Isla Mientras conducía con dirección a la casa de Artem no podía controlar el maldito ataque de nervios que estaba teniendo, solo imaginar que tendría que llegar a ese lugar y hacer como si nada pasara me enfermaba, aún seguía teniendo en mi cabeza las imágenes de todo lo qué pasó. No pude decirle a Reece que Artem me drogo muchas veces, para poder tener sexo conmigo, lo recordé, pensé que era parte de mi imaginación, pero no, si era real. Estacionó el auto y bajó de él como si nada estuviera pasando, entró en la casa encontrando el rostro furioso de Artem. Suspiro rodando los ojos.—¿Dónde mierdas estaba? —Escondida como una maldita rata, tu entrega era una maldita trampa —Él me observa confundido. —¿Una trampa? —Asiento.—Sí, llegó el capo y su gente y nos enfrentamos, se llevaron a tu novia, yo pude escapar, pero tuve que esconderme como una rata, parece que tu gente te está traicionado, cariño —gruñe con fuerza acercándose a mí con rapidez. Cuando lo tengo cerca las ganas de
La mañana llegó y como Reece lo había dicho, Artem era un perro rabioso que quería acabar con todo el mundo, nos despertamos con la noticia que una de las bodegas más grandes de distribución de armas que teníamos había sido incautada, Reece estaba atacando fuerte y eso me encantaba porque cada vez tomábamos el mando como siempre debió ser.Aprieto los labios intentando esconder la sonrisa que quiere salir de mí ahora mismo.—Esto es una mierda, ¿Cómo rayos están sabiendo todo? —Tienes un topo, te lo dije desde hace mucho, pero tú no crees en mí —gruñe pasando las manos por su pelo.—¿Qué hago? —Bingo, te tengo donde quería.—Déjame a mí eso, empezaré yendo a los bares que aún nos quedan, lo que Yan manejaba, luego cambiaremos las rutas, y después seguiremos con lo demás, nuestra venganza sigue en pie, cariño y nadie nos joderá más —digo haciéndolo sonreír grandemente.—Esa es mi chica. Sabía lo que tenía que hacer, pero necesitaba a una de mis chicas para que mi plan saliera Perfect
Reece Sonrío observando a mi mujer como disfruta de una deliciosa tina después de apoderarse de uno de los bares más importantes de Artem, es astuta la condenada, cada vez me sorprendía más y más y no quería aceptarlo, pero ella era más inteligente que yo, aunque no se lo dijera nunca, lo tomaría como un secreto para mí. Veo como pasa las manos por su cuerpo llenándolo de espuma, siento como mi cuerpo se enciende enseguida y como mi miembro toma control de mí mismo. —No sabes cómo disfruto, viéndote disfrutar a ti —digo haciendo que se sobresalte en la tina.—¿Qué mierda? —Sonrío, ella parece que olvida quién soy, manejo las cámaras de todo hasta las de la casa de ese bastardo, puedo ver y escuchar todo lo que hace —¿Cómo mierdas estás haciendo eso?—Bueno, tengo a mi lado un hacker muy bueno y él se encargó de que pueda verte y oírte, Amore Mío, no pienso dejarte sin protección —Veo como rueda los ojos. —Eso me suena más como acoso, pareces un maldito acosador ahora mismo. Acomo
—Cómo es posible que en un año no se enteraran de nada y que tú no lo informaras —Se queda en silencio y empiezo a perder la paciencia.—Él tiene algo que le importa, ¿No es así? —Yan gruñe —. Por eso eras su maldito lambebotas y no decías nada, siempre te manipuló porque no podías hacer nada, en el fondo sabes que ese bastardo es inteligente, pero no tanto como nosotros —dice mi mujer haciendo que quiera cogérmela ahora mismo.—Siempre quise meterte un tiro entre ceja y ceja, pero él nunca me lo permitió.—Ahora menos lo harás, vas a trabajar para nosotros, porque si no lo haces, yo voy a descubrir qué es lo que él tiene, que te hace estar a su lado y lo mataré.—No serías capaz de hacer eso — Le dice a mi mujer con una gran sonrisa en el rostro —. A pesar de todo, siempre tuviste una nobleza en ti que no te permitía hacer muchas cosas.«¿Qué mierdas esconde este maldito?».—Puede que sí, pero muchas de esas buenas cosas se murieron en el momento en que me usaron como se les dio la g
Isla Llegue a la habitación de la cabaña con un mal sabor de boca, todo lo que había pasado en el bar me tenía furiosa, detestaba que Reece me vigilara, entendía que lo hacía por mi bien, quería saber que todo estuviera en su lugar conmigo, pero no me gustaba que hiciera las cosas a espaldas mías. Ahora no solo me vigilaba fuera de la casa, también lo hacía dentro, cuando escuche su voz mientras me bañaba casi sufro un infarto, pensé que estaba volviéndome loca, pero no, el maldito me podía ver y escuchar. Suspiro terminando de quitarme la ropa para entrar a la cama, ese momento la puerta es abierta y él aparece por ella. —¿Pensabas decirme en algún momento lo que ese bastardo te hizo? —Suspiro, sabía que no era buena idea decirle nada.—No me gusta recordar lo mal que lo pase, además sabía que enloquecerías y eso es lo que menos necesitamos.—Me acabó de enterar de que ese bastardo té repartía entre sus hombres como si fueras su maldita muñeca, empiezo a cansarme de esta mierda,
Esa noche terminamos haciendo el amor dos veces más, sentirlo tan cerca de mí me ayudaba para borrar todo rastro de esos imbéciles que me tomaron sin mi consentimiento, él me ayudaba a olvidarme un poco de ello y poder sobrellevar mejor lo que estaba pasando conmigo que cada vez era peor, las imágenes me hacían querer salir y acabar con todos, creo que me contuve mucho con Yan para no matarlo. Aprieto las manos alrededor del volante recordando que está a mi lado y que no puedo matarlo. —Si estás apretando así las manos es porque tus pensamientos no son nada buenos —Sonrío sin quitar la mirada de la carretera.—No, en realidad estoy pensando cómo voy a matarte, aunque aún no pueda hacerlo. —Ya te dije que no fue mi culpa, ese bastardo también nos engañó y no podía permitir que nada malo le pasara a mi familia.«Mierda, eso me enfurece más».—¿Entonces todo este tiempo ella solo fingía que me quería?—No, Luciana siempre te quiso, aún lo haces, le recuerdas mucho a su hermana, dice q
Reece Pasó las manos por mi pelo con desespero, esto tiene que ser una maldita broma, ¿Cómo Rayos hizo eso?, no entiendo por qué mi maldita mujer hizo esa estupidez, esto tiene que ser una maldita broma, una maldita broma.—¿Estás seguro de eso? —Le digo a Dimitri.—Si Reece, Ariel acaba de llamar para comunicármelo, enloqueció, incendió parte de la mansión de Artem, muchos de sus hombres murieron —gruñó apretando con fuerza las manos. —¿Pero qué mierda paso?, todo estaba bien cuando se fue de la cabaña —Suspira masajeando su cien. —Según lo que me dijo Ariel fue algo que le digo Lucia, ambas hablaron por un largo tiempo y cuando salió de la habitación junto con ella, enloqueció, así que debió ser algo que le dijo.—¡Mierda!, ¡Donde mierda está! —No puede decirme nada por qué la puerta de nuestra habitación se abre y las chicas aparecen por ella. —Cuál es el escándalo, se escucha hasta la sala, ¿Qué está pasando hijo?—Que Isla enloqueció mamá, esa mujer esta loca, incendió la mit
Regreso al bar buscando con la mirada a la amiga de Isla, ella debe decirme qué pasó para poder saber dónde está mi hija, sé que está mal, pero su maldita terquedad de no dejarse ayudar está haciendo que más personas inocentes salgan lastimadas y eso no pienso permitirlo. Veo a la mujer al fondo del bar y caminó hasta ella para tomarla del brazo y voltearla, sus ojos se posan sobre los míos y levanta una ceja con confusión. —¿Necesita algo? —Sí, que me digas, ¿Que mierdas paso? —Asiente suspirando.—Después de decirle lo qué pasó, enloqueció, me dijo que sí estaba con ella, y luego de eso salió y tomó unas canecas de gasolina, intente detenerla, pero parecía estar fuera de sí, sus ojos estaban perdidos, me dio mucho miedo.—¿Y mi hija?, ¿Dónde está mi hija? —La escondí en una parte lejos de la mansión, no sé si Ariel pudo sacarla, si no es así deben ir por ella, está sola, si Artem la encuentra la usará para dañarlas —gruño apretando las manos con fuerza, maldita sea, esto es una