado su esposo en múltiples ocasiones. Logré hablar con el niño, realmente se ve que está muy traumado, pero agradeció que pudiéramos sacarlo de esa pesadilla.

 Su supuesto padre, no era más que un monstruo y eso me hizo pensar que en el mundo hay personas malas y sin corazón. 

En este trabajo me he dado cuenta de eso, sobre todo cuando hemos tenido que atender casos donde jovencitos de 16 años son baleados por bandas criminales, es horrible saber que nuestra juventud se pierde en ese tipo de cosas y ni siquiera tienen la oportunidad de ir a la escuela, graduarse o tener una carrera. Mientras pienso en esas cosas, Lois me saca de mis pensamientos, pone su mano en mi brazo expresando con un tono comprensivo. 

—Hoy irás temprano a casa, yo hablaré con el doctor de turno para que sepa—. Quiero reprochar, pero no me permite hacerlo. —No quiero oír excusas, te irás a casa, hoy ha sido un día difícil—. Le dedico una media sonrisa, la verdad tiene razón, no me caería mal un descanso por este día. Llegamos al hospital, recojo mis flores y me voy a casa en mi moto, llego subiendo los escalones para entrar a mi departamento.

 Meto la llave girando la perilla, abro y avanzo hasta la sala, dejando las flores en la mesita que está en medio de los muebles.

 Las observo de lejos atentamente, no tengo idea si aceptar o no esa cita, cierro mis ojos soltando aire para luego ir a mi habitación.

 Al cruzar la puerta escucho unos sonidos extraños, enciendo la luz para darme cuenta de que esos sonidos son gemidos y los emite mi querida hermana Sue. Está encima de un tipo cabalgando como si estuviera en un caballo. 

—Carajos—. Salgo de la habitación de inmediato, ladeo mi cabeza para sacar esa imagen.

 Jamás pensaría ver a mi hermana follando con nadie, hago cada de asco y voy a la cocina para tomar un poco de agua. Minutos después sale Sue, tiene una de mis pijamas, yo la miro con recelo y muevo mi cabeza con desaprobación, ella se ríe de manera avergonzada. 

—Lamento eso—. Expresa señalando la habitación. 

—¿De verdad Sue, en mi cama? Tú no tienes respeto por mi casa, eres una desvergonzada, ¿Quién es ese tipo?. 

—¡Ay, ya no seas así! Él es un amigo, ¿recuerdas el empalagoso?—. Me quedo boquiabierta. 

—¿Amigo Sue? ¿De verdad follas con quién primero se te atraviesa?—. Gira sus ojos resoplando. 

—No seas así, él es buen chico, además toca la guitarra.

 —No lo puedo creer, eres una...—. Estoy a punto de lanzar un insulto, pero en ese instante sale el susodicho, miro a otro lado incrédula de esta situación, él se acerca y a mi hermana no se le ocurre algo mejor que presentarnos. 

—True, él es Angelo es mi amigo—. Yo miro al chico que se ve de la edad de ella, hago una mueca de lado y lo único que hago es asentir la cabeza.

 —Un placer, conocerte Sue, me habla mucho de ti—. Yo cierro mis ojos a medias astas. 

—Si, ya veo—. Él se pone incómodo y se despide de mí y mi hermana, ambos caminan a la puerta, y ella le planta un beso que siento, se lo va a tragar. Cierra la puerta dándose media vuelta para reír como niña traviesa. Yo la miro con cara de decepción. 

—¿Qué? Ay, por favor no me mires así, yo tengo necesidades hermanita y...—. Hace una pausa mirando la mesita de la sala, levanta una ceja y me mira con una sonrisa traviesa para preguntar. —¿Y eso, un hombre? ¡Oh, por todos los cielos!—. Me cruzo de brazos dándole la espalda, ella corre para ponerse frente a mí y así poder insistir que le cuente todo. 

— Déjame en paz, no te diré nada, además eso es solo un regalo de alguien agradecido, no es nada de lo que piensas—. Ella niega con su cabeza. 

—No me quieras ver la cara True, alguien agradecido únicamente dice gracias, eso... Eso es de un hombre interesado por ti. Por favor, dime, porfis, porfis—. Junta ambas manos en señal de súplica, yo quiero hacerme la difícil, sin embargo, tengo curiosidad por preguntarle a mi hermana, ya que ella tiene más experiencia que yo en esas cosas de hombres.

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