Narrador Omnisciente.El benefactor no sabe cómo reaccionar, no tiene idea de cómo hablar o obligarse a aterrizar, y uno de sus hombres siente como sus pantalones se mojan al ver la columna vertebral casi por fuera del ser que camina sin emitir un solo sonido. Nadie lo reconoce, pero es un tonto que también creyó en el error de que era fuerte frente a los rusos. La figura se aleja perdiéndose entre los árboles tal y como lo tienen y lo han tenido durante años, perdiendo su identidad totalmente, siendo convertido en una mascota después de tantos experimentos con las creaciones que ahora sirven para otros. Eso es ser enemigo de un Mikhailov y ellos se creyeron lo suficientemente fuertes para cazarlos. Que estúpidamente equivocados estaban.—Eso... no... solo...—No quiero cobardes, quiero que a todo lo que vean le disparen. —demanda con su voz casi fallando. Las piernas le tiemblan y la cara la siente fría y húmeda por el sudor que le cubre, pero no puede dejar ver cuan aterrado se en
Narrador Omnisciente.El oxígeno les falta, no se pueden mover y ahora todo les parece aterrador hasta los pasos que los rodean como predadores, quienes sienten que caminan velozmente, pero estos solo los rodean con toda la calma que posee un ser que sabe su presa no se escapará más. —¡La salida, Vera! La mujer vuelve a correr en contra de lo que su cuerpo le pide ya que por más que la curación rápida sea efectiva, en su caso no le fue administrada con las dosis correctas. No tienen el mismo efecto y empieza a sentirlo cuando los mareos inician y las arcadas regresan. No puede detenerse, pues es obligada a andar, no a su ritmo sino al que le exigen tanto el coronel como sus temores.Trata de respirar para descifrar el camino que se forma sobre la nieve, que ella reconoce como el recorrido que deben hacer para salir, por lo que le mete rapidez a sus piernas, yendo por el sitio marcado hasta que un edificio se yergue frente a ellos. Hay una edificación, hay una carretera. A eso se af
Narrador Omnisciente.—No pueden torturar a un mandatario de la ley. —la última opción de Marcell de escapar es su cargo. —Hay reglas en la mafia rusa. No pueden aplicar esto…—Lastima que no lo seas oficialmente. —se jacta la hija menor de Dante, aplastando su última esperanza. —La mejor tortura que puede existir es destrozar la mente a base de pruebas con lo que vivirá. —lo encara Zarya. —Eso es lo que se maneja en mi familia, y es lo que vivirás tú. Cadenas son arrastradas por el piso, grilletes son chocados entre sí causando un golpeteo singular que le eriza la piel. De ambos extremos aparecen los comandantes que lo hacen retroceder al ver lo que sostienen entre las manos. —No están autorizados para trabajar con la mafia. —quiere alejarse de ellos. —Esto los va a mandar a la prisión por...—¿Trabajar? —cuestiona Bennett. —Yo no trabajo para nadie, coronel. Solo estoy devolviendo lo que hiciste a mi padre, envenenar a Isaac. Haberle disparado a mi mujer—, lo levanta a las malas,
Bennett En una cosa tiene razón Vera, sólo en eso le doy la razón al igual que Zarya a quien observo. Lo que tanto profesan como amor no se hizo para mí, porque esa cursilería barata de cartitas de rosa y palabras tontamente empalagosas me parecen inservibles y sin nada de provecho. Lo mío por la mujer que tengo enfrente es mayor a eso. Amor, es una palabra tan pequeña e insultante para lo que en verdad creó en mi pecho, que aún no puedo descubrir la magnitud total de ello. Observo a Briana que me da una mirada fugaz antes de enfocarse en la cosa con pañales que tiene en los brazos, lo cual me remueve algo en el pecho al darme cuenta que es otro Evans en el mundo. Uno más. Me cuestiono si un día decidiese crear algo con mis genes y mi respuesta se da por sí sola al clavar la mirada en la mujer de ojos azules que tomo de la mano. No quiero compartirla con nadie, esa es mi respuesta decisiva. Con nadie que la separe de mí. La hago caminar lejos del edificio que deben limpiar, no
Bennett.—Come. —desliza el plato con macarrones iguales a los que degusta. Solo que en menos cantidad en mi plato que en el suyo. Pareciese que quien no comió en días fue ella y no yo. Mezquina. —Me esforcé porque tuvieras algo que comer, valoralo. —agrega dándome una mísera parte y aún así quiere que se lo agradezca la muy...Ya ni sé cuántas veces la he visto cocinar. La vida es tan impredecible que nunca me imaginé que aquella niña que vi con flores en el pelo cual planta decorativa, la chica que se colgó de los brazos de dos tipos en la fiesta de Laurence esa noche y quien me sacó de quicio en ese club como la intolerante loca que es, me haría comida. —Casi te lo terminas todo así que es más por tí que por mí. —exclamo sin quitar la mirada de la comida. —¿Esa cantidad no es una exageración? —cuestiono señalando su plato con la mano que sostengo el vaso. —Puedes terminar con ella, pero ¿no crees que es demasiado?¿Dónde le cabe tanto?—No te metas con mi comida, Soberbievans —a
Bennett.Un cuerpo diminuto se mueve a mi lado cuando despierto sin abrir los ojos.su mirada penetrante la siento estudiar como si fuese su trabajo en la vida. Me analiza por varios segundos sin moverse, pero es fácil darse cuenta cuando una persona como ella no aparta sus ojos de alguien. Suelta un suspiro hondo que saca todo ese sentimiento hacia mí con el que se ahoga, subiendo mi soberbia de tener a la mujer más buscada de Rusia nadando en el amor que profesa. —Aparte de enamorada también maquinas como matarme mientras duermo. Nunca cambiarás, serpiente. Le hago saber que estoy despierto. —Eres insoportable. —murmura queriendo escapar de mis brazos, pero sigo sosteniéndola. Mal por sus planes, la tengo de varias maneras encadenada a mi.—Y así sigues amándome, niña. Tanto que estás pensando en cuán débil eres por estar en mi presencia. —suelto abriendo los ojos para verla directo a los suyos. —No eres la Boss, ni la serpiente rusa. Mucho menos la entrenadora de voiny ada o los
DamienLa reunión está comenzando a verse casi completa con todos los asistentes, unos tras otros desfilan por el lugar al llegar. Americanos, suizos, alemanes, suecos, coreanos, checos e innumerables más. Cada uno de ellos toma su lugar en lo que parece una convención de gobierno, pero en realidad son los que están detrás de cada uno de ellos. Las miradas se posan en la mujer a mi lado y percibo cierto temor de su parte, pero prefiere enfocarse en nuestra hija que requiere más atención que alguien a quien puedo poner en regla para que dejen de susurrar estupideces o irrespetar a quien deben idolatrar. Mi hermana llega, más descansada y más recuperada. Todos actúan del mismo modo al verla. Al parecer no está tan tensa como antes, lo que quiere decir que sus ideas están ya resueltas. Es mejor para que no interfiera en su mandato.El tiempo que no estuvo al frente le está pasando factura, pero no se dan cuenta de que a un Mikhailov no se le puede arrebatar lo que es suyo. Nunca lo ha
Damien. —Quiero ofrecer disculpas aquí frente a todos por...Su voz se quiebra al ver la señal de Briana para los voiny ada que obedecen colocándose a cada extremo del árabe. —Quiero un amparo... hacer uso del exilio que...—Denegado. —suelto con mi hija en un brazo. —Agradece que no sabía, ni tengo conocimiento de lo hiciste realmente, aunque puedo darme una idea, pero como mi esposa lo dijo, puede hacerlo sola. Briana me mira por encima del hombro en lo que todos callan. —El destierro puedo aceptarlo sin pedir nada más para...Entre los dos voiny lo fuerzan a caminar, este se mueve mirando a mi dirección y al de todos los que podrían hacer algo para abogar por él, pero ninguno se inmuta. —Tengo claro que no sabías de quién era la hija que crecía en mi vientre, pero eso no quita que quisiste obligarme a ir contigo. —mis ojos se clavan en el tipo que ahora es puesto de rodillas frente a Briana. —Soy un príncipe, en mi cultu... —No puede hacer eso. No era parte de la dinastía cu