Don Clindy habló con su mano derecha, Sirio.—¡Dile a Ángelo que venga ahora, de inmediato!—¡Sí, SEÑOR!Don Clindy estaba enfadado, pero no porque Ángelo estuviera escondiendo a Nadin, sino porque al buscar la verdad, también descubrió que Nadin era inocente. Se sentía culpable por no haber creído en ella. Aunque ella le había suplicado que la escuchara, él actuó como un tonto, confiando solo en las palabras de Esmeralda y en un video manipulado. Esa carga lo estaba matando poco a poco. Había fallado en no creerle a su hija Samantha y, aún más, en no aceptar la verdad sobre Nadin. Todo lo había hecho para proteger su empresa y su reputación, y no dejaría que nada ni nadie manchara el nombre de los Clindy. Lo había jurado: sacrificaría a quien fuera necesario para mantener a su familia en la cima.Su juramento lo llevaba a cometer los peores errores. No creía en las personas, incluso cuando eran inocentes. Mientras involucrara a su empresa, se haría el ciego y el sordo. Llamó a su sirv
Nadin estaba pensativa en su cama. Su mente estaba llena de ideas, y todas ellas eran tan crueles que hasta ella se asustaba de sus propios métodos de contraataque. Pero no había mejor manera de hacer llorar a un niño que quitarle su propio dulce.Tenía consigo todos los planos de los negocios de los Clindy y los Stomcling. Sabía cuáles eran los más turbios y los que no tenían perdón de nadie. Hacerles perder el control sería la mejor opción.Se sentó en la cama y reflexionó sobre los hechos. Caminó hasta la sala y encontró a los demás sentados y pensativos. Jerder estaba en su computadora, y su mano derecha, Alejandro, revisaba unos papeles. Al verla, levantaron la cabeza.—¿Te sientes mejor? —preguntó Black.—Sí, estoy mejor, pero mi mente está llena de cosas.—¡Eso se sabe! —dijo Jerder.—¿Qué planes tienes? Nosotros estamos muy ocupados y queremos saber los tuyos también.—Bueno, lo primero que quiero hacer es un disturbio entre ellos. Y empezaremos por la petrolera.—¿Estás hablan
Esmeralda estaba pensativa, maquinando cómo debería ser su plan para matar a Nadin. Un plan malvado y bien estructurado. La otra solo la había culpado, destruyéndola para estar con el hombre y todo lo que ella deseaba. Pero ahora, la destruiría por completo, borrando su existencia del mundo.Nadin lanzó su plan en marcha. Tenía muchas cosas pendientes. No descansaría hasta que todos pagaran un precio bien alto por todo lo que había tenido que sufrir.Subió a su dormitorio y se cambió, vistiéndose con mucha elegancia. Pautó una reunión con Ángelo en su empresa. Quería verle la cara. Aunque él no sabía si ella era la Nadin que había metido en prisión por puro capricho. Solo la venganza silenciosa tiene más efecto que la que todo el mundo conoce. Es más letal y destruye todo a su paso.Jerder quería acompañarla, pero ella se negó. Jerder era consciente de las locuras que ella podía hacer. Estaba en un estado emocional complicado, pendiente de que ella no arruinara de una vez por todas tod
No era necesario esperar a que esa bomba explotara; ya estaba a punto de hacerlo en solo segundos. Nadin dio la vuelta y caminó hacia la salida, dejando a Esmeralda con las palabras en el aire. Eso la alteró, haciendo que dejara atrás los buenos modales y la compostura. Comenzó a gritar, lanzando palabras incoherentes. Todos pensaron que había sido embrujada.—¡Creo que la señorita está muy mal! La belleza que visitó al presidente parece un rival fuerte.—¡Cállate, si no quieres un despido!—¡Mira por ti mismo! ¡Mira cómo ella ni siquiera se inmuta ante tus palabrotas!—¡La señorita parece más la futura esposa que la señorita Stomcling!—¡Amalia, cállate ya!—¿Me pregunto quién es ella?—¡Escuché que le decían la emperadora!—¿La emperadora? ¿Hablas de la hacker número uno en el mundo del ciberespacio?—¡No sé de esas cosas, pero al parecer es ella!—¡Oh, santo cielo! Ni en las mínimas batallas podrá la señorita Stomcling vencerla.—¡No viste cómo ni siquiera miró a la señorita! Solo c
Nadin pensó con cuidado. Arrancó su coche, dejando todo atrás. En el camino, llamó a Black para que le notificara cómo había salido todo.—¡¿Hey, Claverio, hiciste un alboroto, cierto?! Aunque no apareces, te vi; está tu figura así, de chiquita en la multitud.—¿Cómo salió todo?—¡No invadas mis preguntas! Todo salió como lo planeamos; ella está donde nos dijiste.—¡Bien, pues el juego ahora es mucho más alto! Que comience la operación.Cerró la llamada y marcó a Jerder, que estaba esperando su llamada impacientemente.—¡¿Por fin llamas?!—¡Tuve un contratiempo!—¡Sí, ya sé cuál! ¡Muy buen alboroto, por cierto!—¡No lo planeé así! Ella fue quien lo inició; le di la oportunidad de que probara un poco de su propia medicina.—¡Qué bien! Pues mira las acciones, hay un desplome.—¡Sí, y estate listo para hacer una compra!—¡¿Me estás dando autoridad?!—¡No! Te estoy otorgando el poder de arrasar con ellos.—¡¿No temes que te traicione?!Cuando dijo eso, ella no respondió de inmediato, dejan
Nadin caminó por unas rampas de flores y se detuvo para mirar el valle abajo, donde el sol, al esconderse, dejaba una maravilla de colores. Se quedó pensando, nunca imaginó que lo que la gente comentara pudiera hacerla sentir tan mal y molesta. En medio de todo esto, no esperaba encontrarse con Ángelo Clindy en el lugar. Él la vio y caminó hacia ella. Un cosquilleo recorrió su espalda, demasiado cerca para ser cierto. El cálido olor a alcohol la perturbó. Ese perfume... "No, Jerder no usa uno así". Al darse la vuelta, se topó con la cara de Ángelo. Su corazón tembló. Su respiración se volvió pesada. Tenerlo tan cerca era algo que no sucedía desde hacía mucho tiempo.Después de un segundo más mirándolo, se dio cuenta de que todo su sufrimiento y desgracia era gracias a él. No podía utilizar su nombre original por su culpa. Se odiaba a sí misma por haber estado enamorada de un hombre así durante tantos años. Le repugnaba haberse enamorado de alguien como él. Una ola de náuseas la invadió
Esa mujer es una diosa. Su cuerpo me enloquece. Desde que la vi vestida con ese vestido verde turquesa, mi mente quedó estática. Loco por tocarla, por sentir esa suave tela y sondear su piel debajo de ella. La miré y sentí su poder dominar mi cuerpo. Me atrevo a decir que si ella me dijera "corre", lo haría sin mirar atrás. Estaba poseído.Entramos al restaurante y no podía quitarle los ojos de encima. Cada comentario de ese idiota de Huang Don me enfurecía. Ella quería que me controlara, que no le diera un puñetazo en la cara. Pero la rabia por cómo él la miraba me consumía. Eso solo yo tenía el derecho de hacerlo. Si me hiciera dueño de todo lo que brilla en ella, no habría más problemas.Noté el sarcasmo y el aburrimiento en la voz de Huang Don, y los comentarios de la gente eran aún más molestos. Cuando ella salió, me quedé un momento para despedir a este imbécil. Una vez que terminé, salí a buscarla, pero me topé con el hijo de puta de Ángelo Clindy tocándole el hombro. Eso me sac
Pasé la noche más errante de mi vida, donde perdí lo que me hacía pura. Solo pura de cuerpo, porque mi alma está llena de dolor y resentimiento. No estaba pura en este sentido; cargaba conmigo todo el sufrimiento que una persona puede soportar: traición, confusión, verdades no deseadas. Todo estaba estancado en una sola fila. Sin embargo, al estar a su lado, logré dejar que todo se marchara. Me sentí segura. Olvidé si estaba resentida por las cosas que me han hecho. Muchas veces me pregunté si debería dejar todo y seguir mi camino. Pero me doy cuenta de que, aunque uno quiera dejar ir muchas cosas, otros están indispuestos a dejarnos marchar. En todo plano, frustramos sus planes.Mi noche fue maravillosa. Escuché un silbido a lo lejos y abrí los ojos lentamente para toparme con la luz del sol que brillaba a través de la ventana. Las cortinas flotaban y una cálida brisa del sur fluía en la habitación. Le sonreí al día, pero el tintineo de mi celular me sacó de mis pensamientos.No esper