Capítulo 190 No se rinda.

Blake recorrió el pasillo con pasos firmes y apresurados. Se sentía ahogado, prisionero de su propio dolor y angustia. Apenas, salió de aquel lugar, cayó de rodillas y emitió un grito desgarrador, cargado de furia como si fuera una fiera herida, anunciando que se dejaba morir en ese instante.

El sonido resonó en la fría y lluviosa madrugada, atravesando el aire como un lamento brutal, una herida abierta que jamás sanaría.

Blake apretó los puños contra el suelo, sus uñas se clavaron en la tierra húmeda. No podía contenerlo. El dolor era insoportable.

Había perdido.

Había perdido a su hijo.

Había perdido a Maddie.

Y lo peor era que, aunque el universo entero supiera que él no había sido el culpable de la tragedia, en el corazón de Maddie, él era el verdugo.

El pecho le subía y bajaba con fuerza, cada respiración era un martillazo de sufrimiento que le rompía los huesos. Las imágenes se agolpaban en su mente: los ojos enrojecidos de Maddie, su voz llena de odio, su cuerpo tembloro
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