En cuanto el helicóptero en el cielo se hizo presente, todos los mörder giraron su cuello como si la promesa de un ser capaz de arrasar con todos ellos fuese la que llegaría. Sin prever las puerta siendo abiertas por Chang, quien dejó pasar los vehículos pintados con Vantablack que se hicieron presentes justo a tiempo para custodiar el primer paso de Bastian Blackwood entrando a la fortaleza con arma en mano. Sus ojos solo estuvieron puestos en ese sitio que muchas veces fue el refugio que sintió seguro, pero que ahora no era más que una cueva en donde se cometían error tras error. Los ojos negros recayeron en Ancell plantado en la puerta con cara tensa, viendo como este se aproximó con pasos feroces, alzando el arma a sus tobillos soltando el proyectil que le rompió el hueso, sin darle el tiempo para caer cuando lo tomó de la corbata, arrastrándolo con él. __ ¿Que te dije, Cornell? - lo lanzó dentro de la sala. - ¡¿Que mierd4 te dije?!__ No sé de qué... Tu autoridad sobre el...
__ ¿Por qué me estás ayudando? - preguntó Brandon mirando con cautela a la persona que le entregó ropa seca y limpia. —Sabes que no soy tu amado Bastian, ¿o esto es una trampa para caerle en gracia?— Sé que no eres él. No soy idiota. Así que no me tomes como una. - recalcó con firmeza. - Si lo hago es porque necesito que termines tu trabajo. Matarlo. __ Creí que estabas enamorada de él. - juzgó y a la vez se burló de dicho amor. - Vaya amor el que predicas y prometes. __ Amor, amor, amor. Me cansé de ese término estúpido. —se volvió a enojar. - ¿Sabes que hizo el maldit0 el día de nuestra boda? Se casó con la put4 que ahora se cree la señora de la tríada. Se pasea por ahí y todos la ven como tal cuando ni siquiera da la talla para lo que implica.__ Eso no es lo que vi. —añadió Brandon. - La gata saca sus garras en ocasiones. Golpea fuerte. Si no, mírate, tiene la nariz rota, una cicatriz en la barbilla que… Eso sin tomar en cuenta que te dejó sin marido de nuevo, ¿no? - lo aniquiló
Bastian cayó de espaldas, el golpe en su cabeza lo dejó aturdido por un momento, mientras la tierra que siguió cayendo entorpeció su vista. Se cubrió el rostro con los brazos, dándose la vuelta para tratar de respirar. Una piedra cayó cerca de su cabeza y él se alejó cuando rodó, antes de ver el sitio en donde estaba. No podía moverse, la estructura en la cual se encontraba estaba a unos doce metros de altura y lo único que podía hacer era tratar de ir a la zona con menos riesgo. __ Samara. - le habló a su tía sin verla por ningún lado. - ¡Samara!__ Hablenme. - gritó el teniente Santillan. - Carajo, ¿alguien me escucha?__ Ve por las sogas del auto. - le habló Bastian. __ ¿Dónde está el coronel? - cuestionó tratando de que los demás lo oyeran por la radio.__ No lo sé. Ve por las cuerdas. - dispuso con dolor en sus costillas y el aire escapando de a poco de sus pulmones. - No te acerques o caerás aquí. - dijo lo último en un murmuro. Inhaló profundamente y se dió la vuelta para
__ Te dieron una paliza muy grande. - le dijo Deal cuando la vio salir del auto muy adolorida. - ¿Puedes caminar?__ Claro que puedo. - avanzó despacio. - Si sigues burlándote, te romperé los dientes. __ ¿Eso me harás en agradecimiento?__ También llamaré a Jo, seguro que a tu novia le gustará saberlo. - él se rió entrando al elevador. __ Eres imposible. - la acompañó hasta estar dentro de la caja metálica. - ¿Segura que te sientes bien? __ Sí, te agradezco por traerme. - le sonrió con tristeza. Deal vio el color rojo en sus ojos y no le gustó.La conocía desde que comenzó a trabajar con Bastian, alguna vez le gustó, pero luego ella le dijo en broma que él merecía a alguien completo, zanjó de una vez toda posibilidad y le prometió que le daría su amistad si la quería, pero nada más. Ahora veía una fase que confirmaba el porqué lo decía. No entendía el motivo, pero debía ser muy grande para que alguien con su carácter liberara lágrimas. __ Si necesitas algo, solo dilo. - le indicó
El dolor era demasiado. Las articulaciones le quemaron y su sangre parecía que se estaba congelando. Sostuvo la cabeza entre sus manos y apretó los dientes, queriendo que la sensación desapareciera. Una tempestad a la que se estaba enfrentando, resistiéndose al deseo extremo de consumir lo que fuese, y lo peor, todo estaba dentro suyo. Sintió que se hundía en el mar. La mano le dolió, la herida sangrando no era suficiente para contenerse y tan solo al cerrar los ojos la saliva se le alivianó, con una creciente urgencia. Se acostó en el mueble en donde se frotó los ojos al ver el lugar dando vueltas, las ganas de vomitar llegaron luego de unos minutos, en tanto el impulso de ir a la puerta le ganó, rogando internamente que no pudiera abrir, aunque lo intentó. Pegó su cabeza en la puerta agradeciendo que el picaporte no cedió. Abrió su camisa. El aumento en la temperatura estaba en un choque contra lo que sentía. Se estaba bañando de sudor, pero el frío también lo atacó. No sab
__ ¿Por qué no me lo dijiste? - le preguntó Kiara con el cabello húmedo. __ ¿Qué haces aquí? - le cuestionó viendo a Marc atrás de ella, quien no supo explicar nada, pues tampoco sabían como los encontraron si no le dijeron a nadie en donde estaban.Bastian trató de ver el juego de su subconsciente, pero no lo era. Kiara se las arregló para encontrarlo. De alguna forma lo logró y estaba reclamando algo que no tenía la paciencia para explicar, como otras veces. __ Marc puedes irte. __ Marc sácala de este lugar. - ordenó el Don. __ Dije que puedes irte. - dijo la italiana de nuevo. __ No estoy para esto. Vete. - se dio la vuelta. - Este no es tu problema.__ Es mío si estás lidiando con ello también. - resaltó ella. __ No quiero que refutes ahora, Kiara. Vete, no es tu asunto. - ella negó sin moverse de su sitio. - ¡Entiende que quiero que te vayas, maldit@ sea! __ Entiende tú que no voy a dejarte solo. - cerró la puerta ordenando a Marc que se marchara, él obedeció esta vez - E
Kiara mantuvo su cuerpo sobre el hombre que dormía plácidamente bajo ella, mirando las pestañas pobladas que poseía y esas facciones que dejaron atrás la tensión que siempre las gobernaron. Su cabello castaño reflejó la luz entrando por la ventana, viéndose más amielado de lo que en verdad era. Lo tenía tan cerca que no dudó en pasar la yema de su dedo sobre su pómulo lastimado. En alguna parte de la noche se había lastimado, el rasguño lo hizo con algo en su mejilla, tornándose rojo con el pasar de las horas.Amaba a ese hombre. No supo cómo llegó a hacerlo, pero no podía ver su vida sin él sujeto corpulento de 34 años que estando dormido era la cosa más soñable del mundo.Se puso su camisa encima, pues no tenía absolutamente nada para cubrirse, se removió con sumo cuidado, tratando de no ser brusca al levantarse de su cuerpo. No despertarlo era uno de los motivos, pero tener el cuerpo molido era mucho más grande. Las piernas le dolían, los senos los tenía muy sensibles, en sus br
Bastian tenía dolor en cada parte de su cuerpo, clavando sus costillas, presionando su pecho, tensando su espina dorsal y quitándole la tranquilidad. No había alivio como dijeron. No hubo el momento en el que bajó, pues desde que Kiara se marchó continuó la sensación de estar siendo arrancado de su propio cuerpo. Solo que no dejó que se le notara.El sudor cubrió su frente, pero su voluntad fue más fuerte que su tortura. La droga se agarraba de los demonios que podía tener y se los mostraba, para dejarle claro que no era inmune a ellos pese a los años. Solo que despreció tanto ver a Jonas así, que se rehusó a dejarse joder de la misma manera. Le reprochó a su hermano el actuar como si no hubiese salida, que caer en lo mismo no era una opción.Se sentó atrás del escritorio encontrando un grafito que detalló como si la punta del carbón le hablase. Su mente actuó con tanta rapidez, que le hizo ver el punto exacto de su sobrecarga mental. Vio una hoja blanca y vieja con los bordes dobl