Giovani se sobaba el costado de su cuello donde la piel palpitaba notoriamente, solo cubierto con el cuello de su elegante y caro traje. Había una mueca en su rostro.-En serio tigresa, jugar contigo puede ser peligroso. Primero me araña y ahora me muerdes el cuello. Tienes idea de cómo duele eso. Voy a tener que cortarte las garras y lijar tus colmillos sino no quedará nada de mi para cuando vayamos en serio- se quejó el Ceo bajando la escalera dos escalones más atrás que Isabela, pero era más por ver como se balanceaba el trasero de la mujer en aquel vestido blando de seda que por otra cosa.-Te lo mereces, mil y una vez- Isabela ni siquiera lo miró y menos después del comentario final- Me metiste en el baño en contra de mi voluntad, me besaste y comenzaste a tocar en lugares extraños.Entonces el brazo de él se enrolló alrededor de su cintura haciendo que ella se detuviese y soltara un gritillo. El cuerpo grande de él se pegó a su espalda y el olor de la rica colonia que él usaba
Isabela realmente no estaba adaptada a lo que tenía delante de ella. Si, serían platos súper mega caros pero un bocado era más grande que aquello y, además, no se imaginaba los ingredientes porque no los podría descifrar. Giró su cabeza al otro lado para ver a su esposo comer y copiarlo. Él por suerte leyó su incertidumbre y con movimientos mesurados le indicó y así ella pudo comer. Aunque no fueron del todo su gusto. Había algunos realmente deliciosos, pero otros que su paladar no estaba desarrollado.Cuando dejó el tenedor sobre la mesa, aun sintiendo que su estómago estaba vacío, alguien apareció por detrás y comenzó a verterle vino dentro de la copa. El semblante de Isabela palideció. El vino olía bastante a alcohol y eso no lo podría tomar.-Este es un vino importado que llevo guardando para la reunión familiar- Oscar agarró su copa y giró el contenido dentro de ella- Disfruten de ella.-Oh gracias padre, realmente eres muy detallista- Anastasia le celebró.-Si lo escogió padre d
Isabela pensó que si dormía se sentiría mejor y no tendría que terminar en el baño. Estaba muy equivocada. Cuando creyó estar realmente cómoda entre los brazos de Giovani su estómago comenzó a retorcerse y el dolor en su cabeza fue tal que sus ojos se abrieron de golpe. Esa conocía esa sensación. Tuvo que deslizar el brazo acogedor y pesado de Giovani de su cintura y correr en dirección al baño para derramar todo lo que estaba en su estómago en un doloroso vómito en el inodoro. Se estremeció completamente y lágrimas ya se encontraban en su vientre. Bien sabía ella lo que vendría después. Su cuerpo no se conformaría con solo una devolución de lo que estaba dentro de ella. Y así fue, vomito tras vómito, botando lo poco que tenía dentro de ella hasta que solo quedó bilis y lo que ella más temía. Gotas de sangre cayeron sobre el contenido del inodoro antes de ella descargar. -M****a- jadeó sin apenas fuerza y con el rostro bañado en lágrimas, y con la garganta inflamada cuando escuchó s
Giovani no se acostó a dormir. Estaba preocupado que la mujer que dormitaba en sus brazos tuviera un nuevo ataque, así que se recostó con la espalda en el respaldar de la cama y la puso contra él, entre sus piernas. La cabeza de ella descansaba lo más derecha posible sobre su pecho. En caso que tuviera vómitos de nuevo, y con lo débil que ella estaba podría ahogarse sin darse cuenta. Y por esa razón él no pegó ojo a pesar de que era muy entrada la noche. Le preocupaba la mujer. Mucho más de lo que él quería. Y verla en ese estado tan débil y vulnerable había despertado algo dentro de él que nunca se imaginó.Y así transcurrieron las horas. Él solo revisaba su celular con una mano mirando las noticias recientes y revisaba algunos documentos que Kamil le hubiera enviado para que revisara. En algunos momentos de la noche sintió a Isabela removerse, pero solo la acomodaba de nuevo y masajeaba sus brazos o espalda para que no tuviese algún malestar.Solo cuando el sol de la mañana se filt
Isabela se encontraba recostada en el balcón de la habitación con una sonrisa en su rostro. La voz infantil que escuchaba del otro lado del celular la llenaba de gozo y le hacía olvidar cualquier malestar. Deseaba volver pronto para tener a Allen entre sus brazos y llenarlo de besos.-…y terminé toda la tarea pendiente. El profesor estaba algo molesto porque me había tomado unos días libres. Hombre tacaño.Isabela bufó imaginándose el puchero del niño mientras le contaba aquello.-Recuerda no protestar delante de él para que no te castiguen- le consoló ella- si algo pasa me dices y le decimos a Giovani que se encargue- lo decía en tono de broma.Unos segundos de silencio.-¿Te está yendo bien con Giovani?Isabela miró por encima del hombro al hombre recostado en la cama que miraba la televisión. Después de dormir más tranquilo después del baño que se habían dado tenía un mejor semblante, y ella también.-Si, nos estamos divirtiendo, cuando regrese te cuento.-Está bien, Bela, pero si
Isabela notó que después de cenar y ponerse a ver una película para matar el tiempo, Giovani se comenzó a comportar bastante extraño. Su piel se había tornado ligeramente más sonrojada y había ligeras gotas de sudor corriendo por su sien que él secaba con desinterés. De vez en cuando abría su boca y dejaba salir un largo jadeo y se removía bastante en la cama donde ambos estaban recostados contra el respaldar viendo la pantalla. Ni siquiera estaba siguiendo el hilo de lo que ocurría en la pantalla, pues las veces que ella le había preguntado él le había dado una respuesta ambigua.También en solo la hora que llevaban se había levantado tres veces para ir al baño y se había tomado varios minutos dentro. Cuando volvía parecía algo agitado y no de muy buen humor. Una de ellas se había dado hasta un baño donde su cabello quedó húmedo y en parte de su pecho aun corrían algunas gotas de agua.-Giovani ¿te encuentras bien? ¿La comida te cayó mal?- ella comenzaba a preocuparse por su estado.
Jugar con Giovani no era precisamente algo fácil de hacer, y menos en el ámbito sexual. El hombre se notaba que tenía experiencia, y más ahora que solo se dejaba llevar por su impulso debido al afrodisiaco. Con razón la había dejado en el estado que estaba hora y eso que apenas se habían revolcado mucho.Ahora tenía a Isabela apretando sus manos y dientes contra la almohada para no dejar salir sus gemidos provocados por la sensación que recorría todo su cuerpo. Giovani estaba detrás de ella alzando su cadera, sus dedos se enterraban en la carne donde era seguro que dejaría marcas. Su miembro se restregaba entre sus muslos de adelanta hacia atrás rozando con fuerza su sexo donde la única barrera era la delgada tela de la braga que hacía tiempo se había vuelto transparente por los fluidos de ambos.Giovani ya se había corrido una vez contra la tela y sacando un gemido de Isabela ante la sensación de calor, pero eso no lo había detenido.Ella sintió el peso de él contra su espalda cuando
Giovanni se despertó en la mañana con un dolor de cabeza que la dividía la mitad y gimió sonoramente ante este hecho. No recordaba mucho lo que había ocurrido después de empezar a hablar con Isabela en la puerta del baño cuando ella le pidió ayudarlo. Todo lo que estaba en su memoria era muy confuso, pero realmente debió haberse sentido bien lo que habían hecho y haberse corrido más de una vez pues su cuerpo estaba en ese estado de cuando tenía sexo a lo grande.Demonios. Debía haber tenido un poco más de autocontrol sobre sí mismo por muy bueno que lo hubiera estado pasando. Nada garantizaba la seguridad Isabela y menos con las ganas que le tenía y que últimamente ella no estaba ayudando mucho tampoco. Esperaba que todo hubiera salido bien a pesar de todo, no solo por sus planes que se verían arruinados, sino porque realmente no deseaba quitarle la virginidad en esta situación. Al menos si tenía sexo con ella deseaba que fuera en un mejor ambiente y con algo especial preparado desde