"¿Su esposa?" La pregunta rondó la cabeza de quienes la escucharon, creyendo que no era más que mera tontería de su parte, pues no había ni una vaga posibilidad de que eso fuese real. Nadie la conocía, nunca supieron de ella y para todos era prácticamente improbable. Caminaron atrás de ellos, en tanto Kiara sintió sus pies estar a punto de dejarla caer. La mano de su hija era lo único que la sostenía, caminando a la par del sujeto que con cada paso la obligó a dar tres de los suyos. La diferencia de tamaño era impresionante, imposible de no verlo, pues la cabeza de Kiara llegaba abajo de los hombro de Bastian, siendo los tacones que se puso los que aminoraron la diferencia. Este se dio cuenta y disminuyó cada paso, haciendo más lento su andar, dándole menos trabajo para caminar a su lado, cuando no debería ser así, pues según el régimen de la tríada, la esposa siempre ocuparía un lugar más bajo que el Don pudiera tener. Las mujeres en ese lugar tenían una sola finalidad. Pero jam
Kiara puso su espalda contra la puerta en cuanto al fin pudo estar sin tantas miradas sobre ella, dejó salir el aire poco a poco, para luego caminar hacia el espejo que tenía a pocos pasos de la cama. Su gloriosa imagen quedó ante sus ojos, un rosa tan intenso que podría asociarse con cualquier cosa, menos con la inocencia que dicho color tenía, según quienes veían dicha joya. El vestido tenía un...algo que no pudo distinguir, pero le ordenó jamás ver hacia abajo. Claro que tenía miedo, no era un ser de piedra, no vivió toda su vida en un sitio donde le exigieron ser fuerte, más bien un hogar en el cual le brindaron lo que era ser amado. Eso antes de que su madre haya muerto por esa enfermedad que los médicos no pudieron detectar antes de que fuera demasiado tarde. Todo se desmoronó desde ese preciso instante. Su padre bebió cuando su madre estaba descansando, comenzó a jugar apuestas y todo se fue cayendo, pedazo a pedazo. Su madre falleció tan solo seis meses después y ella tuv
Si las miradas fuesen interpretadas como era debido, nadie se habría atrevido jamás a desafiar al ser más rencoroso y despiadado que podía existir.Sus ojos tenían dagas tan afiladas que cortó la valentía de quienes tenía enfrente.Con sus manos unidas por el bolígrafo que tenía entre sus dedos, su espalda apoyada en la silla y su mente imaginando en cuantas partes podría dividir sus cuerpos, dio la impresión de ser el sujeto del cual todos debían huir. __ Me lo prometiste. - su actitud voluntariosa y caprichosa regresó para Amaranta. - El acuerdo...__ Nerón ataca. - ordenó y todos se tensaron en cuanto este puso la mano abierta sobre el escritorio. El perro que más marcas de lucha tenía en el costado, se puso de pie de forma rápida, su ligereza en sus patas delanteras lo impulsó hacia adelante. Kiara se hizo a un lado al verlo casi abalanzarse sobre el primero que tuvo al alcance. Su presa fue Ben, el hermano de Amaranta que metió su brazo, siendo atrapado por el Doberman que aun
Perder la voluntad nunca se sintió tan intenso. Bastian poseía la mayor parte de su descontrol unido a su voluntad y en ese instante, todo estaba direciconado a una sola persona. Un tipo como el tenía la habilidad de ser calculador, pero también de ser un sujeto que nada tenia que ver con la lógica, sino que siempre se dirigió por sus deseos. Lo que representaría un problema, pues en ese preciso segundo sus deseos los tenía cautivos Kiara. La mujer que tenía a pocos centímetros de su boca, solo un par, disminuyendo gradualmente, dándole a probar el sabor de su aliento tibio, de su rabia con el mundo, de sus ansias por ella.__ Aléjate. - pidió con la boca seca. - Este matrimonio...tú dijiste que era por...__ Escuchas lo que se te antoja, Liebe. - la yema de su dedo palpó su mejilla. - Pero no ves lo que pasa...o solo, no te atreves a aceptarlo. - sus ojos no tenían su color natural, sino un brillo que la hizo entrar en pánico, deseando salir de la jaula en la cual la puso, pero Bast
"No dejar entrar a nadie a tu subconsciente" Una regla que para Bastian fue muy difícil de cumplir al ver de reojo a la mujer que iba a su lado. Ella veía el camino, siendo lo más peligroso cuando se desconcentraba, sin saber que ella era justamente eso para quien la veía en todo momento. La zona más poblada de ese sitio fue algo nuevo para ella, pues desde que llegó vio solamente lo que le permitieron. Lo cual prácticamente se redujo a sólo la fortaleza, que aún siendo una extensión grande, no quitaba que había privado a todos de conocer lo que los rodeaba. Negocios que le pertenecían casi en su totalidad a un solo apellido. Para Kiara fue una gran sorpresa saberlo, ya que por más que supiera lo poderoso que era dicho apellido, no conocía realmente hasta donde se extendía. __ ¿Cuanto más es tuyo? Bastian miró su apellido en el logotipo que tenía una de las tiendas del costado del camino y realizó un gesto poco interesado en revelar la respuesta.__ ¿Un lugar en especial al que q
Kiara no podía creer aún lo que veía en sus manos, pero estaba muy emocionada por verlo de nuevo. Ya estaba lista para partir al lugar en donde sería el encuentro con el parlamento. Pues aun cuando era algo serio y tenía la seguridad que la querría destruir emocionalmente, también estaba feliz. Le habían dado un arma y le fascinó la idea. __ Esperan por usted, señora. - le dijo Marc cuando tocó la puerta. Kiara le dio un beso a su hija dormida y le agradeció a Evelyn estar ahí para cuidar de ella, mientras debía resolver lo que de seguro se referían con esperar. Ella era un problema para muchos, era un tropiezo para la vida de su líder y eso lo cobrarían cuando menos lo esperara, por lo que bajar a guardia era algo que no podía hacer. Su vestido se le pegó a las piernas a medida que caminó, Marc no la dejó sola por orden del Don y cuando vio a Jonas verla de frente fue aún más fuerte su protección para ella. Este dio un paso para acercarse, pero Santos salió de una de las puertas
La colisión de dos mundos causó que la realidad se viera afectada para ambos, pues aún cuando estaban al tanto de que podían derribar el mundo del otro, no se detuvieron a considerar nada. Las consecuencias de sus actos antiguos los alcanzó, los unió y les dio la llama ardiente que los llevó a ese momento. Kiara sintió el desespero de Bastian por ponerla sobre una de las mesas, tensando sus dedos sobre sus muslos, a punto de cortar el flujo de su sangre y no dejarle moverse ni un milímetro. Su boca apenas le dio tiempo para respirar, ya que este la tomó y al parecer, planes de dejarla descansar no tenía. __ Espera...- dijo con la respiración entrecortada. - Pueden ver...__ Después me encargo de ellos. - la bata la abrió de un tirón, dejando a la vista la pijama que solo causó aún más fantasías en su cabeza. Si la perversión nació en su cabeza al volver a verla, fue tenerla así, lo que la hizo crecer sin control. Se ubicó entre sus piernas y la presionó sin nada de lástima contra
Bastian tenía que salir del dormitorio al ser avisado de lo que habían encontrado. Sin embargo no pudo responder al estar con el cuerpo de Kiara bajo el suyo, siendo sostenido por uno de sus brazos, en tanto su miembro bombeó entre las paredes de la mujer que enterró la cara en la almohada para no soltar chillidos que se oyeran afuera de la habitación. Entre más se estremeció Kiara los embates nada suavizados que el Don estrelló contra su glúteos, este no dudó en acelerar el ritmo cada segundo. Arremetió cuatro embestidas y la hizo alzar mucho más el trasero en lo que clavó sus dientes en el hombro que luego acarició con los labios. Desde que despertó casi una hora antes, no pudo evitar el comienzo de una nueva tanda de posiciones en las cuales, solo pudo verla y recorrer su cuerpo con mayor libertad. Con sus labios recorrió la curva de su columna vertebral, hasta encajar una mordida en su trasero, antes de apretar sus senos y entrar de una estocada que puso a Kiara a apretar su garg