Isabela se arrepintió de haber preguntado y haber recibido aquella respuesta. Kamil era alguien que no parecía hablar mucho…quizás era mejor así. Ahora estaba preocupada, por eso cuando Giovani entró al auto la encontró pálida en su asiento y con sudor en su frente.Al ella escuchar el sonido de la puerta se pegó al otro lado como un cachorro asustado y sus ojos lo miraban con cautela. -¿Qué? ¿Estás nerviosa porque piensas que te volveré a besar?- él le sonrió ligeramente pero al ella negar lentamente se dio cuenta que algo no estaba bien.El Ceo frunció el ceño y miró a Kamil.-¿Qué le dijiste?- su tono cambió completamente.-Nada que fuera mentira- este le respondió como si fuera lo más del mundo- Solo cómo es su familia.Giovani se acomodó en el asiento y suspiró.-No son asesinos, si eso fue lo que él te comentó. Solo son… complicados de tratar.-Eso no me tranquiliza- Isabela mantenía la distancia de él- No tengo intenciones de dejar a Allen nuevamente huérfano.Giovani buscó al
Giovani se consideraba un hombre de muy buen gusto. Muestra de ello era su enorme mansión, donde la decoración fue supervisada por él, cuando fue remodelada; su porte y su enorme closet lleno de prendas de primera clase, y porque no... el que era se Samantha, donde muchas prensas las había comprado él mismo. Tenía que mencionar que la mujer solía vestirse un poco... subida de tono para los eventos y estar en boca de todos no era algo que a él le gustaba, aun cuando no se metía en la vestimenta normal de que ella usaba normalmente. Dado el caso, ahora tenía a Kamil detrás de él llevando una lista de todas las compras que serían enviadas por mensajería más tarde, directo a la mansión, por lo que no tenían ninguna bolsa en la mano. Y al final la mitad de las compras las había hecho el personalmente. Isabel a y si hijo eran demasiado recatados para su gusto. Les había dicho que tenían la libertad de escoger las prendas que quisiesen, pero era como si les hubiera dicho lo contrario. Por l
Giovani sentía que después de entablar una conversación con Allen se le iban toda la fuerza y energía para discutir. Ese niño realmente era algo. Con pocas palabras era capaz de dejar a uno sin habla. No entendía como Isabela podía estar con él sin perder la paciencia. Aunque pensándolo bien… ellos dos interactuaban de una forma especial.Miró su reloj después de un rato notando que la mujer se estaba demorando bastante para probarse un simple vestido. El vestido era elaborado en tela, mas no en diseño. Solo hacía falta unos pocos minutos para ponérselo. Entonces…Vio como dos empleadas pasaban por su lado y una de ellas le cotilleaba a la otra, mirándolo precisamente a él. Giovani, después de tantos años en el ojo público era capaz de diferenciar las miradas, así como quien estaba diciendo de él un comentario bueno y otro malo. En ese caso era lo segundo.Se levantó en dirección a ellas y las vio tensarse.-De que me perdí que hablan tanto de mi- alzó una mirada. Kamil que estaba ate
Lo primero que Isabela sintió sobre su piel fueron las manos calientes que tocaban en el medio de su columna. Por el reflejo pudo ver que los ojos azules del hombre se habían centrado en su espalda y ella tragó en seco. El rostro de él estaba sumamente serio y centrado, y ella no podía negarlo, Giovani era un hombre atractivo, con todos los rasgos bien ubicados en su rostro. -Relájate, no te haré nada- le dijo él con voz grave, -Créeme que si me dice eso lo menos que hago es relajarme. Además, no debería estar aquí dentro, es el vestidor para mujeres, si lo agarran aquí adentro… -No me harán nada- él la interrumpió- es probable que despidan a una de las empleadas por estar difamando mi imagen, por lo que estoy seguro de que ninguna dirá nada. Ella lo miró por encima del hombro con la boca abierta. -¿En serio? Él desvió su mirada de la espalda de ella para centrarse en el rostro asombrado de la mujer. -En serio. Los ojos de Isabela se abrieron más grande. -No debería hacer que
En menos de 24 horas Isabela había sido besada dos veces, y por el mismo hombre. Y no un simple beso, él casi le comía la boca, introduciendo su lengua lo más profundo que podía intentando volverla loca.Los brazos de ella, que apretaban la tela sobre su pecho hicieron que Giovani no pudiera pegar su cuerpo completamente al de ella por lo que reforzó el beso hasta escucharla gemir y agarró sus muñecas. Aprovechando que ella estaba vulnerable hizo que envolviera sus brazos alrededor de su cuello y de esta forma pudo rodearla completamente y pegarla a él. La espalda de ella se arqueó ligeramente y la tela que cubría su torso se corrió hacia abajo quedándose atrapada a la altura de la cintura.Eso no estaba entre los planes de Giovani, pero tampoco se quejaría. Se alejó un poco sacando la lengua de la boca de ella y lamiéndole los labios para poder mirar por el rabillo del ojo la piel expuesta de ella y… tragó en seco. No se había equivocado, los pechos de ella eran pequeños, con un pezó
«No sé» no era precisamente una respuesta que alguien como Giovani le gustaba escuchar. Y menos cuando era a una pregunta como la que había hecho antes.-¿Cómo que no sabes?- él quitó el brazo de sus ojos y fulminó con su mirada a Kamil.El hombre moreno negó con la cabeza.-Ella salió del vestidor, agarró al niño y se fue rápidamente. Mi trabajo es protegerlo, no podía caerle detrás a ella.Giovani abrió la boca para replicar, pero regañar a Kamil no lo llevaría a nada, él tenía razón.-¿Ella dijo algo?- había reconocido de que se había propasado con ella.Kamil volvió a negar.-Ella estaba… casi llorando. No parecía estar bien- dijo sinceramente como siempre.-Demonios- maldijo Giovani dando un golpe en el asiento. Acaso tendría que disculparse con la mujer por lo que le había dicho ¿era en serio? Él no solía disculparse. Él lo hacía todo medidamente para no tener que hacerlo.Acaso Isabela lo haría rebajarse a ese nivel. Gruñó frustrado. No, no lo haría. Los dos tenían un contrato
Disculparse era algo que Giovani no solía hacer para nada. Eso era reconocer los errores, y él no cometía errores, sin embargo, eso no era lo que Isabela tenía en mente. Ella lo estaba literal, obligando, y no parecería que buscara otra respuesta por la forma en que lo miraba. Sus ojos podían aun tener rastros rojos de haber llorado en las comisuras de ellos, pero de ahí, nada más. Su expresión de ahora era de determinación. Esa que a él le había fascinado desde un primer momento.Y sin darse cuenta los labios de él se movieron.-Lo… siento- Tras decir esto el rostro serio y pulcro de Giovani se volvió tan rojo y caliente que se dio media vuelta y se lo cubrió con las manos. Dios, que había sido eso. Por su parte Isabela no pensó que serían… tan fácil que él le dijera aquellas palabras, pero si, se las dijo. Se llevó una mano a su boca para que no saliera el bufido atrapado en su garganta y recobró la postura.Ya que él se había disculpado, fuera consciente o inconscientemente, lo ha
Desayunar sin Giovani en la mesa o no recibir alguno de los acasos de él le resultó bastante extraño para Isabela, sobre todo cuando ya habían pasado cuatro días desde que él se había ido de viaje. Ella era consciente de que era una mujer acostumbrada a adaptarse muy rápido a los nuevos entornos, pero el colmo que comenzara a extrañar la presencia del hombre, cuando debería sentirse aliviada. No se comprendía, la verdad. -Bela, ocurre algo- Allen, al lado de ella, dentro del auto que los llevaba en dirección a la escuela de él, le preguntó- Has estado suspirando últimamente. Ella alzó una ceja con dudas. -¿En serio lo he estado haciendo? El niño asintió. -¿Es porque extrañas a Giovani? Hacías eso mismo después que mi mamá murió. No pareces darte cuenta. Isabela se sorprendió de lo observador que era Allen. Vaya recordar esos detalles. -¿Por qué lo extrañaría?- ella intentó desviar la atención sobándole la cabeza a él. -Porque a pesar de todo, él parece ser alguien bueno, aunque