Nadin sentía una mezcla de fuerza y energía al contemplar el USB en su mano. Sin embargo, la duda la asaltaba: ¿qué habría en él? ¿Y si era una trampa? “Primero debo asegurarme de que no esté lleno de virus”, pensó. Pero la determinación se apoderó de ella. “Lo que sea que haya, puedo lidiar con cualquier virus que se interponga. Quien lo puso, sufrirá”.Subió a su estudio y se encontró con Jerder, que entraba con su taza de café, y Black, que estaba atado a Alejandro. “Qué dúo tan pegajoso”, pensó Nadin mientras se acomodaba en su sillón, observando el USB con una mezcla de ansiedad y curiosidad. Respiró hondo antes de introducirlo en la computadora, preparándose para ver con claridad todo lo que había sucedido. El USB era viejo, lo que indicaba que no había sido reemplazado.Cuando presionó "Play", la pantalla cobró vida. La escena comenzó a desarrollarse, y Nadin sintió que el corazón le latía con fuerza. “Santo cielo, todo esto realmente ocurrió”, se dijo a sí misma. Un grupo de ho
Retumbada en el sofá, Nadin sentía que su mente, su alma y su cuerpo estaban en otro horizonte. Estaba perdida. La traición de Esmeralda la había dejado destrozada; se sentía utilizada como una m*****a basura. La respiración se le cortaba, y el sofoco la invadía. Jerder, al notar su estado, se acercó y la agarró con firmeza.—¡Respira profundo, no te ahogues en esto! Hay que buscar una solución —dijo él, tratando de calmarla.Pero Nadin no podía pensar en nada más que en la imagen de destruir a toda la familia Stomcling. La satisfacción que le daría ver caer a sus enemigos era abrumadora. No podía aguantar más y soltó lo que la atormentaba.—¡Los voy a destruir, la voy a matar, esa m*****a!—¡Nadin, respira! Te estás poniendo muy mal, estás perdiendo color. Amiga, cálmate —le insistió Jerder, preocupado por su estado.Nadin se dio cuenta de que tenía razón; su palidez era evidente. No sabía qué estaba pasando, pero la oscuridad la envolvía. De repente, todo se volvió negro, y se desmay
Don Clindy habló con su mano derecha, Sirio.—¡Dile a Ángelo que venga ahora, de inmediato!—¡Sí, SEÑOR!Don Clindy estaba enfadado, pero no porque Ángelo estuviera escondiendo a Nadin, sino porque al buscar la verdad, también descubrió que Nadin era inocente. Se sentía culpable por no haber creído en ella. Aunque ella le había suplicado que la escuchara, él actuó como un tonto, confiando solo en las palabras de Esmeralda y en un video manipulado. Esa carga lo estaba matando poco a poco. Había fallado en no creerle a su hija Samantha y, aún más, en no aceptar la verdad sobre Nadin. Todo lo había hecho para proteger su empresa y su reputación, y no dejaría que nada ni nadie manchara el nombre de los Clindy. Lo había jurado: sacrificaría a quien fuera necesario para mantener a su familia en la cima.Su juramento lo llevaba a cometer los peores errores. No creía en las personas, incluso cuando eran inocentes. Mientras involucrara a su empresa, se haría el ciego y el sordo. Llamó a su sirv
Nadin estaba pensativa en su cama. Su mente estaba llena de ideas, y todas ellas eran tan crueles que hasta ella se asustaba de sus propios métodos de contraataque. Pero no había mejor manera de hacer llorar a un niño que quitarle su propio dulce.Tenía consigo todos los planos de los negocios de los Clindy y los Stomcling. Sabía cuáles eran los más turbios y los que no tenían perdón de nadie. Hacerles perder el control sería la mejor opción.Se sentó en la cama y reflexionó sobre los hechos. Caminó hasta la sala y encontró a los demás sentados y pensativos. Jerder estaba en su computadora, y su mano derecha, Alejandro, revisaba unos papeles. Al verla, levantaron la cabeza.—¿Te sientes mejor? —preguntó Black.—Sí, estoy mejor, pero mi mente está llena de cosas.—¡Eso se sabe! —dijo Jerder.—¿Qué planes tienes? Nosotros estamos muy ocupados y queremos saber los tuyos también.—Bueno, lo primero que quiero hacer es un disturbio entre ellos. Y empezaremos por la petrolera.—¿Estás hablan
Esmeralda estaba pensativa, maquinando cómo debería ser su plan para matar a Nadin. Un plan malvado y bien estructurado. La otra solo la había culpado, destruyéndola para estar con el hombre y todo lo que ella deseaba. Pero ahora, la destruiría por completo, borrando su existencia del mundo.Nadin lanzó su plan en marcha. Tenía muchas cosas pendientes. No descansaría hasta que todos pagaran un precio bien alto por todo lo que había tenido que sufrir.Subió a su dormitorio y se cambió, vistiéndose con mucha elegancia. Pautó una reunión con Ángelo en su empresa. Quería verle la cara. Aunque él no sabía si ella era la Nadin que había metido en prisión por puro capricho. Solo la venganza silenciosa tiene más efecto que la que todo el mundo conoce. Es más letal y destruye todo a su paso.Jerder quería acompañarla, pero ella se negó. Jerder era consciente de las locuras que ella podía hacer. Estaba en un estado emocional complicado, pendiente de que ella no arruinara de una vez por todas tod
No era necesario esperar a que esa bomba explotara; ya estaba a punto de hacerlo en solo segundos. Nadin dio la vuelta y caminó hacia la salida, dejando a Esmeralda con las palabras en el aire. Eso la alteró, haciendo que dejara atrás los buenos modales y la compostura. Comenzó a gritar, lanzando palabras incoherentes. Todos pensaron que había sido embrujada.—¡Creo que la señorita está muy mal! La belleza que visitó al presidente parece un rival fuerte.—¡Cállate, si no quieres un despido!—¡Mira por ti mismo! ¡Mira cómo ella ni siquiera se inmuta ante tus palabrotas!—¡La señorita parece más la futura esposa que la señorita Stomcling!—¡Amalia, cállate ya!—¿Me pregunto quién es ella?—¡Escuché que le decían la emperadora!—¿La emperadora? ¿Hablas de la hacker número uno en el mundo del ciberespacio?—¡No sé de esas cosas, pero al parecer es ella!—¡Oh, santo cielo! Ni en las mínimas batallas podrá la señorita Stomcling vencerla.—¡No viste cómo ni siquiera miró a la señorita! Solo c
Nadin pensó con cuidado. Arrancó su coche, dejando todo atrás. En el camino, llamó a Black para que le notificara cómo había salido todo.—¡¿Hey, Claverio, hiciste un alboroto, cierto?! Aunque no apareces, te vi; está tu figura así, de chiquita en la multitud.—¿Cómo salió todo?—¡No invadas mis preguntas! Todo salió como lo planeamos; ella está donde nos dijiste.—¡Bien, pues el juego ahora es mucho más alto! Que comience la operación.Cerró la llamada y marcó a Jerder, que estaba esperando su llamada impacientemente.—¡¿Por fin llamas?!—¡Tuve un contratiempo!—¡Sí, ya sé cuál! ¡Muy buen alboroto, por cierto!—¡No lo planeé así! Ella fue quien lo inició; le di la oportunidad de que probara un poco de su propia medicina.—¡Qué bien! Pues mira las acciones, hay un desplome.—¡Sí, y estate listo para hacer una compra!—¡¿Me estás dando autoridad?!—¡No! Te estoy otorgando el poder de arrasar con ellos.—¡¿No temes que te traicione?!Cuando dijo eso, ella no respondió de inmediato, dejan
Nadin caminó por unas rampas de flores y se detuvo para mirar el valle abajo, donde el sol, al esconderse, dejaba una maravilla de colores. Se quedó pensando, nunca imaginó que lo que la gente comentara pudiera hacerla sentir tan mal y molesta. En medio de todo esto, no esperaba encontrarse con Ángelo Clindy en el lugar. Él la vio y caminó hacia ella. Un cosquilleo recorrió su espalda, demasiado cerca para ser cierto. El cálido olor a alcohol la perturbó. Ese perfume... "No, Jerder no usa uno así". Al darse la vuelta, se topó con la cara de Ángelo. Su corazón tembló. Su respiración se volvió pesada. Tenerlo tan cerca era algo que no sucedía desde hacía mucho tiempo.Después de un segundo más mirándolo, se dio cuenta de que todo su sufrimiento y desgracia era gracias a él. No podía utilizar su nombre original por su culpa. Se odiaba a sí misma por haber estado enamorada de un hombre así durante tantos años. Le repugnaba haberse enamorado de alguien como él. Una ola de náuseas la invadió