“¡Esto es un chantaje emocional y moral!”.

Anne miró enfadada a Celeste. “Es cierto que a su hijo le gustaba Luna, pero Luna le había dejado claro que ella no se casaría con él, y que tampoco estaría con él. Sólo podían ser amigos”.

“A Theo le gustaba Luna, e incluso sacrificó su vida por los hijos de Luna. Aún si todos nos sentimos tristes por eso, no puede usar esto como una obligación para que Luna se case con una persona muerta, viviendo la vida de una viuda por el resto de sus días, ¿no cree?”.

Celeste se burló, ignorando las palabras de Anne. Bajó la cabeza y miró a Luna burlonamente. “Te pregunto, Luna: ¿estás dispuesta a hacerlo o no?”.

Luna, que estaba de rodillas en el suelo, cerró los ojos deprimida.

“Lo lamento”.

Los ojos de Celeste se llenaron instantáneamente de ira, al escuchar la respuesta de Luna.

“¡Nuestro Theo sacrificó su vida por ti! ¡Solo te pido que te cases con él y que no tengas otros hombres por el resto de tu vida! ¿Acaso te mataría no volver a estar c