Al día siguiente Annette se puso de pie, era muy temprano, todavía la luz del sol no aparecía por las ventanas, estaba muy confundida por todo lo que había sucedido el día de ayer, no sabía que repercusiones tendría la denuncia que había levantando contra Strauss, ni tampoco sabía cómo Tristán se comportaría con ella después de cómo se había portado con él que lo había puesto tan molesto.Se sentó en la cama, sacó la libreta que había utilizado para anotar todo lo que el señor Corentin le enseñaba para realizar los chocolates, en esa libreta estaban todas las recetas secretas que se guardaban tan celosamente, ella había decidido usarlo para realizar sus nuevas recetas.Ese día tendría la reunión con el consejo de la fábrica, como dijo Margareth no eran muchos a quien convencer pero lo importante para ella era tener la aceptación de esas personas, era lo primordial para realizar su idea y darle forma, no quería pasar por la gerencia de la fábrica sin dejar huella, quería innovar, co
La reunión del consejo terminó, después de que todos los miembros votarán por la idea de Annette, hasta Tristán emitió su votó, dándole la aprobación a su idea. Ella estaba en el séptimo cielo, estaba muy feliz con todo el apoyo que había obtenido ese día, ahora solo necesitaba realizar las nuevas recetas con los nuevos sabores e ir a Bruselas para convencer a los inversionistas, eso era lo que le parecía más difícil, pero tal vez lo que la ponía más ansiosa era estar todo el día acompañada por Tristán durante el viaje, tendrían que estar completamente solos, sabía que su mirada y sus ademanes la delatarían y no quería estar tan expuesta. Ni bien la reunión acabó entró a su despacho y se puso a trabajar, era bueno tener un trabajo como ese, era tan demandante que no tenía tiempo de pensar, aunque muchas veces la mirada con ese brillo extraño en los ojos de Tristán le pasaban por la mente y eso la distraía aunque intentaba que no fuera tan seguido. A eso de las tres de la tarde escuc
Después de todo lo acaecido esa noche en tan poco tiempo, Annette se sentía todavía asustada y muy ansiosa sentada en la parte de atrás del Cadillac Azul mientras Tristán manejaba el auto con dirección a la casa, todo estaba en completo silencio, desde que habían salido de la fábrica ninguno de los dos había abierto la boca, estaban con los ánimos todavía por los suelos o eso parecía. - ¿Se encuentra bien, señorita DuPont? – escuchó decir desde la parte del frente del Cadillac Azul, era la voz de Tristán ella levantó la mirada y se encontró con su mirada fija en ella por el espejo retrovisor. - Sí…- respondió con voz suave era casi un murmullo, Annette todavía no encontraba la manera de salir del shock que le había dejado ese suceso con Strauss a la salida de la fábrica. - Pues no parece… - exclamó Tristán con voz ronca – debe tranquilizarse, preocupará a su tía ni bien la ves, está todavía en shock podría jurar que está muy asustada. - Es qué… me asustó m
Era otro día normal en el trabajo, Annette intentó concentrarse en su responsabilidades dentro la fábrica, bajó con Margareth al área de producción, deseaba ver cómo trabajaban el chocolate los maestros chocolateros de la empresa; mientras observaba se daba cuenta lo maravilloso que era la realización del chocolate.El Señor Corentin les había enseñado a estos cocineros el arte de hacer chocolate y se mostraba en cada paso que daban, parecía que bailaban un vals con los instrumentos, al echar los ingredientes y mezclarlos en esos grandes contenedores donde los hacían, estaba alucinando como si lo estuviera viendo por primera vez, los recuerdos se le agolparon en la cabeza, se recordó del señor Corentin y su esplendorosa sonrisa mientras le enseñaba los secretos de la cocina Hermans; estaba tan distraída que al levantar la mirada se topó con la sonrisa de Tristán que por alguna razón inexplicable para ella, se encontraba en la cocina y la observaba mientras hablaba con dos de los emple
Al terminar el almuerzo Annette se dirigió a tomar su bolso, cuando salió de la cocina volvió a ver a una de las mucamas subir al tercer piso con una escoba y otra vez se quedó observando la escena detenidamente, seguía intrigada con la extraña prohibición del Señor Corentin, ¿sí él le había dejado de herencia esa casa? ¿Por qué tenía que seguir esa prohibición para ella? ¿Por qué nadie le contaba lo que existía en ese misterioso lugar? ¿Por qué tanto misterio entorno a eso? Eran muchas preguntas las que se le pasaban por la mente ese instante pero algo hizo que esa concentración se detuviera en seco.- ¿Qué mira con tanta atención, señorita DuPont? – escuchó susurrar en su oído, era la voz de Tristán qué estaba tan cerca de ella que erizaba todos los vellos de su cuerpo.- A… la mucama… - respondió rápidamente alejándose lo más rápido que pudo.- ¿Estaba haciendo algo indebido? – preguntó alzando una ceja.- Pues… sí el tercer piso está prohibido ¿Por qué ella sube y está
Ya era de noche, Annette estuvo intentando trabajar toda la tarde pero la mente se llenaba de Tristán, no había podido terminar con el trabajo que Margareth le había entregado esa tarde por estar distraída. - Señor Wirth… - Annette levantó la mirada ni bien vio al abogado entrando a su despacho y se dio cuenta que era muy tarde. - Annette… estaba esperando los documentos que te envié esta tarde pero como no me llegaban vine a recogerlos. - Disculpé, señor Wirth, estoy terminando de revisarlos y firmarlos, no sé que pasó con el tiempo, estuve toda la tarde trabajando con ellos y no pude acabarlos. - ¿Estás un poco distraída? – preguntó analíticamente. - No… - respondió bajando la cabeza intentando meter su rostro sonrojado entro los papeles para que él no se diera cuenta de lo inminente. - Pues… parece que sí… ¿Qué te pasa Annette? – volvió a preguntar- estuve analizando todo lo que te sucedió estas semanas y solo hay un común denominador… -
Las calles del pueblo habían quedado atrás, Annette no conocía el camino y estaba ansiosa por lo que estaba sucediendo, no comprendía el proceder de Tristán, esa mañana, había preguntado unas dos o tres veces ¿Dónde la llevaba? Pero él no respondió, ahora era él, el que la ignoraba y eso la asustaba más.Pasaron una media hora tal vez un poco más, por fin el Cadillac Azul se detuvo en frente de una plantación enorme, al comienzo no pudo reconocer que clase de plantación era hasta que Tristán abrió la puerta para que ella saliera.- ¡Bienvenida a la plantación de cacao más grande de Bélgica, propiedad de la fábrica de chocolates Hermans! – exclamó con entusiasmo mientras el sol caía plenamente en la plantación.- ¿Este es el cacao? – preguntó Annette sorprendida adentrándose en la plantación para ver mejor el fruto que surgía de esos Árboles.- Sí, mi abuelo trajo las primeras plantas desde Bolivia, viajó muy joven por América del Sur y buscó desesperadamente el mejor cacao d
Annette volvió más tranquila a la fábrica, lo que Tristán había dicho o hecho esa mañana hizo que se convenciera de su cambio, sabía que estaba cambiando y eso la hacía dichosa, ya no negaba sus sentimientos, obviamente no sé los iba a contar de frente, ni mucho menos pero por lo menos dentro de ella era feliz.Llegaron a la fábrica a promediar las once de la mañana pero Annette observó algo muy extraño al aproximarse a la puerta, había mucha gente reunida y muy exaltada, unos soldados y el delegado estaban atentos ni bien vieron el Cadillac Azul detenerse en frente de la fábrica, ni bien Tristán apagó el motor los soldados se acercaron, se abalanzaron hacia él y lo sacaron de muy mala manera del auto, Annette, muy asustada y molesta, ese instante salió del coche e intentó detenerlos dando empujones a los soldados.ññ- ¡Pero que atropello es este, Delegado! – chillo furiosa – ¿Por qué quieren llevarse a Tristán? – preguntó intentando que los soldados lo soltaran pero ellos son darl