Chelsea se desviste, se recuesta y en segundos la imagen de Steve irrumpe en su cabeza. Es un hombre tan apuesto, alto, fornido, su cabello oscuro hace juego perfecto con su blanca piel y esos ojos color amielados que le endulzan el alma a cualquiera. Repasa mentalmente su cuerpo, sus pectorales levemente adornados con finos vellos que parecen prolijamente peinados y cortados, semejantes a trazos de finas líneas. Sus muslos gruesos, piernas largas y el abdomen perfectamente cincelado que se asemejan a la gran obra escultórica de Miguelangel. La pelvis que hace perfecto juego con su pecho, semi poblada y aquel enorme y prominente miembro que no consigue dejar de estremecerla con el solo hecho de recordar esa noche de placer inconcebible e indescriptible entre sus brazos.Suspira y trata de leer un poco la agenda propuesta para la mañana siguiente. Desayuno con los empresarios, paseo por el Parque des rapides y finalmente un recorrido por el museo de Bellas Artes. El día iba a estar bas
Finalmente y en un último esfuerzo miró el destello rojo del salvavidas de Chelsea, la jaló del cabello y con su otra mano se sujetó con fuerza a una roca que sobresalía entre la fuerte corriente. La jaló hacia él, metió su brazo y hábilmente logró tomarla de la cintura. Ella tosía con dificultad, había tragado mucha agua.—Resiste mi amor —le dijo, ella se desmayó sobre su hombro, mientras él gritaba— ¡La tengo! Ayúdenme, la tengo.André y Chris remaron juntos, acercándose hasta ellos, André ofreció sus brazos y entre él y Steve lograron subirla al bote. Después extendió su brazo para ayudar a Steve. Estando dentro del bote, Steve comenzó a darle respiración boca a boca a Chelsea. Llegando hasta la orilla, los paramédicos los recibieron, la llevaron a la pequeña carpa que servía como una especie de consultorio médico para casos de emergencias como aquel. El médico atendió a la chica, quien lentamente comenzó a reaccionar. Steve tenía algunos raspones productos de las enormes piedras
El fin de semana transcurrió rápidamente, quizás más de lo que a Chelsea le hubiera gustado, no podía esperar que fuera ya lunes para volver a verlo aunque quedaban varias interrogantes en su cabeza por responder, no tenía idea de cuál sería la reacción de Steve al verla, si lo que pasó en Montreal se quedaría ahí, muy a su pesar, ahí en New York ambos tenían vidas hechas, ella estaba conociendo a Fred y Steve tenía una relación con Larissa.Ella sabía muy bien cuáles eran sus sentimientos hacia él pero, ¿estaría pensando él en ella de la misma manera? ¿estaría dispuesto a terminar su relación con Larissa, a dejarla por ella? Le parecía prácticamente una falacia en toda su regla, ella no era nada excepcional, no creía que fuera una de esas chicas que resalta a donde quiera que llega, ni tampoco de las que atrae todas las miradas, se consideraba simple, el antónimo de alguien como Larissa, esa chica era todo lo contrario desde su personalidad hasta su forma de vestir y caminar ¿Quién e
Desde su oficina, Chelsea pudo escuchar los gritos del presidente de la empresa, por lo que se ocupó en revisar algunos pendientes de la reunión que tendrían.Escuchó los pasos de Steve y su corazón latió con fuerza. Se puso de pie para esperarlo, lo saludó con la más amplia sonrisa.—Buenos días Sr Bullock —él apenas volteó a mirarla y a darle instrucciones.—La junta está suspendida. —respondió parcamente.—¿Ocurrió algo? —preguntó con asombro. Mas Steve no respondió, ella miró como detrás de él, venía Larissa.Eso fue suficiente para ella interpretar la actitud displicente de Steve entender cual era la dinámica de su relación“Eres una tonta, Chelsea” se recrimina así misma; el sentido que tiene todo aquello es muy simple, ella solo es importante para él cuando su prometida no está cerca. Más allá de lo que ocurrió en Montreal, de los besos, del deseo de la pasión ella no podía hacerse la vista gorda con la relación que llevaba Steve con Larissa.Las dudas comienzan a hacer su buen
Chelsea estaba pensativa, solo imaginaba la tarde tan incómoda que le tocaría pasar en la empresa; mientras Fred se estaba despidiendo de ella en el coche, su mente estaba divagando sobre el comportamiento de Steve en ese almuerzo ¿Por qué se tuvo que haber quedado en su misma mesa? ¿Por qué aceptó comer con ella y Fred? ¿Acaso lo que habían vivido en Montreal no significaba nada para él? Ella se encontraba alicaída, no se había dado cuenta de que había puesto sus expectativas demasiado altas “¿Qué te esperabas Chelsea, que él te recibiera con los brazos abiertos y diera vueltas contigo en brazos como en las películas? ¡Qué idiota fuiste! Por supuesto que eso no iba a suceder, él tiene una novia y es el jefe de la empresa y tú, solo su asistente”, se fustigaba a sí misma.Chelsea ya sabía que el encuentro con Steve ese día sería difícil, pero nunca esperó que la ignorara de la forma en la que lo hizo en cuanto se apareció Larissa allí. Ella había descubierto sentimientos en ese viaje
Chelsea estaba flotando en una nube, la manera de Steve tocarla, besarla, y hacerla suya era única y maravillosa. Aquel hombre tenía el poder de doblegarla con tan sólo tocarla. Chelsea arde de deseo y lujuria frente a él.Abrió la puerta del apartamento, escuchó ruidos y vio la luz encendida, aquello la puso algo nerviosa, no era lógico que alguien estuviese, excepto que…Dejó su bolsa sobre la mesa de centro y fue hasta la cocina, allí estaba, sí era su gran amigo Gustavo que había regresado finalmente.—¡Gus! Volviste —se cuelga a su cuello y él la sostiene de la cintura dando vuelta con ella.— ¡Me alegra que hayas vuelto, se me hizo una eternidad ese viaje tuyo.—A ver querida, que exagerada eres, apenas fueron unas semanas. Una semana de los last, en la que me divertí a lo grande en ese crucero.—Bueno si tú no me extrañaste, yo sí lo hice —se cruza de brazos haciendo pucheros.—Claro que te extrañé mi pecosita. Imagínate cada vez que veía uno de esos millonarios en el restaurant
La semana continúa llena de encuentros a escondidas entre Chelsea y Steve. A ratos se besan, se tocan, se entregan al deseo. Sentir que pueden ser descubiertos en cualquier momento, les eleva la adrenalina y provoca sensaciones más placenteras en ellos.Finalmente todo parece estar ocurriendo de la mejor manera, Chelsea está feliz en brazos de Steve aunque, no puede evitar sentirse un tanto culpable al saber que es un amor oculto, prohibido; él tiene un compromiso con Larissa y ella, mal que bien con Fred, quien ademas no deja de enviarle hermosos mensajes y detalles para intentar conquistarla. ¿Mas, quien puede escoger a quien amar y decirse victorioso? El amor es quien nos elige, no nosotros a él.El fin de semana, es el único momento en que no pueden verse tan constantemente, y ese sábado además de ser un día de descanso tanto para Chelse como para Steve, estará lleno de grandes e inesperadas sorpresas.Steve despertó poco más de las diez de la mañana, su padre Hugh al contrario, s
Chelsea estuvo toda la mañana de compras con su amigo, habían decido preparar una pasta a la putanesca, que Gustavo sabía hacer mejor que cualquier chef. La verdad era que Gus, como ella le decia cariñosamente tenía unas manos increíbles para hacer cualquier cosa, desde cocinar y preparar cócteles exóticos hasta diseñar trahes, decorar o maquillar a una miss. Era el mejor, sus dotes artísticos eran una bendición. Aún así, mientras hacían las compras, Chelsea se notaba inquieta, no dejaba de mirar insistentemente su móvil. Estaba ansiosa, y su razón tenía un nombre, Steve Bullock.Era en momentos como esos en los que ella se odiaba a sí misma por permitirse caer en la posición en la que estaba “la querida”. Sabía que eso no estaba bien y que no debía continuar viéndolo, pero le era imposible retroceder, había algo en Steve que la atraía hacia él como si fuera un imán, sentía la necesidad de estar con él, de verlo, sentirlo… era un pecado que ella estaba dispuesta a cometer.Después del