Los resultados llegaron a nuestras manos un par de días después de haber realizado diversos estudios a mi persona, con mucho miedo traté de prestar atención a las palabras del médico frente a nosotros, mis manos temblorosas tomaban con fuerza las de mi pareja, presentiamos que nada bueno se avecinaba. —Después de analizar varias muestras de sangre y varios estudios cansados para ustedes, los resultados han llegado. —los ojos del hombre frente a nosotros, junto con su voz lenta y pesada nos dió la noticia de forma calmada. —Los análisis fueron hechos varias veces para confirmar, dando un resultado preciso de un tumor maligno en su cerebro. —sabía lo que había escuchado, mi cabeza tenía claro que nada bueno era lo que había llegado a ella. No dije palabra, fueron un par de segundos en shock, hasta que escuché su voz, Dean agradeció de forma calmada al médico que entendiendo la situación salió dejándonos un momento a solas. Escuchar su voz quebrandose poco a poco fue el detonante que
Había jurado protegerlo, amarlo y respetarlo hasta que la muerte nos separe, ese momento había llegado mucho antes de lo esperado, de una forma lenta y cruel, haciéndome saborear el destino fatal a nuestro corto matrimonio, la oscuridad me cubría, todo me daba miedo, era un hombre adulto, de treinta y siente años, temiendo por lo que vive en mi mente, sentándose pacientemente, esperando con total paciencia el momento justo para atacar. La depresión había llegado a mi vida una vez más, él era lo único que me hacía feliz, olvidar lo malo y aferrarme a la vida, ahora que ya no estaba ese rayo de luz iluminando el camino ¿qué debía hacer a continuación? con esta oscuridad ¿qué camino debía de tomar?Cada dos días me paraba frente a su tumba, el dolor quemando mi pecho, las lágrimas cayendo con desesperación, mis ojos no dejaban de estar hinchados debido al llanto, mi garganta irritada gracias a los gritos que durante semanas dejó ir. En mis manos sus flores favoritas, su nombre marcado en
Abrí los ojos encontrándome en mi habitación, había tenido un sueño demasiado largo y extraño, tan real que aún me causaba escalofríos, sentí un calor conocido en mi espalda, sus brazos me apretaban con fuerza desde mi cintura, me acurruco con gusto, en ese momento me sentía tranquilo al tenerlo a mi lado, a los pocos minutos Dean se separó de mí, sin querer que se alejara lo llamé a la cama, pero sus respuestas extrañas me hicieron volverme a verlo con confusión. De la nada se estaba confesando ante mí, mi amigo con derecho estaba diciéndome sus sentimientos con tal desespero que me costaba entender con claridad. Sus ojos me miraban con nostalgia, con un miedo inexplicable y algo más, sus brazos me rodearon, apretando mi cuerpo con cuidado, susurraba por lo bajo alguna cosa que no lograba escuchar, se alejó varias veces y camino de un lado a otro por la habitación. Sus ojos se volvían en mi dirección, yo no hacía más que observar en silencio, diez minutos después se sentó a mi la
Cargando su cuerpo en mis manos, sintiendo el tibio calor en la habitación, viendo sus ojos vibrantes en pasión, sonreí por lo bajo dejándolo de forma lenta sobre la enorme y mullida cama, esperando con paciencia la señal para comenzar a recorrer con mis manos su suave y húmeda piel, tragando duro, mi corazón latiendo con una fuerza increíble, había visto su cuerpo desnudo cientos de veces, su voz caliente susurrando en mis oídos miles de veces, pero aún así sentía los nervios a flor de piel, como si todo estuviera pasando por primera vez. Habíamos decidido tomar unas vacaciones en una pequeña isla cerca del país, la playa con su tibia arena blanca y las suaves olas del mar que hacían olvidar todo lo malo, cada problema desaparecía ante la vista que se posaba frente a nosotros en la habitación del hotel, pero nada se comparaba a la vista que en esos momentos mis ojos disfrutaban, Noel me miraba con sus ojos caídos, respirando agitado, su garganta soltaba pequeñas maldiciones en cua
Dejé ir un suspiro lleno de nervios, mis manos sudaban y mis ojos iban de un lado a otro, estaba por tener un ataque en cualquier momento, mi madre se acercó a mí, en silencio me sonrió, no habían estado de acuerdo en mi compromiso y mucho menos en haber adelantado la boda tanto tiempo, pero ahí estaban, sonriendo mientras me veían ser carcomido por los nervios, apoyándome en cada decisión, firmando su consentimiento para unir mi vida a la de ese hombre, hombre que me había transportado a un mundo nuevo, me había hecho sentir amado y en completa felicidad, el hombre que me hacía creer que el verdadero amor existe y que me lo merecía. —Puedes estar nervioso, es normal, yo también temblaba de miedo el día de mi boda. —su voz suave me hizo sonreír. —Tu padre no era el más Santo de todos los hombres y temía con el alma el que me dejara platanda, pero cuando llegó el momento y lo ví ahí parado, al final del pasillo, con sus ojos llenos de lágrimas, mirándome. Fué que entendí que había to
Tenía dieciséis años cuando me pararon frente a él,un hombre arrogante que no hacia más que mirar por encima del hombro a los demás,un hombre que manejaba cada cosa con dinero,que de seguro no sabía hacer nada por si mismo y que tenía un ejército de sombras a sus espaldas. Ese tipo de hombre, es con quien me comprometieron. *** Era un día normal para mi,un día como cualquier otro, salir del Colegio e ir directo a casa para ayudar a mi familia en lo que fuera necesario. O eso creí hasta llegar a casa. Al abrir la puerta lo primero que recibí fue un plato de plasticó en mi rostro,entre preocupado y me encontré con mi madre buscando algo con desespero por toda la sala. Ella siempre a sido un tanto extraña pero nunca había llegado a tal extremo de poner patas arriba nuestra casa,la "mamá loca del órden" Estaba tirando la casa por la ventana buscando sabe Dios que cosa. Me acerqué con cuidado a ella y me senté de rodillas a su lado,no se percataba
Tocaron a la puerta y mi madre saltó del sillón hacia ésta en dos segundos, sacudió su ropa y arreglo su cabello, dejó ir un suspiro para por fin abrir la puerta y dejar pasar a la persona del otro lado,que con lo que mi madre tardo en abrir la puerta sería una sorpresa que aún estuviera ahí fuera. Un hombre mayor fue el primero en entrar,lo siguieron dos hombres más jóvenes a sus espaldas con cara de pocos amigos,curioso observe a cada una de las personas frente a mí. El anciano tendría unos setenta años más,con un traje hecho a la medida,un Rolex en su mano izquierda y un anillo dorado en su mano derecha, a simple vista te dabas cuenta que era un hombre que nadaba en dinero. En cuanto a los dos hombres de unos treinta años tenian una postura muy recta y en todo momento tenían cara de odiar al mundo,sus trajes negros y auricular en uno de sus oídos gritaba a kilómetros "Guardaespaldas". Mi madre llamó mi nombre haciendo así que toda mi atención se dirigiera hacia ella,me hizo señ
Mis manos aún temblando y mis ojos rojos de tanto llorar, una mujer se acercó a mi sentándose a mi lado. La mire y sonreí aceptando la taza de té que me ofrecía con una sonrisa,de esas radiantes que transmiten tranquilidad. Bebí algo del té y después de unos segundos de silencio la mujer habló. —Lamento que tu primer impresión de Ethan sea así de desastrosa pido disculpas en lugar de mi hijo—Dejé la taza de té a un lado en la pequeña mesita y me volví a verla. —No se disculpe por favor—la tomé de la mano y sonreí—Acepté este compromiso sabiendo que no todo saldría como en cuentos de hadas—Roxanne acarició mi mejilla con su otra mano—Pero daré mi mejor esfuerzo por cumplir con los deseos de mi abuelo—los ojos de la mujer brillaron. —Tus padres deben de estar muy orgullosos de tí pequeño—escuchamos la voz suave de la abuela y ambos volteamos a verla. —¿Como esta la mejilla de Ethan?—pregunta la mujer a mi lado. —Un poco roja y algo hinchada pero nada que no se le pase en un rato—so