Nathaniel estaba, todavía, en la cama cuando escuchó un golpe brusco y la puerta de su habitación se abrió. Se levantó bostezando y fue a buscar una taza de café. Su cabello estaba desordenado, luciendo cansado. Comenzó somnoliento.

—¿Qué está pasando? ¿Qué es tan importante que tuviste que invitarte aquí? ¿No podemos simplemente hablar en la oficina?

Arianna pateó algo a su lado y miró el lugar de Nathaniel con desaprobación.

—¿No puedes al menos limpiar este lugar? Mejor aún, ¿no puedes contratar a alguien para que lo haga por ti? ¡Mira este lío!

—¿Quién vendría a limpiar? Además, vivo aquí solo y no tengo que cuidar a nadie ni necesito la ayuda de nadie. —Nathaniel se tumbó en el sofá y apoyó las piernas en la mesa de café mientras sorbía su café—. Siéntete libre de sentirte como en casa.

Las cejas de Arianna se fruncieron mientras miraba alrededor de la habitación. Vio un taburete de bar y se sentó en él.

—¿Has oído? Henry fue atrapado y está detenido en algún lugar.