Llegamos a la habitación y tuve que esperar una maldita eternidad hasta que el condenado se duchara y cambiara, no entiendo para qué tenía que hacer eso, solo hablaríamos, no era como si fuéramos a una fiesta de gala. Suspiro viéndolo salir del closet con su habitual traje, haciéndome gruñir.—¿Es en serio Reece?, vamos a tener una conversación, ¿Por qué te pusiste eso?—Jamás se puede perder el estilo Amore Mio —bufo con fastidio, esta demente ya no hay duda de eso.—Como sea, ¿puedes hablar de una buena vez? —Asiente tomando lugar a mi lado.—¿Mamá estaba contigo cuando la encontraste?—Sí, parecería querer matarla, así que imagino que no termino nada bien.—No, y en realidad no sé cómo no está muerta —lo observo con asombro.—¿Tan malo fue? —gruñe pasando las manos por su pelo.—La maldita se acostaba con mi padre, me enamoré como un imbécil de ella y mientras yo le bajaba el cielo y las estrellas, ella se cogía a mi padre.«¡Rayos, eso sí, fue una cagada fuete!».—Así que por ell
Reece salió de la habitación y no podía dejar de darle vueltas a lo que había pasado, la conversación tomo un rumbo que no imagine, lo sentía muy cerca a mí y eso no me estaba agradando, no sabía con qué intensiones lo hacía y eso me daba miedo, jamás me sentí tan bien con el cómo ahora, así que por eso lo necesitaba lejos de mí, las sensaciones que me hizo sentir me asustaron, no podía enamorarme de él, si eso pasaba, estaría perdida y no iba a permitir eso. Salgo de la habitación para bajar a la cocina a buscar algo para comer, esa conversación con Reece me dio hambre. Cuando entro me encuentro de frente con una hermosa chica de unos veinte años, comiendo un pedazo de emparedado como si se le fuera la vida, sonrío haciendo ruido con mi garganta para llamar su atención, la chica se detiene para poner la mirada en mí.—Lo siento, Dimitri me dijo que podía comer lo que quisiera —Asiento sonriéndole.—No te preocupes, parece que si tenías mucha hambre —río viendo como deja el empareda
Nos quedamos en silencio y empezamos a comer, no sabía mucho de comida italiana, así que él fue quien escogió para mí, como un poco de pasta y no puedo dejar de parar, el tiempo se pasa más rápido de lo que imaginaba y no puedo decir que no disfrute mi momento con Reece hablamos y compartimos como una pareja por primera vez, algo raro sabiendo lo que somos, terminamos el postre y decidimos regresar a casa, me sentía un poco cansada, así que salimos de restaurante, pero todo se vino a la mierda cuando una bala pasa por mi lado matando al chico de recepción.—¡Abajo, nos atacan¡—escucho el grito de uno de los guardaespaldas y siento como soy tirada al piso por Reece.—¡Malditos de mierda! —dice él gruñendo con fuerza —. ¿Estás bien? —Asiento.—¿Qué está pasando?—Los malditos calaveras nos están atacando, tenemos que salir por la parte de atrás del lugar —gruño con fuerza.—Me vas a decir, ¿Quiénes mierdas son esos?—Ahora no nena, tenemos que salir de aquí —bufo levantándome de mi luga
—¡Me mentiste, me usaste como se te dio la gana!, ¡No pienso seguir contigo¡—Pues que pena Amore Mío, porque seguirás conmigo, aunque no quieras, supéralo de una buena vez, ya sabes por qué eres una maldita psicópata, lo llevas en la sangre —gruño con fuerza.—Somos dos malditos psicópatas y te juro que te vas a arrepentir de lo que hiciste.—No vas a hacer nada, olvídate de esto y mejor concéntrate en tu maldita organización, ¿no era eso lo que querías?—Sí, pero olvídate de que te voy a dar un hijo, eso no va a pasar —Sonríe jalándome de nuevo a su cuerpo.—Claro que lo harás, esta misma noche vamos a tener mucho sexo, lo haremos toda la maldita noche hasta que quedes embarazada.«Maldito, me voy a vengar de esto, que no te quepa duda».—Me largo, no soporto verte la cara —rueda los ojos con aburrimiento.—Eras tan dramática, ya tienes una familia, y aparte eres la patrona de la mafia más importante del mundo, tienes más de lo que esperabas, ¿Qué más quieres?—Libertad, quiero libe
—No, eso no puede ser, no puedo estar enamorada de él.—¿Por qué no? —dice mi hermana a mi lado.—Es un chiste, ¿cierto? —niega.—No, no lo es, es tu esposa, estás en la mafia en la que el divorcio no es válido, así que no creo que sea algo malo que te enamores de tu esposo.—No lo sé, será porque es un maldito demente —ríe negando por mis palabras.—Tú también lo eres, así que son la pareja perfecta, tal para cual. ¿Será verdad?, ¿estoy enamorada de Reece y no lo había notado?, no lo sé, pero ahora mismo estoy muy nerviosa y pensativa, si eso llega a ser verdad estaré perdida, estar enamorada de él sería mi perdición, ambos somos tóxicos y terminaremos alguno de los dos muertos por la mano del otro o aún peor, destruyendo lo que se nos pase por el lado.—Estás pensando en lo que pasaría, ¿cierto? —suspiro observando a Aurora.—Tu hermano y yo somos tóxicos, terminaremos muy mal si es verdad que estamos jodidos uno del otro.—¿Qué quisieras ahora mismo? —la miro confundida.—¿De qué
Subí a la habitación con miles de sensaciones en mi cuerpo, no sabía cómo sentirme después de lo que había pasado con Reece, descubrir que él sentía lo mismo por mí me hacía cuestionarme en sí estaba bien o mal seguir aquí, ahora que estaba en la habitación recordaba lo que me había dicho y no sabía si salir corriendo o simplemente darme una ducha entrar al armario y tomar la ropa interior más sensual que tuviera para darle una sorpresa. Suspirando tomo la segunda decisión entro al baño y tomo una ducha de espumas de casi media hora en la cual no podía dejar de pensar en que estaba enamorada de él, después de cuestionarme una y mil veces lo que estaba pasando, entre al armario tome un conjunto de ropa interior rojo que me hacía ver extremadamente sexy y me senté en la mitad de la cama. No supe cuánto tiempo había pasado realmente, solo sé que el sonido de la puerta siendo abierta me hizo salir de mis pensamientos, observó a Recce entrar por ella cubierto de sangre, jadeo por la impre
Después de esa noche de sexo con Reece vinieron una tras otra, mis sospechas sobre mis sentimientos por él estaban cada vez más claros, no tenía duda de que me había enamorado de él, cada encuentro era más fuerte y apasionado y mis sentimientos por él también, últimamente me estaba sintiendo un poco mal, los entrenamientos de las reclutas de mi organización y de mi hermana empezaron hace una semana, intenté muchas veces asistir, pero mi cuerpo no me lo permitía. Gruño levantándome para ir por séptima vez al baño a orinar y vaciar mi estómago.—Yo no soy experta en estos temas nena, pero estoy segura de que eso es un bebé —Me detengo en la puerta del baño por las palabras de mi hermana que me observa desde el mueble de la habitación.—¿Crees que estoy embarazada? —Levanta los hombros sin interés.—No lo sé, pero todos esos síntomas dicen que si, si quieres voy a una farmacia y compro una de esas caseras, es mejor que salgas de dudas.«Mierda, sé que eso es lo que debe pasar, pero que
—Necesito que hagas las paces con ellos, de eso depende que La Paz entre nosotros siga como hasta ahora —bufo rodando los ojos.—Estás usando psicología inversa conmigo y eso no va a funcionar, no puedes obligarme.—En realidad si puedo, pero no quiero hacerlo, aunque si no cooperas tendré que hacerlo, solo quiero que tengamos una cena tranquila y que tu padre deje de joder, me tiene harto, es un maldito grano en el culo —río por sus palabras.—Pensé que nadie jodía tanto como tú.—Ja, que graciosa Picola Regazza.—Sí, la verdad es que últimamente estoy muy graciosa y también buena gente, así que voy a bajar, pero si no me siento cómoda me levantaré y largaré y me importa muy poco su maldita guerra —Asiente dejando un beso en mis labios con fuerza.—Te voy a premiar esta noche, cuando todos se vayan.—Deja de pensar con la maldita polla, ¿Quieres? —Niega—No, eso no va a pasar, el solo imaginarme que tendrás en unos meses una gigante panza me pone.—Estás enfermo.—Mucho nena.Acomodo