Damián Luego de Antonella haberse ido, no me he vuelto a concentrar en mi trabajo debido a que siento mal. Estar peleado con mi mujer no es algo que me haga gracia, mucho menos cuando fui yo quien le hablo de esa manera tan fuerte. Sé que ella quiere hacerme ser un mejor hombre, reconozco que en ocasiones, o mejor dicho, la mayoría de las veces no soy bueno con mis empleados, incluso Trino por lo general suele reprenderme como ella.Sí, quizás deba aprender a valorar a mis empleados, después de todo gracias a ellos y a su gran trabajo es que esta empresa funciona.Dejo de pensar tanto en esto y me centro en la puerta la cual alguien está tocando.—Adelante —digo desde mi lugar.—¿Se puede saber qué le hiciste a Antonella? —Trino toma asiento frente a mí.—Te lo resumiré. Prácticamente, le dije que no se metiera en mis asuntos del trabajo. Ella admiró la maquetación que hizo Fernando, y tú sabes cómo soy yo. Intentó hacerme cambiar de opinión, pero yo solo la traté mal.Acaricia su
AntonellaLlegamos al restaurante de la universidad para ir a merendar algo. Mi estómago ruge como un león salvaje. Esta mañana no me dio oportunidad de comer en casa. Por culpa de mi marido salí tarde. Damián quiere hacerme suya a cada instante y en cada lugar de la casa. Un día de estos presiento que lo haremos en el jardín. Anoche mismo solucionamos nuestras diferencias. No podía seguir enojada con él. Sería estúpido de mi parte seguir enfadada por algo que más adelante se puede mejorar. No todo puede ser perfecto entre nosotros. Sé que en su empresa las decisiones las tomas él, y eso no lo puedo cambiar, aunque si me gustaría que no los tratara tan fuerte y fuese más flexible.Hoy saldré a comprar lo que me falta para el cumple de Damián. Ya falta poco y necesito todo listo. Tengo muchas sorpresas para él y me estoy preparando para que nada salga mal. Quiero asegurarme de que no habrá ningún imbécil con planes de arruinar la noche. Eso sería mi fin.—¿Qué más necesitas, nena?
Damián—¿Se puede saber qué piensas? —Inquiero al verla tan pensativa.Ella voltea verme y muerde su labio. —No sé cómo preguntarte.—Sabes que puedes preguntarme lo que quieras, Antonella, yo siempre te responderé con la verdad.No sé qué le preocupa.—¿Por qué yo? —frunzo mi ceño por no comprenderla, de hecho casi nunca logro comprender sus interrogantes repentinas.—No te entiendo, cielo.Ella se acomoda mejor.—Me refiero a por qué casarte conmigo cuando tienes detrás de ti mujeres hermosas y con fascinantes cuerpos. Yo ni les llego a los talones.Me siento y le pido que suba sobre mis piernas de frente a mí.—Muy fácil, porque solo tú causaste un gran efecto que ellas no.Respondo, ella parece no complacida. Quizás resumí mucho y esperaba algo más detallado, preciso.—Debe haber algo más.Asiento.—No sé cómo expresarlo. —Subo el tirante de mi camisa—. Primero, es cierto que no le llegas ni a los talones a esas hermosas mujeres —ella abre sus ojos, creo que no me estoy explicand
AntonellaOh, por Dios, no lo puedo creer, ya es el cumpleaños de mi infierno, y ando como loca. Tengo tanto que hacer y no logro controlar mis emociones. Estoy nerviosa, muy nerviosa, y mis manos ya comienzan a sudar. Veo a mis amigas tan tranquilas organizando la casa. Mi cuñada, relajada y coqueteando con Alan por teléfono cuando hay cosas por terminar, mi suegra y mi madre están metidas en la cocina preparando la comida junto con las del personal de la casa, y yo estoy que me arranco los cabellos. No sé si les ha pasado, que quieren hacer algo y su cuerpo no se los permite. Bueno, a mí me pasa hoy.En el hotel ya dejé todo preparado. Aunque ellos arreglen todo, fui a verificar que quedara como yo quería.El cumpleaños de mi infierno tiene que ser una bomba que recuerde toda su amargada vida. En especial cuando llegue la hora de estar a solas. Voy a sorprenderlo con mi baile erótico y mi vestimenta.—Si sigues ahí de pie, jamás terminaremos, princesa. —Daniela pasa por mi lado.En
DamiánHoy recibí mi cumpleaños de la mejor manera, teniendo en mi cama mi desayuno preparado por mi hermosa mujer. Jamás ninguna otra se había tomado la molestia de sorprender en mi cumpleaños como ella lo hizo esta mañana. Me pareció tan dulce de su parte. Hasta el más mínimo detalle que provenga de ella se vuelve importante para mí. Desafortunadamente, me tocó venir a la compañía y pasar el día aquí, no podía evitarlo debido a que tengo negocios en mente, qué deseo aprovechar. Pensé que a mi esposa eso le molestaría, pero me sorprendió cuando Nella me dijo que no había problema y que ella esperaría por mí.—Escucha, Damián, tengo una propuesta para el señor Evans, tengo entendido que su compañía está en banca rota, por lo que pretende cerrarla para siempre, el problema es que no podría permitirlo porque por más que esté en banca rota, es una compañía que nos podría beneficiar más adelante cuando se recupere. Así que quiero proponerle que tanto tú como yo paguemos todas las deudas,
Damián¿Puede haber alguien más sorprendido que yo esta noche? Muero por saber que otra sorpresa me tiene preparada mi esposa, incluso el resto de los invitados están como yo, ansiosos. ¿Que si ha sido mi mejor cumpleaños? Honestamente, sí, y eso que apenas está comenzando. Si así empezó, no me quiero imaginar cómo terminará. El grupo de personas se ubica a mi lado y comienza a palmear mi espalda y a decirme que soy un afortunado por tener como esposa a semejante mujer. Mi ego sube a un nivel muy alto, y es porque tienen razón. No me equivoque al decir que ella cambiaria mi vida.Mi cielo le entrega el micrófono a mi hermana una vez que termina de dedicarme esa hermosa canción. Antonella junta sus manos y me observa con timidez, esperando mi reacción. Lo siento, a veces suelo ser muy lento para expresar mis emociones. En realidad, nunca las expreso, únicamente lo hago con ella, y ya saben, me tomo mi tiempo. Tengo que darme a desear. “Buf”, es mentira. Con ella jamás me haría desear,
DamiánLlevamos varios minutos rodando. Ella se separa de mí y saca de su bolso una banda, lo que me hace pensar que mis ojos estarán vendados. Frunzo un poco mi ceño al no estar de acuerdo con que yo no vea nada, pero ella me mira con una cara que te dice “si te niegas, te mueres”, y pues yo quiero vivir, así que me dejaré vendar los ojos. No digo nada, y ella tampoco, solo siento cómo luego de tres minutos más la camioneta se estaciona. Antonella me ayuda a bajar para no caerme y caminamos un poco hasta detenernos.—Esto va para todos. Si alguien intenta arruinar la noche de mi esposo, quiero que disparen a matar, y si queda vivo, pues arránquenle las entrañas.Mis huevos suben hasta mi garganta por lo macabra que sonó. ¿Hablará en serio? No comprendo por qué está tan a la defensiva esta noche.—Así será, mi señora.Presiona mi brazo.—Bien, confío en ustedes, chicos. Ahora nosotros nos vamos y ustedes se quedan a cazar.Continuamos nuestra caminata. Escucho cómo las puestas se abr
DamiánTodo mi cuerpo está sudado y siento cómo tiembla. Antonella y yo hemos sobrepasado nuestros límites esta noche.Ya he perdido la noción, no sé qué hora es. Siento que la noche ha pasado lenta. Llevamos horas y horas entregándonos. Ella aún lleva puesta su tanga, botas y mallas. Ha sido excitante haberla hecho mía mientras vestía así. Mi cumpleaños ha sido maravilloso, y todo porque ella ha podido hacerlo posible.Se levanta y se tambalea un poco, pero, como es de esperar, recupera su compostura. Sube su pie y lo ubica en la punta de la silla. Capto su mensaje, así que bajo la cremallera de la bota y se la quita. Lo mismo hago con su otro pie. Cuando ya no las tiene, bajo su minitanga con todo y mallas.—¿Quieres un baño relajante en la tina llena de mucha espuma y conmigo dentro?Beso su pierna, me pongo de pie y la alzo.—Contigo quiero todo, mi cielo.Me observa feliz.Camino con ella sobre mis brazos hasta el cuarto de baño. Entro en la tina y la bajo. Ambos nos acomodamos c