Al ver que Joshua se había subido a su coche, Luna también colgó la llamada y se subió al asiento trasero.

Joshua entrecerró los ojos, intercambió una mirada con Luna y dijo: "Llévanos al hospital".

El conductor asintió y encendió el motor.

El Maserati negro se alejó rápidamente.

Bonnie, que se quedó sola, observó cómo el coche se hacía cada vez más pequeño con una expresión desconcertada.

Ella frunció el ceño, exasperada, y se dio la vuelta para subirse a su Ferrari.

Tan pronto encendió el motor, notó una lancha aparcada junto a la orilla. Parecía que estaba a punto de zarpar, pero unos hombres vestidos de negro se lo impidieron.

Bonnie reconoció que los hombres eran los subordinados de Joshua. Ella curvó los labios en una sonrisa y encendió el motor animadamente y, procedió a perseguir el coche de Joshua y Luna.

Cuando Joshua y Luna llegaron al hospital, Celia todavía tenía a Neil como rehén en la habitación de la Abuela Lynch.

"Ya tienes más de setenta años. ¿De verdad cr