A pesar de que Giovani había dicho que sería una boda rápida y sencilla, el vestido que Isabela se estaba probando ahora no era precisamente lo que ella tenía en mente acorde a esas dos palabras. Ni el vestido ni el restaurante en el que iban a celebrar la cena después.Después de haber terminado la jornada laboral la había llevado primero al establecimiento más caro de toda la zona y había elegido un menú acorde a la fecha después de reservar el local entero. Él le había comentado sobre algunos conocidos que irían muy personales y le había preguntado a ella si tenía a quienes invitar. Y ella, aparte de Allen, no tenía a más nadie, así que había negado.En la empresa ya estaban los comentarios dado que los habían visto juntos y que el auto en que ella era llevaba y recogida tenía la misma inicial de la matrícula que el Ceo, pero Giovani le había especificado que, aunque trabajaran en su empresa, había temas que había que mantener por separado. Y aun cuando ellos se casaran, él lo anun
Isabela sintió que su hombro era sacudido levemente y abrió los ojos para encontrar su cabeza encima del hombro de Giovani. Aun en medio de su aturdimiento la alzó rápido mareándose en el proceso.-Uhg- protestó con un sonido de la garganta. Se había quedado realmente dormida y lo peor es que no había estado incómoda realmente. El hombro de él era duro pero ancho. Se restregó los ojos y al mirar por la ventanilla se dio cuenta de que…- ¿Dónde estamos?El auto se había detenido delante de un restaurante callejero diferente al que habían asistido antes. Ya afuera estaba de noche y las personas comenzaban a pasar de un lado a otro.-Vamos a ver a un conocido mío- Giovani se había quitado el saco y se arremangaba la camisa- No nos demoraremos mucho, pero insistió demasiado.Isabela no comprendió, pero igual lo siguió bajando del auto cuando Kamil le abrió la puerta. Miró la estancia delante de ella y no combinaba para nada con Giovani. Era un local grande, lleno de meses, con mucha comida
De todas las locuras que pudieran pasarle por la cabeza a Isabela, amanecer acostada en una cama con Giovani casi completamente desnuda no era una de ellas. Su boca se abrió de la impresión ante el estado de ambos al poder ver el cuerpo de ambos ante la luz que se filtraba por la enorme ventaba de lo que parecía una habitación de hotel de a saber que piso porque la vista era increíble desde afuera.El brazo desnudo de Giovani que descansaba sobre la cintura de ella, se extendía hacia su torso desprovisto de ropa y donde solo su bóxer escondía su zona inferior que por lo que ella podía sentir contra su cuerpo, estaba erecto en medio del sueño. La pierna de él estaba entre los muslos de ella abriéndolos haciendo difícil que ella pudiera moverse mucho y su cabeza descansaba en el brazo de él, encima de parte de su cabello suelto por lo que al alzar la cabeza soltó un gemido de dolor.-Ugggghhh- el protestó en su garganta- No te muevas, es muy temprano y casi no he dormido- Giovani la apr
Giovani aún no había recuperado el aliento. Siempre un orgasmo mañanero era excelente para empezar el día, pero el costaba un poco recuperarse. Lentamente giró su rostro y dejó un beso en la mejilla de Isabela. Ella había estado genial a pesar de que se había resistido un poco. No importaba, al final ella también había disfrutado y bastante bien.-Buenos días- le dijo él ahora un poco más despierto- Tenemos un día largo, nos vamos a casar- y claro que sí, ahora que había probado a la mujer, no la dejaría ir.Isabela que también se encantaba jadeando debajo de él apretó los labios.-Dime que fue lo que pasó ayer en la noche- a pesar de todo, la idea no se le quitaba de la cabeza. Acaso ella y él…-Solo vomitaste encima de los dos y tuve que mandar a lavar la ropa- él dijo de forma descarada- Después resbalaste en el baño y los dos caíamos en la tina de agua. Fue realmente un espectáculo si, te abrazaste a mí y me llamaste Allen y no me soltaste en toda la noche. Aparte de eso y de que
Isabela se quedó mirando el resultado final de dos horas desde que la habían comenzado a vestir, peinar y maquillar. Casi no se reconoció.El hermoso vestido ajustado a su cuerpo con la amplia pero cómoda falsa, el cabello peinado en una trenza muy elaborada y amplia que caía por toda su espalda y más debajo de la cadera con adornos de flores metalizadas, y el maquillaje en tonos marrones que hacían resaltar sus rasgos y para rematar un tono rojo que contrastaba con todo.No podía negarlo, se veía realmente hermosa, el personal había hecho muy buen trabajo con ella, solo que… acaso ella merecía verse así. No había nacido en cuna de oro, no tenía ese dinero, estaba forrada en deudas y para rematar, era perseguida. Ahora que lo pensaba esas eran parte de las razones por las que nunca había pensado en tener una pareja, pero ahora… se encontraba a punto de casarse. Algo que por su cabeza nunca había pasado.Un sonrojo adornó sus mejillas.Casarse. Ese día. Era una cosa de locos realmente.
Isabela se sentía como un bicho fuera de lugar rodeada de aquellas personas, donde no conocía a ninguna de ellas. No eran muchas, la verdad. Después de salir de la ceremonia de casamiento, con el peso del frío material del anillo en su dedo, se habían dirigido directo al restaurante que su ahora esposo había contratado. Allí los esperaban, como le había dicho cerca de 20 invitados de clase alta, conocidos de él. Muchos de ellos que habían dejado regalos caros como ella había podido percibir encima de una de las mesas.Sin embargo, Isabela no estaba familiarizada con la forma de hablar de ellos, ni cómo comportarse de forma tan… refinada, como la mayoría de las mujeres que de lejos se les olían los millones. Ella era una simple chica, que había tenido que luchar toda una vida. Aun así, no bajó la mirada en ningún momento y aunque no habló tampoco tenía una leve sonrisa en sus labios, aunque su cuerpo estaba sumamente tenso debajo del vestido de novia y los zapatos de tacón le estaban a
Giovani si tenía que reconocer una cosa. Samantha había sido su pareja por cuatro años y no fue por gusto. El vestido rojo que portaba la mujer le quedaba endemoniadamente bien, ajustado a sus curvas y dejando ver una nívea pierna. Ella era una mujer hermosa, no había dudas de ello, así como elegante. Había atraído la mirada de todos, tanto por su presencia inesperada como por su aspecto. Solo si ella no tuviera su verdadero carácter y la pasión entre ellos no se hubiera enfriado, quizás ellos hubieran durado unos años más. Aunque ahora se lo cuestionaba y mucho.Después de conocer a Isabela, una persona fuera totalmente de su acostumbrado círculo social, se había dado cuenta que los horizontes eran mucho más grandes. Y que una simple mujer como ella, podía despertar no solo la bestia de la pasión en su interior. Él se sentía cómodo y como él junto a ella. Algo que con Samantha o cualquier mujer no había sentido nunca.Entonces recordó muy bien lo que Samantha le había hecho a Isabela
El silencio que inundó la sala fue el más incómodo que pudiera haber. Los invitados miraron de la mujer haciendo el espectáculo al anfitrión del evento y después a la mujer detrás de él. Isabela por su parte no sabía bien cómo reaccionar. Si fuera la novia real, pero real, de este hombre, le caería a patadas en ese mismísimo momento por traicionarla de esa manera, pero no. Ella era la novia por contrato por lo tanto no sabía si sería correcto fingir un espectáculo y quedarse callada detrás de Giovani aunque la vena en su ceja ya comenzaba a palpitarle.Samantha la incomodaba muchísimo. Además, que demonios le pasaba. Había manchado el traje de Giovani, traje que vendería junto al suyo para ganar algo de dinero. Bien podría agarrarla de las extensiones esas que tenía puestas y hacerlo lavar a ella. Ah, maldita.Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Giovani soltó un bufido primero y después una carcajada que impresionó a todos los presentes. El rostro de Samantha palideció,