Supuse que serian los vecinos del departamento del frente, nuestras cocinas están una frente otra. La pareja de ancianos son muy ambles y tal vez les pueda pedir un poquito, creo que esto se convirtió en antojo. Quiero, quiero, quiero se repite en mi mente. Pero al llegar a la cocina no espere ver eso, un Giancarlo parado con sus muletas sirviendo una cena para dos.
—Deberías estar descansando, no cocinando. – Lo regaño, se supone que debe cuidar su pierna sino va terminar cojo. Se supone que mi hijito o hijita va querer ver a su padre sano.
—Supuse que despertarían con hambre y les cocine. – Sonríe, quiere disminuir mi enojo.
—Siéntate y pon tu pie aquí. – Jalo una silla con un cojín. – No quiero que el padre de mi bebe termine cojo.
—Vez, te dije que es mío. – Se abalanza y me abraza.
—Contrólate, nos quitas el aire. – Le digo.
—Disculpa. – Se a
Giancarlo: La noche fue muy larga, ella acepto dormir en la cama, eso decía Antonella. Pero con el cuento que volvía en un rato por no tener sueño cuando la fui a buscar estaba sentada en el sofá tapada con unas cobijas y su pijama de Hello Kitty puesta junto un cesto de canchita jugando video juegos. —Vas a pasarte ahí toda la noche. – La interrumpo. —Giancarlo. – Pone pausa. – Debes descansar, mañana Adam pasara por ti. —Tu tienes que descansar no estar de ludópata. – Le digo. —No puedo dormir, así que mejor me quedo aquí jugando – No se atreve a mirarme. —Tan desagradable te resulto. – Valla por lo visto las cosas están peor de lo que esperaba. – Voy a un hotel, regresare en la mañana. – Voy por mi chaqueta y la bolsa con mis medicamentos. Una mano me detiene: No tienes que hacerlo… Descansa que yo iré luego. &nbs
Bladley: No espere la visita de Giancarlo a estás horas y en especial sabiendo que esta con la pierna rota. De todas formas lo recibí, debe ser algo importante aunque no me imagino que. Por lo que sé Antonella y él se llevan mejor, al menos ya esta enterado del embarazo sin embargo no han regresado. Si viene a pedirme consejos es por gusto porque para esas cosas con mujeres como Antonella o mi Clarissita no soy muy bueno. —¿Qué te trae por aquí mi viejo amigo? – Lo saludo. —Necesito preparar mi testamento. – Su respuesta me deja frío. —¿Tu testamento? Hombre ni que estuvieras tan viejo casi somos de la misma edad además en unos meses vas a ser padre y bueno si eres paciente regresaras con Antonella. – No me esperaba que viniera hacer eso. —No bromeo y si te pido esto es por ellos tres, mis hijos y Antonella. – Si que esta preocupado, no entiendo la razón.
Antonella: La boda fue sencilla, fuimos a los juzgados con parte de mi familia y vino Adam junto a su familia, no puedo olvidar a Clarisse y Bradley que se ofrecieron a ser los padrinos y testigos. Giovanni no asistió para evitar incomodidades, aunque llamo para felicitarnos. Todo resulto bien ese día, aunque los nervios no faltaron. Tal vez no estamos del todo reconciliados siempre queda ese sin sabor sobre los sentimientos de Giancarlo sin embargo estar sin él es una tortura. Nos tomaron varias fotos en el juzgado tanto por un fotógrafo de ahí, más Adam y mi familia. Lo único que falto fueron las selfies pero no lo hicimos teníamos que ser serios. El resto del día estuvo tranquilo, se decidió ir almorzar a un bonito restaurante por la playa que contara con juegos para que los niños se diviertan. Lo que tuve que soportar durante la tarde fueron los comentarios ácidos de mi hermana, por lo visto nuestra sencilla bo
—Giovanni. – Sospechaba que se sentía culpable pero no estaba segura. —Me daba asco y para intentar olvidar volvía al causante de mis explosiones; el alcohol; para coronar te fui infiel con Alexandra, ella me decía que me aceptaba tal cual era, que no cambiara. Yo caí, Pero el remordimiento no me dejaba tranquilo e intente cambiar sin embargo al final volví con Alexandra y acabe con lo único bueno que tenía… Tengo miedo de hacer lo mismo con Laura. – Me cuenta. —Cuando empecé con Giancarlo tuve mucho miedo, aún lo tengo aunque a menor escala. – Le confieso. —¿De qué? Él se ve un buen sujeto. Hasta ahora van bien. – Me dice. —Al principio no lo conocía, temía equivocarme de nuevo, de que me golpeara o engañara. Luego al descubrir mi embarazo no me sentía capaz de protegerlos. Hasta ahora sigo teniéndolo. Si los perdiera esta vez, me muero, no lo soportaría. – De pensarlo se aguan mis ojos.
Giancarlo:Despierto y lo primero que busco con la mirada es a Antonella o a Adam.—Hasta que por fin despiertas. – Escucho una voz indeseable.—¿Qué haces aquí?— Mi tono es molesto.—No deberías alterarte luego de una operación, es riesgoso. – Por desgracia tiene razón.—¿Qué quieres? Hasta donde recuerdo usted y yo no tenemos ningún parentesco. – Le contesto.—Negar lo innegable. Mírate, eres igual a mi. – Me dice.Me rio: Yo no le quite su herencia a nadie, ni abandone a una mujer embarazada y menos a mi hijo. Tampoco soy un golpeador.—El enojo se ve en su rostro.—Son situaciones que ameritaron dichas acciones. – Se justifica.—No me interesa
Antonella: Desde la operación Giancarlo a estado serio y extremadamente sobreprotector. No entiendo el motivo, mi madre dice que es por el embarazo sin embargo antes no estuvo así, sin olvidar esos obsequios que llegan a los bebes. Quiero reclamarles a los de la tienda y exigir saber quien los envía porque puede ser algún loco, Giancarlo no deja. Según él porque son tonterías sin importancia, lo peor es que sospecho que conoce al misterioso remitente. Supongo que no tendría que preocuparme pero me es molesto. Lo que ha sido más difícil en este tiempo es tener quieto a Giancarlo, es peor que niño chiquito. Desde la operación si no esta a mi lado saca loco a Adam para ver las cosechas. Al menos ya tomo de nuevo el interés en el trabajo porque Adam me conto que desde que me fui su único plan era como comunicarse conmigo y solucionar todo, después cuando se entero que iba a ser padre se leyó todos los libros sobre paternidad, cuidados en el
Adam:Antonella sale más temprano de lo habitual y también al irse, siempre se va antes que llegue Giancarlo. Estoy segura que ese par a discutido por algo lo peor es que ninguno de los dos se abre. Antes ella lo hacia pero desde lo sucedido con Teodora le cuesta confiar, no hay necesidad que lo diga sus acciones lo muestran. Tal vez ya no esta tan contenta aquí y quiere irse, después de aquello quien no. Todos conocíamos la historia entre Giancarlo y Teodora, ninguno fue digno de advertirle.—Chau Adam, te veo mañana. – Se despide igual que todos los días.—Antonella ¿Podemos hablar un momento? – Le pregunto.Duda un momento: Está bien.—Acompáñame al otro salón. – Le indico, no es bueno discutir esto en público.—¿Qu&ea
Hola mis lectores, quiero pedir una disculpa si no he subido actualizaciones, e estado ocupada con cuestiones familiares, a partir del lunes retomo la actualizacion para el final de esta hermosa historia, gracias por su paciencia. Espero puedan comprender que la situacion se fue de mis manos y por ello les ofreco una disculpa. Espero sus comentarios y esperen tambien una nueva historia que pronto estara disponible en la aplicacion, se que han preguntado pro las actualizaciones pero hasta hoy tuve tiempo de avisar, nuevamente espero comprension y amor, de verdad una gran disculpa por las molestias que esto genero, no era mi intencion fallarles. Yubel.