Jim frunció el ceño mientras miraba a Charlotte. "¿No odiaste siempre comer cordero?".

Él recordaba claramente que el número nueve y el número doce se hicieron muy amigas por eso. El número nueve odiaba el cordero, pero desafortunadamente, el orfanato lo servía en sus comidas frecuentemente, y por eso ella se hizo amiga del número doce, que adoraba el cordero y estaba dispuesta a dar sus verduras y su pan a cambio del cordero.

En aquel momento, Jim se quedó perplejo y le preguntó al número nueve por qué estaba dispuesta a dar el cordero a cambio de verduras y pan. Era evidente que no era un intercambio justo.

Sin embargo, en ese momento, ella le había dicho con una sonrisa que, como ella no lo necesitaba, estaba dispuesta a sacrificarse y dársela a otra persona que la necesitará más que ella.

Debido a esto, Jim se había enamorado de la actitud alegre y bondadosa de esta joven, y había guardado ese recuerdo cerca de su corazón, a pesar de que él sólo vivió un mes en el orfanato.

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