Yudith:La mudanza se hizo de forma rápida y eficiente.El nuevo lugar no era una mansión, era una jodida fortaleza.Rodeada de bosque, repleta de escoltas y de los empleados del servicio solo quedaron Vitalia y Zenaida, a todos los demás, ( que habían sobrevivido al ataque) los reemplazaron.Movieron todo lo que se había comprado para el bebé y todas mis pertenencias en menos de cinco horas, y de un día para otro, ya estábamos instalados en el nuevo lugar.Xavier hablaba de la historia del castillo, que había pertenecido a no sé cuál duque, y había sido visitado por no sé cuál rey, de lo más orgulloso de ser el propietario de esta vieja y olvidada pila de rocas, mientras yo contemplaba al horizonte, con un deseo de escapar cada vez más creciente.Una semana después, y luego de rogar y suplicar, llegué a un acuerdo con Xavier. Él accedió a dejar ir a mi abuela y yo me quedé de pie a la entrada del horrible castillo, para despedirla.—Llámame o envíame mensajes si necesitas cualquier cos
Xavier:Se me llenan los ojos de lágrimas y lucho contra el inmenso y terrible dolor que me atenaza. Siento que se me contrae el pecho, y la garganta se me cierra.Fue mi culpa.La palomita se murió por mi culpa.De seguro estaba tan deprimida y canses de este matrimonio de mierda, que eso la llevó a enfermar y por eso se complicó.¿ Qué voy a decirle a nuestro hijo?¿ Como lo enfrentaré y le contaré que lo dejé huérfano de madre por culpa de mis estupideces?Libero un sollozo de dolor.Ocultando mi rostro tras mis manos.—No es tan malo, Señor. – murmura Zenaida a mi lado.Levanto el rostro, y la fulminó con la mirada.—¿Qué no es tan malo?¿ Estás demente mujer? ¡ Acabo de quedarme viudo!- bramé.Zenaida pestañeó un par de veces, mirándome asombrada.—Oh, no Señor.- comenta el médico, enrojeciendo. – su esposa no ha muerto.Miro al médico con mala cara, y este traga en seco. Visiblemente incómodo.—Me referí a qué su mujer no está bien. Hubo complicaciones durante la cesárea. Detecta
Yudith:Los días pasaron lentamente, estos se convirtieron en semanas, y un día, me di cuenta de que mi hijo ya tenía dos meses.Arrugué el entrecejo, notando que Javier parecía completamente cambiado.Atrás habían quedado sus amenazas y su mala cara. Ahora se la pasaba sonriente y de buen humor todo el tiempo.Y no había que ser un científico de la NASA para saber por qué.Todo se reducía a Yunior.Su hijo y heredero era la causa por la que estaba tan contento.Incluso me sorprendí de notar, que probablemente había terminado su relación con la rubia, porque no salía del castillo.Seguramente estaba manteniéndose al tanto de sus negocios y fechorías a través de internet, pero yo estaba segura de que dormía todas las noches en casa. ¿ Y qué? Eso no significaba nada.No, no lo hacía…pero un pequeño alivio, saber que el bebé lo tenía tan contento que había desistido de su enfermiza y retorcida relación con la rubia.Más de una vez, me pregunté si debía perdonarlo, pero me rehusé a ello.S
Yudith:Cuando desperté, no supe cómo sentirme. Mi relación con Xavier era un desastre, sin embargo él parecía interesado en componer lo que quedaba de nuestro matrimonio.Arrugué el entrecejo, ponderando que tal vez él si estaba interesado en mí, románticamente.Antes de salir del hospital, el obstetra me informó que debido a las complicaciones de la cesárea me será imposible tener más hijos.Por lo tanto, si Xavier desea tener sexo conmigo no es para producir más herederos, sino porque me desea.Enrojezco.Saliendo de la cama y yendo al baño para ducharme.Dentro de unos minutos tengo que estar en la habitación de Yunior para amantarlo.Xavier:Aunque no quisiera, tengo que ir .Clarisse no parará de joder si no lo hago.Hice una maleta y pedí mi coche.Le dejé dicho a Yudith que saldré a un viaje por negocios, pero no le dije yo mismo porque no tengo el valor de mentirle a la cara.Espero que luego de esto, yo pueda aclarar varias cosas y todo finalmente tome el rumbo adecuado.***E
Xavier:La contemplo, midiendola para hacerme una idea de cuánta madera se necesitaría para su ataúd.—Me pondré en contacto con mi abogado – farfullo.Ella me devuelve una sonrisa triunfal.—Es lo mejor, créeme.Asentí.Colocándome una máscara de completa falsedad.—¿Has pensado a dónde te gustaría mudarte?Clarisse asiente, feliz.—Sí, de hecho tengo vista la casa perfecta.- comentó. Pasándome el folleto con los detalles y precios de una costosísima residencia localizada en las afueras de Madrid.Elevé una ceja.—¿No podías encapricharte de algo más caro?- ironicé.—Oh, sí. Sabes que solo me gusta lo mejor.***Compré el lugar, y dejé cinco de los hombres de mi escolta.Clarisse reclamó que necesitaba sirvientes, y le dije que parara de tocarme las pelotas.—Sé que te han quitado gran parte de tu herencia, pero tienes suficiente dinero como para contratarlos tú mismaElla elevó un hombro.—¿Para qué gastar mi dinero que es poco, si puedo disponer del tuyo que es una fortuna?La miré
Xavier:—Ordené que rehicieran el exámen, Yudith. Estoy convencido de que ese niño no es mío.Ella gruñe.—¿ Has pensado qué harás? ¿Si resulta que es tuyo, te casarás con esa mujer?—No, yo…—¡Háblame con sinceridad de una maldita vez, Xavier! Así sabré a qué atenerme y estaré preparada para marcharme con mi hijo cuando llegue el momento.Me mantuve en silencio por varios minutos, contemplándola, con la emoción a flor de piel.¿Acaso ella estaba celosa?Me mordí el labio inferior y ella dio un paso atrás.—¡Habla de una vez inmundo infiel! ¡Y deja de mirarme así!Sonreí, acercándome a ella con lentitud.—¿ Cómo te miro, palomita?Ella negó.La tomé por la cintura y tiré de ella, buscando sus labios.Ella esquivó mi beso, entregándome su cuello, y la lamí justo allí.—Clarisse asegura que su hijo es mío, pero yo no lo creo. Es por eso que ordené un segundo análisis.—No te creo.- masculla. –¡ suéltame!—Oh, no. Nunca.La aferró en mi abrazo, tomando su mentón entre mis dedos y obligán
Xavier:Esta última semana ha sido un infierno.Tuvimos que utilizar la salida de emergencia del castillo porque nos atacaron en la madrugada.Yudith estaba prácticamente histérica de miedo y su amiga no paraba de llorar tampoco .Unos cien de mis hombres murieron en el ataque, pero logramos escapar.Dentro del cuarto en el motel barato, cambio de canal constantemente, mientras en todos se da cobertura a la misma noticia.Mi castillo en Sevilla arde en llamas y esto es solo el comienzo.Se ha desatado una guerra de pandillas como no había ocurrido en los últimos cincuenta años.—Tenias razón. El resultado de ADN es negativo.- me informa Mark.Yo sonrió, aliviadoLo sabía.—¿Ya han descubierto como los encontraron?—Sí, la amiga de Yudith delató nuestra posición sin querer. Clarisse la engañó.—Ya veo…Ten mucho cuidado, Xavier. Está situación es volátil. Si fracasas, no solo morirás tú, sino que también lo harán ella y tu hijo.Ruedo mis ojos a Mark. Apretando los dientes.—Gracias por
Yudith:—¡Hola, soy Rosario, su nueva doctora de la familia!- anunció la chica y yo pestañeé un par de veces, perpleja.—He venido a saber porqué no ha llevado a su bebé a consultar en los últimos meses.- prosiguió ella, en la un tono de reproche.Salí de mi estupefacción y le devolví la sonrisa.—Pasen, por favor.- me moví, dándoles espacio para entrar, y me senté con ellos en la sala de estar.—Lo siento mucho, yo no tenía a ni idea de que debía llevar a Yunior a consulta. Pero le prometo que lo haré esta misma semana.—¿El pequeño tiene sus vacunas actualizaras?¡Oh,no!Con nuestra constante huida, no le pusimos sus vacunas a Yunior.Palidecí.Y seguramente la expresión de mi rostro lo dijo todo.—Ya veo. No se angustie, podremos recuperar su esquema de ahora en adelante.—Bien.—Oh, querida, pero si tienes visitas. Doctora Rosario, ¿como está?- saluda aya, y la médico le sonríe.—Muy bien, Señora Gladys. ¿Y usted?—Con mis achaques. ¿Y este par de jóvenes tan apuestos?La doctora