—Sebas... —Sophie veía con desconcierto el semblante de él, se le hacía extraño ver que estuviera disgustado. —Asumo que quizá interrumpo algo —dijo elevando la barbilla, sintiendo un amargo desazón al observar la presencia de Lucyan allí. Sophie se cohibió de responder eso con seguridad, puesto que sí interrumpió el momento cuando pensaba que tenían privacidad. Casi se sentía vibrar el aire por la tensión entre Lucyan y Sebas, mirándose como si quisieran quemar al otro con la expresión mientras se mantienen gélidos al hablar. En Lucyan era muy común que ya hubiera visto esa faceta tan fría y distante como un severo invierno en el tártaro, pero seguía significando más extraño aún presenciarlo venir de Sebas. La puerta de el departamento se abrió interrumpiendo la tensión del momento, en ese instante, Doria se hallaba saliendo mientras respondía mensajes en su teléfono. —Les digo que no me puedo echar para atrás ahora —habló mientras salía, seguida por Lucy y Lana—, así que debo ir
—Oh... Bueno —murmuró ella ante lo que dijo, casi le pareció decepcionante—, de acuerdo. —Ella había volteado la mirada a otro lado, se notaba el leve disgusto y Lucyan miró de reojo que ella hacía algo similar a un puchero. Estuvo en silencio sin determinar qué cosa decir respecto a eso, suspiró pesado, negando con la cabeza antes de mirar de nuevo hacia el frente. —No me puedo quedar —murmuró en tono frío. Ella giró su atención hacia él y se percató de que la veía de reojo, con un indiferente desdén antes de devolver sus ojos hacia el frente, parecía severo—. Tendrás que conformarte. —Ella arrugó la cara al percibirlo actuar de esa manera indolente. Sophie sentía que le molestaban esos cambios dinámicos y espontáneos que viraban de cálidos a gélidos en cuestión de nada. Su calidez nunca duraba lo suficiente para disfrutarlo a gusto. Lucyan pensó por un segundo si Sebas no intentaría volver a aparecer, eso lo hizo reflexionar algo inquietante. Durante el tiempo que él y Sophie ha
—Te vendría bien dejar de ser tan orgulloso —comentó logrando que voltee levemente su atención hacia ella, el leve movimiento de ojos para enfocar a Layla solo duró un breve momento, antes de girarlos de nuevo hacia la distancia, permaneciendo silencioso y apático. —¿A qué te refieres con eso? —murmuró con la misma lejanía en la voz que se veía reflejado en su semblante. —A esa cara de enojo que tienes. —Señaló hacia él mientras lo veía con aburrimiento e impaciencia—. Eres muy amargado y necesitas dejar de ser tan cerrado con eso si quieres que las cosas con ella marchen bien. —No he mencionado nada al respecto. —Alzó una ceja ahincando su mirada en ella. Se encontraban en la estancia exterior de un gran salón al final del segundo piso, se extendía para dar lugar a un gran espacio descubierto con varias sillas de mimbre y algunas mesas de jardín bajo un parasol cada una. —No hace falta, me di cuenta que estabas pensando en lo que solo podía ser eso. —Lucyan truncó la mirada de mod
Sophie parecía confusa tras escucharlo murmurar. Él estuvo callado mientras pensaba en eso. La miró de reojo, parecía disgustada. Devolvió sus ojos hacia ella, contemplando esa resolución en silencio. «En dos semanas puede pasar demasiado... Nada de eso me gusta, es un juego de azar sin apuesta segura.» Las nubes encima de ambos eran tan densas y nebulosas como su pensamiento. El entrecejo fruncido denotaba su desagrado. «Es posible que cualquier cosa ocurra... » Si tan solo pudiese lograr enfocarse en eso un par de días más, poder experimentar con calma la profundidad de ese desconcierto sin precipitarse. No había mucho que pudiera hacer en el corto tiempo que le quedaba y no podía hacer nada tan a prisa o se podría equivocar. —Si serás necio ¿qué voy a hacer contigo? —Sophie se frotaba las sienes con los dedos—. Vamos adentro, muévete o te llevo. —Jaló de su brazo haciéndolo entrar—. Ven ya, no quiero que te dé otro resfriado. Mírate nada más cuánto estás temblando. Tomó la toal
—No es tan cálido como lo era mi chaqueta —murmuró tras un rato, finalmente con la voz más tranquila, Sophie veía el abrigo de cazador color negro que tenía encima—, pero de momento te tendrás que conformar con ese —habló con indiferencia distante. Su disgusto mermaba, pero no desaparecía y parecía estar frunciendo el entrecejo por reflejo. «Dos semanas fuera...» pensó con algo de preocupación. Ese pensamiento tenía altibajos y desencadenaba que su enojo subiera y bajara con ellos. —¿Estás enojado? —inquirió sacándolo de sus pensamientos, haciendo que voltee a verla desconcertado—, tu cara me lo dice. —Él hizo una mueca de intriga en silencio—. No me mires así, sabes que es cierto; te conozco muy bien para conocer cuándo estás enfadado por algo. —No estoy enfadado —respondió antes de ver a la chimenea de nuevo, manteniendo una fría actitud. —Estás enojado —afirmó de nuevo. —No lo estoy. —Lucyan te conozco, sé que hay algo que te enoja, así que dime ¿qué está pasando que te hace
—Lástima —contestó de forma feroz poniéndose de pie—, es mi decisión y no me importa si eso te enoja. —Lucyan frunció el cejo y sus ojos parecían arder—. No te estoy pidiendo permiso. Enfádate todo lo que quieras, me da igual cuánto te enoja eso. —Eso no es estar enojado —murmuró acercándose a ella y por instinto ella se echó para atrás como reflejo, sin notar que quedaba de espaldas contra la pared. Lucyan la había arrinconado, dejándola indefensa contra la pared como sucedió en la gala. Tenía el codo contra la pared encima de ella, mientras apuntaba el rostro hacia abajo para verla a los ojos. Lo tenía a centímetros de ella, provocando que se le corte el aliento. »Si estuviera enojado, no sería… tan permisivo. Se mostraba intenso, algo que ella encontró varonil, en lugar de enojarla; como de costumbre ocurría cuando alguien era así de dominante. Lucyan resguardaba una poca distancia, se veía un destello breve del semblante frío e impiadoso que había tenido cuando se conocieron.
—¿De qué estás hablando? —Es lo quiero confirmar también —murmuró en un tono ronco, Sophie sentía el calor de su aliento erizar la piel cerca de su cuello. Permanecía cerca sin perder el semblante posesivo y dominante que remarcaba en su expresión. —¿Qué cosa? —Su respiración se aceleraba, en parte por enojo; en parte por la proximidad de Lucyan y el calor que provenía de él. —Confirmar algo complicado, una sospecha que escapa de una explicación para mí. —Sophie parecía desconcertada, una mirada fiera se alzaba de entre los ojos de Lucyan de modo indiscernible—. Ni siquiera sé qué somos o hasta qué punto. También trato de averiguarlo. —¿Qué tiene de complicado?; ¿para tí, qué es lo que somos?; ¿por qué es tan complicado de explicar? —Ella se veía molesta. No se olvidaba de lo que había dicho cuando Claire los había interrumpido, su duda de qué eran ellos para el otro. —Porque es distinto… —Rozó muy cerca de la piel de su cuello con el borde de los labios sin ponerlos en ella del t
Momento después de su plática reciente ya estaba cayendo completamente la noche, Lily había entrado a la sala cuando Lucyan colocaba unos leños más en la chimenea, llegó para ver si se les ofrecía algo, pero Sophie la convenció de quedarse mientras estaba junto al calor del las brasas. No dudó en aceptar, ella comenzaba a sentirse incómoda por el frío también.—Debo decir que no me siento cómoda tampoco con este clima tan frío, en los pasillos hace una temperatura insufrible —comentó sentada sobre el brazo del sillón a un lado de Sophie, cuando ella la hizo quedarse decidieron conversar un rato.—Podrías irte a dormir, si vas a salir de viaje mañana también. Sería bueno que descanses. —Se giró a ver a Lucyan con desaprobación—. No como alguien, que no piensa irse a dormir por las buenas. —Lucyan volteó a verla de reojo y se percató del reproche intenso en sus ojos.Seguía enojada por eso de que no la iba a exponer como su pareja, aún cuando ya estaban un poco menos ásperos que antes n