(38)

No pude dormir en toda la noche. Ahora sabía mi pasado, incluso antes de que yo naciera. Fue sorprendente haber descubierto tantas cosas. Ya era de madrugada, eran las cinco. Hacía frio en el lugar, ya que estábamos en un área boscosa. Clarisa después de haberme contado su gran secreto, se fue a la cama tranquila, quizás era algo que estaba esperando hacer desde hace mucho tiempo. Pero a pesar de que sabía otra parte de mí, ahora en ese momento solo pensaba en Alejandro. Se había comportado como un idiota, pero lo amaba a pesar de todo. Podría ser el más malo de la mafia y aún seguiría amándolo, pero era totalmente cierto, que Alejandro tenia dos caras muy diferentes. Enfrente de mí era un amor, mientras que ante su familia y los demás, era un hombre de carácter, difícil de persuadir y con poca tolerancia.

Antes de que todos se despertaran, decidí volver a casa por mi cuenta. Me puse ropa que encontré en mi valija que estaba en la entrada de la casa, para después pedirle al chofer que
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