Un par de semanas después cuando Sol y su hijo ya estaban totalmente fuera de peligro, ella y Estrella empezaron a preparar sus maletas con entusiasmo para viajar. Cuando de repente alguien llamó la puerta.Sol se fue abrirla y cuando Alice entró acompañada de sus hijas, Martha y Ava, Estrella salió corriendo para abrazarlas para recibir con todo cariño a sus amigas.–Alice, no esperaba verlas por aquí tan pronto. –Habló Sol viendo como su hija se agarraba al cuello de Ava.–Necesito hablar sobre algo muy importante contigo antes del viaje, cariño. –Contestó Alice y Sol la miró con preocupación.–Martha y yo llevaremos a nuestra pequeña princesa a tomar un helado mientras hablan. – Anunció Ava mirando a Estrella con complicidad y la niña esbozó una enorme sonrisa.–¿Puedo mamita? –Preguntó Estrella dando saltitos delante de su madre.–Claro que sí mi amor, ve a tomarte un helado bien grande y pórtate bien con Ava y Martha. – Contestó Sol.–¡¡Gracias mamita, gracias!! –Gritó Estrella d
En Londres ya era de noche cuando Sol llegó con su hija. A pesar de estar lloviendo las dos miraban todo maravilladas. Estaban muy entusiasmadas con su nueva vida en aquel país. Entrando en el aeropuerto una voz detrás de ellas les llamó la atención.–¿Solange Robledo? –Preguntó un hombre alto, con unos penetrantes ojos verdes, que les sonreía con amabilidad.–Sol, me llamo Sol y esta es mi hija Estrella. –Contestó la chica y el hombre se fijó en la niña que lo miraba con el ceñito muy fruncido. –Me imagino que eres el señor De Santis.–Llámame Fabrizio, por favor. –Contestó y ella asintió con una sonrisa amable.Fabrizio conocía bien la situación de la chica, ya que exactamente por eso se la habían enviado a él. Era un exmilitar que después de abandonar el ejército decidió utilizar todas las virtudes que tenía en el campo guerra para convertirse en un temido empresario, que ahora estaba dispuesto a cuidar de aquella chica y de su hija.–Es un placer conocerte Fabrizio. –Respondió Sol
Sasha estaba sentado en su moto mirando la casa de la familia de Damian, sonriendo para sí mismo. Pensando en lo fácil que había resultado ser convencer a Heidy de hacer aquella locura.Era el aniversario de matrimonio de los padres de Damian y Sasha le había exigido a Heidy que si quería estar con él debería hacerlo a su manera.Al principio Heidy pensó que aquello era una locura, porque ella sabía lo que significaría para su familia lo que Sasha estaba planeando, pero él le había asegurado que no necesitarían más el apoyo de Damian, porque con él lo tendría todo.Además, que Heidy pensó que su primo Derek estaba deseando que aquello pasará. Él necesitaba ver a su prima casada con un Hoffman para poder empezar su venganza y ella pensaba que podría convencer a Derek de perdonar la vida de Sasha, así con todo los Hoffman borrados de faz de la tierra él sería el único heredero de toda aquella inmensa fortuna.Sasha la vio salir de la casa mirando de un lado y podía notar que estaba nerv
Cuatro meses después.–¡¿Cómo está la mamá más hermosa de esta empresa?! –Exclamó Fabrizio entrando a la oficina, con Estrella que iban dando saltitos delante de él. Ya que el italiano se encargaba de recoger a la niña todos los días en el colegio.–Pues con los pies hinchados, y con un dolor insoportable en la espalda, pero inmensamente feliz. Porque ya tenemos los nuevos envases para nuestros cosméticos, hechos a base de productos reciclados y reciclables. –Anunció Sol girando su silla para verlos y Fabrizio se dio cuenta de que tenía los pies descalzos. –No podemos vender productos que tengan el noventa por ciento de ingredientes de origen natural, metidos en envases que contaminan nuestro medioambiente. Tenemos que buscar la manera de que nuestros productos sean eficaces, tan buenos para la piel, como para nuestro planeta.Fabrizio la miró maravillado y se acercó a ella mirándola con curiosidad.–Hablas como toda una empresaria, ¿se puede saber dónde has aprendido todo esto? –Preg
Había llegado la Navidad, la primera en que la familia Hoffman había tenido que separarse. Ava, Martha y Kilian habían viajado a Londres para pasarla con Estrella y Sol mientras que Alice y Scott habían decidido quedarse en Griffin para estar con los abuelos Mike y Meghan, y su hijo Sasha. Cuanto a Daniel…bueno, Daniel había elegido estar solo. Se sentía como si estuviera muerto en vida por la pérdida de su esposa y no quería que su familia viera esa imagen de él.En Londres Ava se había dedicado enseñarle a Estrella la famosa receta de tortitas con pepitas de chocolate de la familia Hoffman mientras Kilian preparaba la mesa para cenar y Martha le enseñaba a Sol todo lo que Sasha había comprado para el bebé.–Como este pequeñín todavía no se deja ver, Sasha ha comprado varias ropitas de color neutro. Mi hermano dedica ahora la mayor parte de su tiempo a entrar y salir de tiendas de bebés. –Afirmó Martha colocando varias prendas sobre la cama de Sol, que las miraba con ternura pensando
El viaje en el avión fue extremadamente largo para todos. Sol no tenía cabeza para pensar en nada que no fuera Meghan al igual que los demás. Hasta Estrella estaba preocupada por la matriarca de los Hoffman y su bebé, que era tan inquieto, en aquel momento no daba ni una sola patada dentro del vientre de su madre.En hospital Scott y su hermano pequeño, Jamie, daban vueltas de un lado a otro esperando a que su madre despertará mientras que los demás buscaban cualquier cosa en la sala de esperar para mantener la mente ocupada.Cuando Sol llegó acompañada de los hermanos Hoffman todos se giraron para verla y tanto Alice como Scott la recibieron con todo su cariño.–¿Cómo está Meghan? –Preguntó Sol preocupada.–Ella está bien, Meghan es una mujer muy fuerte. Los médicos nos han dicho que está fuera de peligro y ahora solo estamos esperando a que se despierte. –Contestó Alice para tranquilizarla y la chica no pudo evitar pasear la mirada por la sala de espera y Scott se dio cuenta de a qu
Durante los días que habían pasado desde el regreso de Sol a Griffin, Sasha había buscado cualquier excusa para intentar acercarse a ella, pero por Estrella estaba obligado a mantener una distancia.Sasha sabía que no le habían permitido a la chica acercarse a la Fundación para no estropear la sorpresa que tenían para ella, pero sabía que Sol pasaba la mayor parte del tiempo en uno de los almacenes de la Fundación que estaba lejos del centro y que utilizaban para guardar todas las donaciones de ropa y alimentos que iban llegando de todas las partes del país.Cuando llegó al lugar Sasha pudo escuchar desde la planta baja como Sol y Ava hablaban sobre algo y subió las escaleras despacio intentando escucharlas, sujetando un cuadro que para él era muy especial.–¿De verdad está tan cerca? –Preguntó Sol mirando por el ventanal y Ava asintió.–Prácticamente al otro lado de la calle. –Contestó Ava resoplando. –Hacía mucho que no venía a este almacén, porque con él que tenemos en la Fundación
Sasha no tardo en darse de que la fiera que había dentro de Sol estaba a punto de resurgir cuando la vio recoger la botella del suelo acercándose a Samantha, que seguía intentando secar la champaña que había tirado sobre él.–¡¡Sol la botella no!! –Exclamó Sasha esperando que pasará lo peor, pero se quedó boquiabierto cuando Sol agarró la mano de Samantha con amabilidad y le entregó la botella de champaña.–Querida, creo que el señor Hoffman ha dejado bastante claro que no necesita ayuda. Como puedes ver es un hombre adulto que puede secarse perfectamente solo. –Aseguró Sol con un tono tranquilo y girándose para ver a su hija que estaba en los brazos de Fabrizio mirándolos con curiosidad, al igual que otros invitados.Samantha la miró desconcertada. Sol hablaba con un tono tan suave que hasta le dio miedo, porque su voz sonaba pacifica, pero su mirada parecía la de una leona que estaba a punto de saltarle a la yugular.–Yo solo quiero ayudarlo, porque ha sido mi culpa. Yo no tenía la