62.

― ¿No me dirás nada? ― él la miraba con deseo y expectativa ― tienes permiso de hablar no te preocupes ―

― Yo estoy aquí para lo que usted desee mi señor ― estás palabas las aprendió muy bien durante su tiempo en el recinto de la arpía, no había ningún sentimiento de su parte, no se le permitía una opinión ni una queja, ella solo debía obedecer

Karim estaba cumpliendo una fantasía pensando que ella era Miel, se acerco y la acaricio, su piel suave le quemaba en los dedos, no soportaría mucho más sin tenerla. Le quito el vestido que usaba y la llevo a la cama.

Ella podía sentir como él recorría su cuerpo, las manos de Karim pasando por todas partes, su boca mientras lamia su cuello y sus senos. Cada acción de él, para ella era una tortura más, pero no podía negarse.

Karim la arrojo a la cama, y la mir&oa
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