Alexander levantó la mano y acarició suavemente la espalda de Lily mientras la consolaba. “Si no puedes controlar el alcohol, no deberías haber bebido tanto. ¡Es peligroso si te emborrachas ahí fuera!”.

Estaba agradecido de que Lily pudiera regresar a casa sana y salva y aliviado de haber vuelto en el momento justo para dejarla entrar. De lo contrario, Lily se habría quedado afuera.

Lily miró a Alexander y sonrió tontamente. “¡No bebí mucho! So… solo...”. Ella le mostró su mano y lo agitó frente a él.

Intentó contar los dedos con la otra mano: “U… uno, dos, tres. ¡Solo cinco copas! ¡No era tanto! Déjame decirte, ¡Jenny era la que había bebido demasiado! Después de los primeros cinco minutos, ¡ya estaba bo… borracha! Jejeje...”.

Alexander se quedó sin palabras. Lily era una mala bebedora. Ya estaba en ese estado, pero aún tenía fuerzas para burlarse de los demás.

“No tienes permitido beber sin mi presencia”, le ordenó Alexander, decidiendo que necesitaba establecer algunas reglas o