- Lunes. Su día libre. Eso nos da tiempo y estará más relajado para que podamos lanzarle la bomba.
- Dios, de solo pensarlo se me retuerce el estómago y siento que voy a vomitar de tanto miedo y ansiedad.
- ¿Ya no te llamó?
- No. Y apenas he tenido tiempo de pensar en él esta vez y lo sabes.
- Exacto: necesitas separar tu vida de la de Maria Lua. No puedes vivir sólo para ella. Vas a enfermarte. ¿Cuánto tiempo ha tenido una noche completa de sueño?
- Ella me hace olvidar todo lo malo.
Levantó mi barbilla:
- ¿Qué sientes por Héctor?
- Hace tiempo que no aparece en los medios. La última imagen que tengo de él es Cindy entrando al apartamento. Entonces siento ganas de romperlo todo… Entonces recuerdo el “te amo” saliendo de su boca… Y todo se vuelve aún más confuso.
-
No había escapatoria a la verdad. Había que resumir en unos minutos cómo vino al mundo Maria Lua. Cuando terminamos, mi abuela se sentó en la cama y me miró fijamente:- ¿Cómo quedó embarazada Salma de Héctor?- ¿Y sabré los detalles? La verdad es que no usó condón, o Maria Lua no estaría aquí en este momento.- ¿Pero se escapó de él por miedo a que Héctor supiera que estaba embarazada?- Seguro que sí, sino no tendrías problemas para mostrarte a él, abuela. Trato de entender y no puedo. Al principio tenía ira, odio, celos. Entonces traté de entrar en la mente de Salma y recuperar cosas que nos había dicho, como un embarazo planeado, todos seríamos ricos y todo eso. Resulta que me involucré con Héctor más tarde y creo que ella estaba molesta. Ni siquiera s
- Alan? ¿Mi madre y Allan tenían una relación?- Se conocieron cuando Beatriz era muy joven, de 15 a 16 años. No tenía más de 18 años. En ese momento éramos una familia rica y Allan era un hombre pobre... Muy pobre. Su abuelo no aceptaba para nada su relación, a pesar de que Allan había venido a pedir respetuosamente la mano de nuestra hija. Ella respiró hondo.- ¿Dinero? ¿estado? ¿Fue esta jodidamente siempre la razón de todo?- Irónicamente, hoy Allan Casanova posee un imperio y los Novae son lo que queda de una familia destruida por la falta de su única hija.- ¡Dios mio! Y yo soy la hija... ¿De Allan? Y si no soy hermana de Héctor... ¿Es adoptado? Fruncí el ceño, tratando de entender algo que no estaba en mi cabeza.- Beatriz amaba a Allan. Y se fue con él, dejando todo atrá
- Sinceramente, no entiendo a dónde vas. - Hice como si no entendiera.Ella rió irónicamente, sus labios apenas podían moverse, de tantos procedimientos cosméticos:- Si usted entiende. ¡Es muy inteligente! Golpeó su vientre. ¡Yo sabía! Nunca me engañaste. Puede haber engañado a Héctor, Allan e incluso a mi hija. Pero tengo años de experiencia con mujeres de tu tipo.Me encontré con su mirada:- Puedo apostar que sí. ¿De dónde viene la estafa de dinero? ¿Tú eres el maestro, no? Si eres tan inteligente, ¿por qué nunca le quitaste a Cindy Connor a Hector? ¿Por qué dejaste que Allan se involucrara con la madre de Sebastian? O me dirás que en estos casos tu ingenio no funcionó tan bien.- Estás más metido en todo lo que pasa en mi familia de lo que imaginaba, ¿n
Se lo conté a Ben poco antes de que llegara. Cuando terminé, se quedó en silencio por un rato, pareciendo procesar todo lo que había escuchado. Cuando me miró, me preguntó:- ¿Se te pasa por la cabeza no decirle la verdad a Héctor, debido a su amenaza?- No. Aunque estaba un poco aprensivo, sé que esto es por el bien de Maria Lua. No podemos seguir con esta mentira, que la lastima principalmente porque el acta de nacimiento nos restringe de cojones.- ¿"Fuck" no le duele los oídos? – me miró – Literalmente “haz lo que digo, pero no lo que hago”.-Ay Ben...- Casi le digo a Thorzinho: “Adiós, hermosa, nos vemos el lunes, en tu casa”.- Ni siquiera lo inventa.- Solo pensé, no dije.- ¿Cuando empieces?- Principios del próximo mes.- ¿Sabes lo que pasó por
“Durante mucho tiempo planeé todo esto. Y ahora que ha pasado, me siento como un ser humano despreciable. Nunca estuve loco por el dinero. Pero he estado cansado de todo, especialmente de los pendejos con los que me meto. Parezco tener un imán para atraer a los malhumorados y sinvergüenzas. Justo esta semana conocí a un hombre mayor que parecía ser agradable. Hasta llegar al Motel y darse cuenta de que solo quería satisfacerse a sí mismo. El cabrón estaba casado y por si fuera poco la noche horrible que me hizo pasar, al final me humilló, tratándome como un objeto. Siento repugnancia y repugnancia por hombres como él.Pero Héctor... ¿Y mi jefe? Después de todo lo que hice para llegar a su habitación, nunca imaginé su desprecio por mí o por la persona que imaginaba que estaba allí.Sé que todas las mujeres dar&iac
"Bár... Bara..." Dijo lentamente, con la voz entrecortada, mientras la copa con el líquido burbujeante hacía un tremendo esfuerzo para equilibrarse en su mano.Miré a las dos mujeres prácticamente desnudas a su lado en el jacuzzi y agarré sus ropas:- ¡Fuera de aquí ahora! – ordené – Si no te quitas de mi camino en dos minutos, te voy a tirar desde aquí arriba.Los dos se levantaron del agua caliente sin dudar, asustados. Les tiré la ropa encima y abrí la puerta:- Si vuelves aquí, te juro que te arrepentirás del día que naciste.- ¡Ella no miente! – gritó – ¡Ella sí! Celosa... La descla... - no pudo terminar la pronunciación de la palabra, estaba tan borracho - Está muy celosa...Salieron inmediatamente, cerrando la puerta. Volví hacia ellos, que ya camin
Tomó la botella de mi mano y la hizo girar, tomándose su tiempo para responder:- Rojo, liso. La primera etiqueta personalizada creada por North B.- ¿Con mi nombre?Bajó los ojos, sin decir nada más.Tomé nuevamente la botella de sus manos y miré:- ¿Lo beberás algún día?- No sé si debo. Me acabas de prohibir beber nada alcohólico.- Tal vez debería hacer una excepción cuando sea en mi compañía. Mi voz salió débil.- No sé si puedo abrirlo. - Confesado.Dejo la botella en su sitio con cuidado.- ¿Vas a destruir mi sótano? - Le preguntó.Coloqué mi mano sobre su pecho, moviéndola lentamente por la piel suave y demasiado perfumada con tanto jabón. Cuando mis dedos pasaron el ombligo, pregunté:- ¿Tal vez deb
Su dedo alcanzó mi punto de placer, haciéndome gemir, retenido por su boca.Los labios de Héctor descendieron a mi cuello, el cual lamió antes de hacer un chupetón, sus dedos no se olvidaron de mantenerme excitada.- Por qué no me dejas que te toque... Joder. – me quejé de nuevo.Se rió seductoramente, mordiéndome el labio, con ternura y delicadeza:- Si te dejo ir, sé que te escaparás.- No... no lo haré... - aseguré, en un hilo de voz.Se echó hacia atrás un poco y dobló ligeramente mis piernas, luego las separó en su dirección.- Ah... Me mata... Literalmente. - Sentí que se me erizaba la piel antes de que hiciera lo que predije.El dedo índice volvió a tocar mi punto de placer, siendo apretado levemente mientras hacía movimientos circulares, haciéndome ir al c