”Entonces, llévame a ver a Nigel”.

Comparado con Nellie, Nigel era más comprensivo. Sería más fácil consolarlo a él primero.

Anne asintió, y suavemente ayudó a Luna a bajarse de la cama.

Acababan de llegar a la entrada cuando escucharon una conmoción proveniente del pasillo de afuera.

Desde la distancia, Luna escuchó la voz de una mujer de edad mediana enojada.

“¿No está despierta ya? Escuché que ella fue al cementerio a ver a su hijo ayer. ¿Qué hay de mi hijo? ¿No ha ido a ver a mi hijo? Ya somos tan viejos, ¡y solo tenemos un hijo! Es un artista talentoso. ¡Las cosas que él podría crear no tienen precio! Perdió la vida por culpa de esa mujer…”.

Luna escuchó vagamente los ruidos que venían de afuera, y frunció el ceño un poco.

Esta voz era bastante familiar.

“Aquí vamos de nuevo”.

Anne ya había abierto la puerta, pero cuando escuchó esa voz, no pudo evitar suspirar y cerrar la puerta una vez más.

Ayudó a Luna a regresar a su cama. “Esto continuará por bastante tiempo. Espera