Porque faltan certezas

Siguió llamando a la puerta, sin descanso.

- ¿Debería golpearlo también? – preguntó Salma.

- ¡Enfermo! Grité desde adentro. - ¡Loca!

- Está bien, le preguntaste a Babi: nunca me quedaría contigo porque amo a Milena. - Dijo, afuera. “Y sí, he tenido una relación con ella en el pasado… Y yo era el padre del bebé que ella perdió.

Salma y Ben me miraron.

- Fuerte babeo. No te puedes perder esto. Ben arqueó una ceja.

- Joder, me voy a dormir, porque seguro que ahora va a dejar de gritar, porque le vas a abrir la puerta, ¿no? – me preguntó Salma.

Me levanté y abrí la puerta, mirando su cara roja y sus ojos azules brillando de ira.

Mis amigos se estaban yendo y Ben se detuvo en el pasillo y dijo:

- Te estoy observando, Sebastián. Lo que sea, termino el trabajo que comencé.

- ¡Me abofeteaste, maldita sea! le gritó a Ben, a quien no le importaba, y se fue.

Le señalé con el dedo que se sentara en el sofá. Usé el sillón, frente a él.

- Empieza, Sebastian... Empezando por la parte de por qué me p
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