Después de todo lo acaecido esa noche en tan poco tiempo, Annette se sentía todavía asustada y muy ansiosa sentada en la parte de atrás del Cadillac Azul mientras Tristán manejaba el auto con dirección a la casa, todo estaba en completo silencio, desde que habían salido de la fábrica ninguno de los dos había abierto la boca, estaban con los ánimos todavía por los suelos o eso parecía. - ¿Se encuentra bien, señorita DuPont? – escuchó decir desde la parte del frente del Cadillac Azul, era la voz de Tristán ella levantó la mirada y se encontró con su mirada fija en ella por el espejo retrovisor. - Sí…- respondió con voz suave era casi un murmullo, Annette todavía no encontraba la manera de salir del shock que le había dejado ese suceso con Strauss a la salida de la fábrica. - Pues no parece… - exclamó Tristán con voz ronca – debe tranquilizarse, preocupará a su tía ni bien la ves, está todavía en shock podría jurar que está muy asustada. - Es qué… me asustó m
Era otro día normal en el trabajo, Annette intentó concentrarse en su responsabilidades dentro la fábrica, bajó con Margareth al área de producción, deseaba ver cómo trabajaban el chocolate los maestros chocolateros de la empresa; mientras observaba se daba cuenta lo maravilloso que era la realización del chocolate.El Señor Corentin les había enseñado a estos cocineros el arte de hacer chocolate y se mostraba en cada paso que daban, parecía que bailaban un vals con los instrumentos, al echar los ingredientes y mezclarlos en esos grandes contenedores donde los hacían, estaba alucinando como si lo estuviera viendo por primera vez, los recuerdos se le agolparon en la cabeza, se recordó del señor Corentin y su esplendorosa sonrisa mientras le enseñaba los secretos de la cocina Hermans; estaba tan distraída que al levantar la mirada se topó con la sonrisa de Tristán que por alguna razón inexplicable para ella, se encontraba en la cocina y la observaba mientras hablaba con dos de los emple
Al terminar el almuerzo Annette se dirigió a tomar su bolso, cuando salió de la cocina volvió a ver a una de las mucamas subir al tercer piso con una escoba y otra vez se quedó observando la escena detenidamente, seguía intrigada con la extraña prohibición del Señor Corentin, ¿sí él le había dejado de herencia esa casa? ¿Por qué tenía que seguir esa prohibición para ella? ¿Por qué nadie le contaba lo que existía en ese misterioso lugar? ¿Por qué tanto misterio entorno a eso? Eran muchas preguntas las que se le pasaban por la mente ese instante pero algo hizo que esa concentración se detuviera en seco.- ¿Qué mira con tanta atención, señorita DuPont? – escuchó susurrar en su oído, era la voz de Tristán qué estaba tan cerca de ella que erizaba todos los vellos de su cuerpo.- A… la mucama… - respondió rápidamente alejándose lo más rápido que pudo.- ¿Estaba haciendo algo indebido? – preguntó alzando una ceja.- Pues… sí el tercer piso está prohibido ¿Por qué ella sube y está
Ya era de noche, Annette estuvo intentando trabajar toda la tarde pero la mente se llenaba de Tristán, no había podido terminar con el trabajo que Margareth le había entregado esa tarde por estar distraída. - Señor Wirth… - Annette levantó la mirada ni bien vio al abogado entrando a su despacho y se dio cuenta que era muy tarde. - Annette… estaba esperando los documentos que te envié esta tarde pero como no me llegaban vine a recogerlos. - Disculpé, señor Wirth, estoy terminando de revisarlos y firmarlos, no sé que pasó con el tiempo, estuve toda la tarde trabajando con ellos y no pude acabarlos. - ¿Estás un poco distraída? – preguntó analíticamente. - No… - respondió bajando la cabeza intentando meter su rostro sonrojado entro los papeles para que él no se diera cuenta de lo inminente. - Pues… parece que sí… ¿Qué te pasa Annette? – volvió a preguntar- estuve analizando todo lo que te sucedió estas semanas y solo hay un común denominador… -
Las calles del pueblo habían quedado atrás, Annette no conocía el camino y estaba ansiosa por lo que estaba sucediendo, no comprendía el proceder de Tristán, esa mañana, había preguntado unas dos o tres veces ¿Dónde la llevaba? Pero él no respondió, ahora era él, el que la ignoraba y eso la asustaba más.Pasaron una media hora tal vez un poco más, por fin el Cadillac Azul se detuvo en frente de una plantación enorme, al comienzo no pudo reconocer que clase de plantación era hasta que Tristán abrió la puerta para que ella saliera.- ¡Bienvenida a la plantación de cacao más grande de Bélgica, propiedad de la fábrica de chocolates Hermans! – exclamó con entusiasmo mientras el sol caía plenamente en la plantación.- ¿Este es el cacao? – preguntó Annette sorprendida adentrándose en la plantación para ver mejor el fruto que surgía de esos Árboles.- Sí, mi abuelo trajo las primeras plantas desde Bolivia, viajó muy joven por América del Sur y buscó desesperadamente el mejor cacao d
Annette volvió más tranquila a la fábrica, lo que Tristán había dicho o hecho esa mañana hizo que se convenciera de su cambio, sabía que estaba cambiando y eso la hacía dichosa, ya no negaba sus sentimientos, obviamente no sé los iba a contar de frente, ni mucho menos pero por lo menos dentro de ella era feliz.Llegaron a la fábrica a promediar las once de la mañana pero Annette observó algo muy extraño al aproximarse a la puerta, había mucha gente reunida y muy exaltada, unos soldados y el delegado estaban atentos ni bien vieron el Cadillac Azul detenerse en frente de la fábrica, ni bien Tristán apagó el motor los soldados se acercaron, se abalanzaron hacia él y lo sacaron de muy mala manera del auto, Annette, muy asustada y molesta, ese instante salió del coche e intentó detenerlos dando empujones a los soldados.ññ- ¡Pero que atropello es este, Delegado! – chillo furiosa – ¿Por qué quieren llevarse a Tristán? – preguntó intentando que los soldados lo soltaran pero ellos son darl
Annette tuvo que quedarse hasta tarde para compensar la locura de ese día tan ajetreado, debía acabar con todo, puesto que en unos días viajaría a Bruselas y tenía que afinar cada detalle para presentarlo a los nuevos inversionistas, todo tenía que quedar perfecto si quería quedarse con más inversiones.No había hablado con Margareth ni con el señor Wirth desde que habían vuelto de la delegación, intentó ya no estar molesta con ellos, al final ellos solo estaban preocupados por ella e hicieron lo que en esos momentos se les había ocurrido como la mejor elección, debía dejar la molestia a un lado y ser un poco más comprensiva. Además Margareth no había ido dónde Annette desde que ella le había reclamado por la forma en que trataba a Tristán, sabía que tal vez estaba molesta con ella pero no iba a dejar de defenderlo contra la injusticia que en esos momentos lo estaban haciendo pasar.Eran más de las ocho de la noche, Annette seguía trabajando, tocaron a la puerta, ella sin levantar la
Al día siguiente, Annette sé despertó más temprano, había decidió llegar más temprano a la fábrica, le pidió a Tristán que la llevara una hora antes de que el movimiento empezará, estaba muy entusiasmada, quería comenzar a preparar las recetas que había pensado con las nuevas muestras y las deseaba hacer ella, no quería delegar a nadie ese trabajo.Mientras la llevaba a la fábrica, Tristán observaba por el espejo retrovisor y la veía tan entusiasmada que le divertía, su alegría era contagiante y quería apoyarla al 100% después de todo lo que había sucedido entre ellos y todo lo que ella había hecho por él era su manera de agradecerle.- ¿En verdad será mi conejillo de indias? – preguntó cuándo estaban por llegar a la fábrica.- Si, por supuesto, si debe envenenar a alguien será mejor que sea yo…- comentó burlón mientras detenía el auto en frente de la fábrica.- No creo envenenarlo – respondió pensativa – quizás sea un pequeña indigestión.- Estaré preparado p