Reece La saque del baño para llevarla hasta la cama, mi mujer no estaba bien, sabía que el recordar todo de golpe no sería bueno para ella, estaba entre el trauma que vivió cuando la rescate y en el nuevo que el bastardo de Artem le había causado ahora, no quería imaginar lo que pasaría cuando se enterara de que era su sobrina y a ese bastardo no le importo eso. La dejo en la cama arropada y salgo para encontrarme con Dimitri que acaba de llegar. —¿Cómo está? —dice, gruño, recordando cómo golpeaba el baño con fuerza. —Mal, está muy mal, tuve que alejarla de la pared del baño porque se estaba haciendo daño —Suspira negando. —Esto no es bueno para nadie, hermano, me alegra que esté de vuelta, pero ambos sabemos que estará descontrolada, en realidad no sé cómo puedas hacer, que no haga una locura. —Lo sé, pero tendré que buscar la manera de que pueda pensar con la cabeza fría, no podemos joder ahora lo que estamos consiguiendo —Asiente con su mirada oscura y penetrante.—Traje lo q
—Debes vigilarla, señor, su esposa está en una crisis ahora mismo, eso puede traer ataques psicóticos, y mucha agresividad, recordar de golpe, todo lo qué pasó no es nada bueno, si no toma la medicina que le di, tendrá un ataque que no podremos controlar —dejo de ver la puerta para mirarlo fijamente.—¿No le diste pastillas para el dolor de cabeza? —Niega.—No, son calmantes, es la única manera de tenerla calmada hasta que se deje revisar por una psiquiatra, si es verdad todo lo que me contó el señor Dimitri, ella está reprimiendo la rabia que le trajo él, recordar que fue abusada y maltratada. Sin mencionar que ya tiene conciencia y sabe que lo que hizo con esas personas inocentes no estaba bien, debe estar culpándose y queriendo hacer que la persona que la llevó a eso lo pague —Suspiro pasando las manos por mi pelo con fuerza. —Dile a Ariel que no la deje sola en ningún momento, no podemos traerla aún con nosotros, necesitamos recuperar todo lo que Artem nos quitó con la ayuda de e
Isla Mientras conducía con dirección a la casa de Artem no podía controlar el maldito ataque de nervios que estaba teniendo, solo imaginar que tendría que llegar a ese lugar y hacer como si nada pasara me enfermaba, aún seguía teniendo en mi cabeza las imágenes de todo lo qué pasó. No pude decirle a Reece que Artem me drogo muchas veces, para poder tener sexo conmigo, lo recordé, pensé que era parte de mi imaginación, pero no, si era real. Estacionó el auto y bajó de él como si nada estuviera pasando, entró en la casa encontrando el rostro furioso de Artem. Suspiro rodando los ojos.—¿Dónde mierdas estaba? —Escondida como una maldita rata, tu entrega era una maldita trampa —Él me observa confundido. —¿Una trampa? —Asiento.—Sí, llegó el capo y su gente y nos enfrentamos, se llevaron a tu novia, yo pude escapar, pero tuve que esconderme como una rata, parece que tu gente te está traicionado, cariño —gruñe con fuerza acercándose a mí con rapidez. Cuando lo tengo cerca las ganas de
La mañana llegó y como Reece lo había dicho, Artem era un perro rabioso que quería acabar con todo el mundo, nos despertamos con la noticia que una de las bodegas más grandes de distribución de armas que teníamos había sido incautada, Reece estaba atacando fuerte y eso me encantaba porque cada vez tomábamos el mando como siempre debió ser.Aprieto los labios intentando esconder la sonrisa que quiere salir de mí ahora mismo.—Esto es una mierda, ¿Cómo rayos están sabiendo todo? —Tienes un topo, te lo dije desde hace mucho, pero tú no crees en mí —gruñe pasando las manos por su pelo.—¿Qué hago? —Bingo, te tengo donde quería.—Déjame a mí eso, empezaré yendo a los bares que aún nos quedan, lo que Yan manejaba, luego cambiaremos las rutas, y después seguiremos con lo demás, nuestra venganza sigue en pie, cariño y nadie nos joderá más —digo haciéndolo sonreír grandemente.—Esa es mi chica. Sabía lo que tenía que hacer, pero necesitaba a una de mis chicas para que mi plan saliera Perfect
Reece Sonrío observando a mi mujer como disfruta de una deliciosa tina después de apoderarse de uno de los bares más importantes de Artem, es astuta la condenada, cada vez me sorprendía más y más y no quería aceptarlo, pero ella era más inteligente que yo, aunque no se lo dijera nunca, lo tomaría como un secreto para mí. Veo como pasa las manos por su cuerpo llenándolo de espuma, siento como mi cuerpo se enciende enseguida y como mi miembro toma control de mí mismo. —No sabes cómo disfruto, viéndote disfrutar a ti —digo haciendo que se sobresalte en la tina.—¿Qué mierda? —Sonrío, ella parece que olvida quién soy, manejo las cámaras de todo hasta las de la casa de ese bastardo, puedo ver y escuchar todo lo que hace —¿Cómo mierdas estás haciendo eso?—Bueno, tengo a mi lado un hacker muy bueno y él se encargó de que pueda verte y oírte, Amore Mío, no pienso dejarte sin protección —Veo como rueda los ojos. —Eso me suena más como acoso, pareces un maldito acosador ahora mismo. Acomo
—Cómo es posible que en un año no se enteraran de nada y que tú no lo informaras —Se queda en silencio y empiezo a perder la paciencia.—Él tiene algo que le importa, ¿No es así? —Yan gruñe —. Por eso eras su maldito lambebotas y no decías nada, siempre te manipuló porque no podías hacer nada, en el fondo sabes que ese bastardo es inteligente, pero no tanto como nosotros —dice mi mujer haciendo que quiera cogérmela ahora mismo.—Siempre quise meterte un tiro entre ceja y ceja, pero él nunca me lo permitió.—Ahora menos lo harás, vas a trabajar para nosotros, porque si no lo haces, yo voy a descubrir qué es lo que él tiene, que te hace estar a su lado y lo mataré.—No serías capaz de hacer eso — Le dice a mi mujer con una gran sonrisa en el rostro —. A pesar de todo, siempre tuviste una nobleza en ti que no te permitía hacer muchas cosas.«¿Qué mierdas esconde este maldito?».—Puede que sí, pero muchas de esas buenas cosas se murieron en el momento en que me usaron como se les dio la g
Isla Llegue a la habitación de la cabaña con un mal sabor de boca, todo lo que había pasado en el bar me tenía furiosa, detestaba que Reece me vigilara, entendía que lo hacía por mi bien, quería saber que todo estuviera en su lugar conmigo, pero no me gustaba que hiciera las cosas a espaldas mías. Ahora no solo me vigilaba fuera de la casa, también lo hacía dentro, cuando escuche su voz mientras me bañaba casi sufro un infarto, pensé que estaba volviéndome loca, pero no, el maldito me podía ver y escuchar. Suspiro terminando de quitarme la ropa para entrar a la cama, ese momento la puerta es abierta y él aparece por ella. —¿Pensabas decirme en algún momento lo que ese bastardo te hizo? —Suspiro, sabía que no era buena idea decirle nada.—No me gusta recordar lo mal que lo pase, además sabía que enloquecerías y eso es lo que menos necesitamos.—Me acabó de enterar de que ese bastardo té repartía entre sus hombres como si fueras su maldita muñeca, empiezo a cansarme de esta mierda,
Esa noche terminamos haciendo el amor dos veces más, sentirlo tan cerca de mí me ayudaba para borrar todo rastro de esos imbéciles que me tomaron sin mi consentimiento, él me ayudaba a olvidarme un poco de ello y poder sobrellevar mejor lo que estaba pasando conmigo que cada vez era peor, las imágenes me hacían querer salir y acabar con todos, creo que me contuve mucho con Yan para no matarlo. Aprieto las manos alrededor del volante recordando que está a mi lado y que no puedo matarlo. —Si estás apretando así las manos es porque tus pensamientos no son nada buenos —Sonrío sin quitar la mirada de la carretera.—No, en realidad estoy pensando cómo voy a matarte, aunque aún no pueda hacerlo. —Ya te dije que no fue mi culpa, ese bastardo también nos engañó y no podía permitir que nada malo le pasara a mi familia.«Mierda, eso me enfurece más».—¿Entonces todo este tiempo ella solo fingía que me quería?—No, Luciana siempre te quiso, aún lo haces, le recuerdas mucho a su hermana, dice q