Joshua no tuvo respuesta para la pregunta retórica de Adrian.

Josué cerró los ojos, y sintió como una gran decepción se apoderaba poco a poco de él.

“Soy tu hijo, ¿sabes?”.

¿Acaso sus pensamientos y sentimientos no le importaban a Adrian en absoluto? Parecía que solo los de Hailey eran importantes para él.

Adrián sonrió. “Es precisamente porque eres mi hijo que quiero que estés con la mejor mujer del mundo”.

Adrian miró a Joshua con una expresión fría y escalofriante.

“Admito que no me agradas mucho. Aunque las cosas estaban bien con tu madre, luego de que ella muriera mientras te daba a luz, yo estaba bastante renuente a verte después de lo sucedido. Dejé Ciudad Banyan y te dejé con tu abuela para que te criara. Pero a pesar de eso, al final sigues siendo mi hijo, y sigo queriendo verte feliz. Con eso dicho, solamente la chica que arreglé para ti puede traerte felicidad, pero me desafiaste una y otra vez…”.

Adrián se burló. “Pensé que solo estabas confundido, y por eso ayudé a