Jerder y Nadin habían llegado a la casa de los Don, y hablaron durante horas. Mientras tanto, en las sucursales de los Clindy, una desgracia tras otra se desataba, alterando al viejo Clindy y dejándolo postrado en la cama. Ángelo, fuera de su control, no sabía qué hacer. No tenía idea de que todo eso podría ser descubierto de un solo desplome. Esmeralda, incesante en su búsqueda, intentaba dar con el paradero de Nadin, con la sospecha de que todo lo que sucedía tenía que ver con ella.Uno de sus espías les contó que Jerder y Nadin habían estado con los Don, lo que llamó mucho su atención.A medida que avanzaba el día, la noticia tomó fuerza. Cinthia Don había sido encontrada en la casa de los Stomcling. El desplome de los Clindy trajo consigo un conflicto interno. Demasiados enemigos cuando eres la empresa número uno en la ciudad y repartida por el mundo. Los Clindy recibían ataques en todas las ciudades.Esmeralda estaba al borde del colapso al ver que todo se revelaba de forma tan co
—¿Estás siendo culpada? ¿No has hecho nada, Esmeralda?—Te dije que no hice nada. Los Don me están culpando.—¿Por qué razón, pues?Su tono ya estaba enojado.—Si te imaginas, ¿quién fue el que descubrió que Cinthia estaba en mi casa? ¡Ángelo, nos están incriminando! Todos nos miran mal. ¿Crees que somos capaces?Cuando dijo eso, Ángelo la miró, hablando de "capaces". Ella se atrevió a decir tal palabra. Durante todo este momento, Nadin no habló, solo se limitó a escuchar la discusión. Esmeralda sabía que ella estaba allí, pero no podía acusarla directamente.—Hablas de ser capaz como si fuera un lema diverso.—Seré tu esposa, tienes que creerme.—Por eso, aunque haya cometido tal atrocidad... ¡Todo tiene que ser un plan de ella! Ella fue quien descubrió que estaba en mi casa y que expuso todo. Ella nos quiere destruir. Date cuenta de que estás acogido a una m*****a víbora.Esmeralda no tenía pruebas, pero podía sembrar dudas. Al levantar los dedos y señalar a Nadin, enfadó a Ángelo. N
Ángelo estaba impaciente; la única solución en su mente era que Esmeralda probara su propia medicina. Siempre había sabido que ella era culpable, pero no esperaba que llegara hasta este punto. ¿Tan malvada era? ¿Acaso había algo cálido en su corazón?—¡Esmeralda, discúlpate ahora!—¿Cómo piensas que me voy a disculpar? ¡No hice nada!—¡Discúlpate, ahora!Ángelo no quería tratar más con este asunto. Quería terminarlo lo antes posible, pero ella se estaba haciendo la difícil. Si los Don le ponían más mente a esto, no dejaría que su futuro se fuera al desagüe por una simple mujer. Era un hombre frío, con una personalidad indescifrable. Su aura de poder lo rodeaba dondequiera que caminara. Pero ahora debía humillarse y pedir disculpas por alguien más.Se levantó del sofá y caminó hacia donde estaba Cinthia, al lado de su hermano. Hizo que Don Huang se levantara y se sentó a su lado. Los ojos de Esmeralda estaban rojos; quería devorar a Cinthia. No aceptaría tal humillación. Para la familia
Las semanas pasaron, y la rutina de Esmeralda seguía siendo la misma. Había dejado de hacer muchas cosas solo para seguir a Nadin, la llamada emperadora, conocida en la ciudad de City Orlens como Lady C. Nadie hablaba mal de ella; era como un fantasma en la vida de la ciudad, y Esmeralda no podía encontrar nada, ni lo más mínimo sobre su pasado. Sentada en la esquina de una cafetería, manteniendo un perfil bajo, reflexionaba.Todos los problemas comenzaron a surgir después de la aparición de Nadin y el supuesto correo que interpretaba a su hermana, quien había salido de prisión. La ubicación de Nadin era un misterio. Mientras pensaba, un mensaje llegó a su celular. Al abrirlo, vio fotos de Cinthia muy cerca de Ángelo y otras de Nadin saliendo de diversas empresas. Se tomó un momento para buscar más información en Internet, pero lo que encontró no la dejó satisfecha.La supuesta emperadora no solo se reconocía por ser una hacker en la primera lista del mundo; su familia no aparecía en n
La frustración me llenaba. Era verdad lo que dijo Alejandro: las cosas habían cambiado desde el primer día. Me sentí reacio a utilizar a Nadin para mis objetivos. Pero al conocer su historia, solo quería ayudarla a cumplirla, sin darme cuenta de que había introducido mis planes malvados en su vida. El juego había comenzado, y ahora, ¿cómo doy marcha atrás? Perdía la cordura cada vez que estaba cerca de ese maldito Ángelo Clindy. No la odio a ella; la amo. Pero, ¿cómo separo mi odio por su familia sin que ella se vea implicada?Puede que odie a su familia, sí, pero dudo que Nadin quiera destruirlos. Ella no me necesita para establecerse ni para competir en la industria. Por lo menos, tendría alguien digno de eso. Me había embargado en todas las industrias, grandes y pequeñas. Había adquirido tanto que mi riqueza superaba a la de mis antepasados en miles de espacios.Sentado en mi sofá, entró Shasha, otra mujer que, si no fuera su jefe, me daría miedo.—Señor, tenemos que partir al norte
Era su familia, pero esta era la primera vez desde su salida que estaba viéndolos tan cerca. Entró no como Nadin Stomcling, sino como Lady C. Le dolía tanto que las lágrimas amenazaban con correr de sus ojos. Aguantó y tocó la puerta.—¡Pase!Al entrar, se topó frente a frente con su madre, quien ni siquiera la reconoció. ¿Cómo era eso posible? Aunque un hijo tuviera todos los cambios posibles, siempre deberían poder notar a su propia sangre.—¿Cómo estás, señorita emperadora? Es un honor para nosotros que venga a vernos.Ella aguantó las lágrimas, deseando correr a abrazarla y decirle: "Madre, he vuelto".—Descuide, señora Stomcling, por favor, el honor es mío.—Mi esposo está despierto; puede hablar con él.—Bueno, antes quería hablar con usted y hacerle una pregunta.—¿Sobre qué cosa?—En las investigaciones que hice, encontré que tiene otra hija. ¿Dónde está?La señora Stomcling quedó estática; las manos empezaron a temblarle y no emitió una palabra. Nadin tomó su mano para que dej
—No sabía si yo era un estorbo entre ustedes. Les di todo solo para conseguir nada, solo engaño y traición. Me vendiste sin el mínimo remordimiento. Mi madre también pasó por lo mismo. Nunca me contaron sobre ella.—¿Qué? ¿Quién eres? ¡Imposible, tú no puedes ser Nadin; ella murió!Todo quedó en silencio, como un cementerio. La señora Verónica casi se desmaya. Nadin seguía riéndose de ellos; de verdad, la dieron por muerta. Aunque fue un arreglo para que no la encontraran antes, no sabía que ellos lo tomarían como la verdad pura.—Pues no, padre, no lo estoy.—¿Tú? ¿Cómo es posible? ¿Cómo te convertiste en alguien tan importante?—Así es la vida, padre. Recuerda que la que estuvo en tu empresa todo este tiempo fui yo.—¿Cómo… cómo conoces al gran poderoso J.K.?—Eso no tiene que importarte. Recuerda ahora que tu empresa está en mis manos. ¡Y esto va por mi madre! Y si alguien sabe que soy yo, te juro que los llevaré hasta las cenizas. Y bien sabes que tú y yo no tenemos nada que ver co
En la clínica privada, Verónica estaba histérica. Una vez que los doctores lograron estabilizar al señor John, lo que parecía un alivio fue solo el inicio de su caos. Jaló a Esmeralda a un rincón para hablarle.—¿Madre, qué te pasa? Te noté muy fuera de lugar desde que llegué. No quise preguntar por qué Ángelo estaba cerca, ¿qué hacía esa mujer aquí?—¿Esta mujer? Ja, ¿quién lo diría? ¿Qué seria está ella?—¿De qué hablas, madre? ¿La conoces?Ángelo, que había ido a la cafetería y regresaba, subía las escaleras con su habitual sigilo. Pero al girar en la esquina, escuchó las voces y se detuvo. Sabía que algo andaba mal y se quedó a escuchar lo que tramaban estas dos mujeres.—Madre, habla, que me tienes muy alterada. ¿Qué hacía esa m*****a zorra aquí?—¿Tú ya sabías quién era?—Esa m*****a está ganando mucho terreno. No se aleja de Ángelo y tiene a un hombre muy poderoso detrás, además de un novio muy guapo. ¡Porque tiene que estar cerca del mío! Eliminé a Nadin por eso.—Te diré que n