Roanne estaba totalmente aturdida por el repentino comportamiento agresivo de Charlotte.

Ella se mordió el labio y levantó la cabeza para mirar a Charlotte, la sangre aún brotaba de la comisura de sus labios. "Charlotte, no tengo idea de porque estás tan enojada".

Roanne solo estaba diciendo la verdad; ella no entendía por qué Charlotte estaba tan furiosa.

Ya fuera en el orfanato o después de que ellas habían escapado de aquel horrible lugar, Charlotte siempre fue la que le gustaba el cordero.

Cuando ellas aún estaban en el orfanato, una niña llamada número nueve solía ofrecerle su cordero a Charlotte, a cambio de unas verduras y un pan.

Aunque Roanne era una niña tímida, que el resto de los niños acosaban constantemente, ella sabía lo que estaba sucediendo y tenía un recuerdo vivido de esa niña amable.

Esto se debía a que cada vez que el número nueve obtenía las verduras y el pan, ella le daba la mitad de su comida a Roanne en secreto.

Gracias a la amabilidad del número nueve,