—Muy bien, ve a asearte, estás arrastrado —dijo de forma inexpresiva. —No necesitas decírmelo, es algo que no tengo que esperar que alguien me lo ordene —respondió con voz gélida sujetando la mano de Sophie para apartarla y que lo suelte. Lo vio irse por la puerta dándole la espalda y cerrándola tras de él. Se sintió diferente de las otras veces que habló con él. No parecía ser el mismo, estaba más a la defensiva. Como si de nuevo avivara una intrínseca hostilidad entre ambos. —Por dios santo, no tiene remedio. —Así parece algunas veces —habló Lily, llegando por la puerta. Se acercó llevando en su mano una bolsa tejida donde estaba la ropa que le había prestado a Lucyan, estaba limpia y planchada—. Me tomé la libertad de arreglarla. —Muchas gracias —respondió de forma distraída, cada día le agradaba un poco más la serena actitud de Lily—, la dejaré por aquí por el momento —dijo colocándola sobre el escritorio. Al fijarse sin querer, logró ver el libro de cuentos que le había deja
Solo podía dejarse torturar por el dolor y sentir cómo lo iba devorando por partes, desmoronando cada partícula de su ser. Era como asfixiarse, similar a estar en un incendio y que no pueda respirar, le dolía de solo intentarlo, las pocas fuerzas que le quedaban lo abandonaron cuando echó su cabeza para atrás, recostándola contra la madera y cayó presa de la fatiga, quedando prisionero de el sueño que había acumulado. Pocas horas habían pasado cuando el sonido del teléfono en su estudio lo despertó, ¿quién llamaría a tal hora? Se levantó caminando a paso lento descolgando el auricular, a las nueve de la noche debe ser algo que no puede ignorar. Pero en ese momento no quería hablar con nadie y frunció los labios. Volviendo a colgar se mantuvo en silencio de nuevo, caminó a la puerta y se quedó una vez más recargado de ella, mientras veía por la ventana con la mente centrada en un pensamiento nebuloso. Dejando su brazo apoyado en su rodilla flexionada, bajó el izquierdo junto a él, to
—Bien… —suspiró Lana una vez más, esta vez con alivio—, al menos estás bien. —Casi toda… —Sophie señaló el obvio detalle de su brazo izquierdo—. Me lo han puesto muy ajustado, casi no puedo mover un dedo. —Sí… Lo que pasa… —Parecía incómoda—. Es que te has golpeado muy fuerte el brazo, por suerte no te has roto la muñeca, pero estuvo increíblemente cerca. —La mirada de Sophie reflejó espanto, pero ella se dio prisa en aclarar el tema. »Sólo si se hubiera roto, pero no es tan grave. —Parecía alarmada y le corrigió la confusión—. Solo tomará unas semanas hasta que sane, pero igualmente… no podrás tocar mientras lo tengas puesto, al menos quince días. La expresión pálida de Sophie quedó helada en su semblante. —¿No podré tocar por dos semanas? —No es tan grave, pero descuida, ya he avisado al estudio y podrán aplazar las grabaciones hasta que estés mejor. Pudo ser más serio, pero por suerte no fue así. —Lana se enfocó en las rosas y aprovechó cambiar el tema—. Veo que te dejaron un
Había pasado más de una semana desde que huyó después de gritarle a Lucyan y un par de días de que salió del hospital, se sentía muy avergonzada aún para atreverse a confrontarlo, cada vez que pensaba en el asunto no sabía cómo reaccionar, excepto recluirse por la vergüenza. Volteó a su reloj, eran poco más de las siete. Más tarde ese mismo día, en el café de siempre. Estuvo sola, pensando por un rato en absoluto silencio, todavía estaba inquieta por lo de la mañana, sus días se habían vuelto una completa confusión agobiante. No comprendía el motivo de su azaro ni la razón de sus inquietudes. Simplemente estaba perdida, tal como en una alucinación. Trató de ignorarlo, pero era un nudo cada vez mayor, le era imposible no pensar en lo que había dicho, tampoco se sacaba de la mente la forma en que reaccionó. Haber huido, derrumbarse en lágrimas y luego el accidente. Se sentía extraña si intentaba pensar en todo eso y lo que pasó después. Cuando volvía caminando a su departamento, se d
—No lo debería hacer —dijo, mirando la pantalla de su teléfono muy pensativa—. No, en serio Sophie ya te lo habías dicho, sabes que no es una buena idea, no lo hagas —se decía a si misma—, pero tengo que arreglarlo... No puedo dejar esto así, me lleva, voy a hacerlo. —Finalmente se rindió y marcó el número. —Esto se siente como una mala idea —dijo escuchando el tono, esperaba que Rose ó Lily no tardaran mucho en contestar, en los días anteriores que habían pasado logró reunir el valor para llamar a Rose y tratar de pedirles disculpas por lo menos a ella y Lily, por haberse ido así. Aunque sentía que eso no era suficiente, todavía se hallaba muerta de pena para profundizar en el tema. Sin embargo haría lo que le había dicho Lana, comenzaría por enmendar lo que hizo, pero el proceso iba demasiado lento debido a su escaso valor de hablar con alguien más acerca de ello. Había dejado que esos días pasaran, distanciándose de todo, tratando de comprender sus nuevas emociones, se estaba sin
—Y tú eras la que no quería salir al principio —le dijo Lana a Doria con una sonrisa sorna, viendo como se ponía inquieta y se rindió soltando un suspiro. —Los hiciste huir —murmuró Lucy. —La mamá del grupo chicas, ¿qué esperaban? Doria es problemática, es la mayor, Sophie una ternura rebelde obviamente es la del medio, finalmente Lucy es delicada y coqueta por lo que sería la bebé del grupo. —Aguarda, ¿y yo por qué era la bebé en tu comparación? —dijo tras pensar un segundo. —Es cosa de juicio, soy mayor que ustedes, tengo veintisiete, me sigue Doria y sus veinticinco, luego están Sophie y tú con sus veintitrés, pero tú eres la menor de ambas. Miró en su reloj la hora y buscó las llaves de su auto. »Ya está tarde y creo que ya nos deberíamos marchar. Tras pagar sus cuentas e irse, pasó a dejar a Sophie en su departamento, por lo menos estar cerca de ellas le había servido para no pensar en ese dilema. Había podido mantener a raya sus pensamientos sin que le pesara el arrepentim
Sophie mantuvo la mirada fija en la pantalla, entre las grabaciones había encontrado algunas en que Haley se había grabado a ella misma junto a Lucyan, quien trataba de no salir en cámara, mientras ella intenta atraparlo en la grabación; como si cazara a un animal exótico. —Haley... —suspiró, ya se sentía depresiva tras ver tantas cosas que la hacían estar sentimental, quería dejar de mirar, temiendo que si indagaba más lejos, comenzaría a llorar. Ya había pasado un rato, pero colocó una más y cuando se mostró la imagen en pantalla se encontró con una filmación de cuando Sophie estaba en secundaria, a los quince años. Durante una visita de Haley que fue a verla unos días. Su atención se fijó totalmente cuando pudo notar que se trataba de el día en que ella había estado en un recital del colegio y Haley la había grabado mientras cantaba, ni siquiera sabía que la había grabado. Estaba absorta mirando como ella filmaba, desde mucho antes de que Sophie saliera al escenario. Podía escu
—De acuerdo… —murmuró apenada—. Hasta pronto —le dijo desde la puerta antes de salir, cuando estaba algo lejos le pareció escuchar que él le había respondido. —Ve con cuidado... —Lo escuchó decir, Lily se detuvo mientras estaba junto a Sophie, vio por un segundo hacia adentro y luego a Sophie, tenía una pequeña sonrisa en sus labios. Ella notaba algo que los dos ignoraban. —Esto parece que funcionará bien —murmuró para ella misma tras ver su interacción. —Señorita... —Se inclinó hacia la ventana del auto luego de que Sophie subiera en el asiento de atrás—. Esto es solo una petición un poco egoísta quizá, pero... Le suplico que no lo deje de seguir ayudando, es un poco cohibido y pesimista, pero es una gran persona. »Él en verdad es una persona generosa y amable, siempre lo oculta. Solo le hace falta un poco de mano dura —eso último lo dijo de forma burlona, reprimiendo una risa furtiva. —Lo tendré en mente —respondió al momento que Evans encendía el auto—, gracias por invitarme ho