Capítulo9
Al día siguiente, en la mañana, Julien le envió un vestido verde oscuro, una bufanda de seda, tacones negros elegantes y una tiara delicada y sofisticada. Lila no tuvo tiempo de pensar en cómo Julien sabía tan bien sus gustos; rápidamente se cambió y se preparó para el evento.​

Alrededor de las siete de la noche, el lugar de la subasta estaba lleno de gente. No solo había invitados de diferentes familias, sino también periodistas que transmitirían el evento en vivo.​

Evelin llegó temprano con Joseph. Llevaba un vestido nuevo de una marca internacional de lujo que resaltaba su figura, haciéndola lucir como una estrella, tan bella.

Sin embargo, aquel día solo podía acompañar a Joseph como su asistente. Antes de llegar, Joseph le había dado instrucciones claras: si veía a Lila, debía contenerse.​

Evelin saludó a algunas personas conocidas y, al mirar alrededor, no vio Lila.​

—Señor Leclerc, he dado una vuelta y no veo a la señorita Viveiros. ¿Cree que no vendrá hoy? —dijo Evelin, sintiéndose un poco satisfecha por dentro.

Joseph echó un vistazo alrededor sin mucho interés y respondió:​

—Ella vendrá. ¿No recuerdas que le prometí darle un regalo?

Mientras hablaba, miró hacia atrás por un momento. Sentía que, desde que llegó, alguien lo estaba observando en secreto. Pero al volverse, todo parecía normal.​

—Julien también ha venido —dijo Joseph, sorprendido al verlo sentado no muy lejos—. Parece que hoy el evento será más interesante.

La familia Leclerc tiene su historia, pero nunca podrá compararse en nada con la fortaleza financiera de los Santoro, que son ya casi que una dinastía en los negocios con más de un siglo de existencia. Además, los Santoro son bastante numerosos y solo la generación joven está involucrada en numerosos campos. Julien es, sin duda, uno de los más destacados de su generación, lo que lo convierte en el líder de la nueva generación de la familia.​

Joseph recordó el encuentro que tuvo con Julien en el mercado. Ese día, no lo había ofendido, pero la mirada de Julien no fue nada amistosa.​

—¡Caramba! ¿De qué familia es esta preciosura? ¡Tan bonita! —exclamó alguien exageradamente, haciendo que todos miraran hacia la entrada.

Joseph también miró y, de repente, sus ojos se iluminaron.​

¡Lila!​

Hoy su atuendo era único, retro y elegante, y combinado con su figura, toda su presencia emanaba algo fuera de lo común. Joseph nunca había visto a Lila tan deslumbrante. Antes, cuando estaba a su lado, ella nunca se maquillaba ni se preocupaba mucho por su apariencia. Pero hoy, parecía otra persona.​

Joseph sintió una incomodidad en el pecho porque mucha gente la estaba mirando; incluso Julien, no muy lejos, también levantó la cabeza con interés. Sintió una extraña molestia, como si alguien estuviera mirando algo que le perteneciera.​

A toda prisa caminó hacia ella, intentando alcanzarla, pero Lila lo evitó.​

—¿Qué es lo que sucede?

Christel, que también estaba presente, susurró:​

—Señor Leclerc, ¿qué está haciendo? Hay mucha gente, no debe comportarse así.

Joseph estaba claramente molesto.​

—Lila, ve a cambiarte. Aquí hay mucha gente, estás llamando mucho la atención, podrías encontrarte con…

—¿Qué es lo que pasa? Si te tengo a ti, ¿qué malo pues podría pasar? —dijo Lila, con una sonrisa malvada.

Joseph estaba a punto de hablar, pero sus palabras se quedaron atrapadas.​

—Lila, Julien está allí, vamos a hablar con él —intervino Christel en el momento justo.

Lila asintió:​

—Joseph, pues vamos por allí primero.

Joseph sintió una mezcla de emociones cuando vio a la elegante mujer alejarse. No sabía si era solo una impresión suya, pero sentía que estaba perdiendo el control poco a poco.​

Lila y Christel caminaron hacia Julien. Este gesto atrajo la atención de muchos en el lugar. Todos sabían que Julien, el presidente de Santoro Internacional, tenía una personalidad difícil, y que era mejor no acercarse a él. Probablemente, las dos iban a ser corridas a patadas por los guardaespaldas, ¿cierto?​

Sin embargo, en el siguiente momento, Julien se levantó antes de tiempo, abriendo dos asientos. Todos se miraron unos a otros, sorprendidos. ¿Qué estaba pasando aquí? ¿Desde cuándo Julien había sido tan cortés con alguien?​

En ese momento, el camarero se acercó y sirvió las bebidas, lo que tapó la vista de los demás.​

Julien bajó la cabeza para cubrir sus labios y susurró al oído de Lila:​

—Estás tan divina hoy.

Su voz era profunda y cautivadora, con una sensación indescriptible. Lila se sonrojó un poco, pero no lo mostró; levantó la copa de jugo de mango y dio un sorbo sin decir palabra.​

Pronto, la subasta comenzó. Curiosamente, el asiento de Lila fue colocado justo al lado de Julien, con Joseph a su lado izquierdo y Evelin a la izquierda de Joseph. Lila no se sentía bien ahí, pero ya que todos se habían acomodado y no podía moverse de lugar.​

​Joseph le sonrió a Lila y le dijo:​

—Si quieres algo, solo dímelo.

Ella se veía especialmente hermosa esa noche, y él no podía dejar de mirarla. Lila sonrió muy alegre y respondió:​

—Claro, Joseph, eres tan amable. Ni siquiera tienes dinero, y aun así estás pensando en mí.

La sonrisa de Joseph se congeló por un momento. A pesar de su apariencia de éxito, la mayoría de sus bienes eran fijos, y el efectivo que tenía no superaba los diez millones de dólares. Hace unos días, le había transferido una parte de su dinero a Lila, por lo que ahora tenía la billetera vacía.​

—Solo quiero verte feliz, no importa lo que me pase a mí —dijo Joseph, ignorando sus pensamientos y manteniendo la sonrisa en su cara.

No importaba lo que pasara, una vez que superara este período, volvería a ser el exitoso Joseph.​

A su lado, Evelin tosió discretamente y le recordó:​

—Joseph, el presentador ya va a salir.

Joseph miró hacia el escenario. En la subasta, Lila no mostró una gran reacción. Mientras los precios seguían subiendo, Joseph no pudo contenerse:​

—Lila, has estado mirando tanto tiempo, ¿no hay nada que te guste?

Lila respondió:​

—Escuché que el último artículo en subasta es un collar de zafiros. Lo vi en la página web del organizador y me parece precioso.

La cara de Joseph cambió un poco, y tras un momento de reflexión, respondió:​

—De acuerdo, si tú lo dices.

Se sentía un poco incómodo; ese collar de zafiros era el plato fuerte del evento y seguro que costaría al menos 25 millones. Además, había prometido regalarle a Evelin una pulsera que costaba entre tres y cinco millones. Al sumar todo, su presupuesto se quedaba siendo sinceros quedaba muy corto.​

Lila fingió no notar la cara pálida de Joseph y centró toda su atención en el escenario.​

El tiempo pasó rápidamente y la atmósfera en la sala se volvió cada vez más animada. Durante ese tiempo, Joseph compró una pulsera valorada en 3.5 millones de dólares. Evelin no pudo evitar reírse a escondidas, disfrutando del momento.​

Finalmente, llegó el artículo que le interesaba a Lila. El collar de zafiros estaba colocado en el cuello de una modelo y, bajo la brillante luz del escenario, parecía deslumbrante y lujoso. Joseph sintió que el collar le resultaba algo familiar, pero no lograba recordar dónde lo había visto antes.
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