La brisa cálida de la tarde dominicana acariciaba el cabello rizado de Lía mientras ella y Amara se sentaban en la terraza de la casa de los padres de Amara. Unas copas de vino descansaban sobre la mesa frente a ellas, y el ambiente estaba lleno de risas relajadas, interrumpidas solo por el suave murmullo de la música que venía del interior.—Bueno, amiga —dijo Amara con una sonrisa traviesa mientras giraba su copa entre los dedos—, ¿qué te pareció Andrea?Lía, que estaba mirando el horizonte con una expresión pensativa, suspiró y giró la cabeza hacia su amiga.—Es atractivo, no lo voy a negar. Pero, Amara, ¿qué me estás intentando hacer? Ese hombre parece demasiado... ¿cómo decirlo? Perfecto para mi gusto.Amara soltó una carcajada y negó con la cabeza.—¡Perfecto! ¿Andrea? Creo que no lo conoces lo suficiente todavía. Es encantador, sí, pero no es perfecto. Tiene su lado complicado, como todos.Lía arqueó una ceja, claramente interesada.—¿Complicado cómo?Amara tomó un sorbo de su
Andrea estaba sentado en una de las sillas del hotel Hilton, con su copa de ron en la mano mientras observaba la vista desde la terraza. La luz de las velas titilaba suavemente a su alrededor, pero su mente no estaba en el ambiente relajado que le ofrecía el hotel. Sus pensamientos giraban en torno a Lía, y más específicamente, a la conversación que había tenido con ella un par de horas antes.Había sido un comentario inocente, o al menos eso pensaba Andrea. Mientras charlaban en la fiesta, Lía había lanzado una broma sobre ir a Grecia con él. Ella lo había dicho con una sonrisa, pero algo en su tono había hecho que Andrea se sintiera algo incómodo.“Llévame a Grecia, Andrea, me encantaría ver tu mundo”, había dicho ella en tono juguetón, mientras sus ojos brillaban con diversión.Andrea, intentando aligerar la conversación, había soltado una risa nerviosa.—¡Jajaja! Claro, ¿por qué no? Tal vez algún día.Pero no era un “tal vez algún día” lo que había resonado en su mente. Había algo
La música vibraba en el aire del bar, mezclada con las risas y las conversaciones animadas de la multitud. El ambiente estaba lleno de energía, luces brillantes y el sonido de copas brindando, creando una atmósfera electrizante. Andrea, Dimitrios, Lía y Amara se encontraban sentados en una mesa cercana al escenario donde una banda local tocaba jazz en vivo. Todos parecían disfrutar del momento, pero Andrea no podía apartar la mirada de Lía.Ella estaba sentada de manera relajada, disfrutando de una bebida en sus manos, pero Andrea no podía dejar de notar la forma en que se movía con la música. Cada gesto, cada risa, todo en ella parecía hipnotizarlo. Había algo en la manera en que Lía se expresaba que lo desarmaba, algo que lo hacía querer acercarse más, conocer más sobre ella. Y por un instante, se olvidó de todo lo que había planeado decirle.Lía, en cambio, parecía estar disfrutando de la compañía de todos, pero no pasaba desapercibido cómo sus ojos se encontraban con los de Andrea
El vuelo de regreso a Grecia fue largo, pero para Andrea, los momentos que pasó junto a Lía fueron inolvidables. La conexión entre ambos había crecido con cada día que pasaba en República Dominicana, y la decisión de Lía de unirse a él en su viaje a Grecia no hizo más que intensificar lo que ya sentía por ella. No era solo una aventura, no era solo una atracción momentánea. Había algo más profundo en ese lazo, algo que no podían ignorar, pero aún no sabían qué tan lejos los llevaría.Al mismo tiempo, Amara había decidido dar un paso importante en su vida. Después de su breve visita a Grecia y las experiencias que había compartido con Dimitrios y su familia, había llegado a la conclusión de que no podía seguir en la comodidad de su vida anterior. Había algo en la empresa de Dimitrios, algo en ese ambiente, que la llamaba a seguir sus sueños y alcanzar nuevas metas. Y con el apoyo de Dimitrios, estaba lista para comenzar a trabajar allí de forma definitiva.La llegada a Grecia no solo m
Amara ya estaba comenzando a acostumbrarse a su nueva vida en Grecia. Su rutina en la empresa de Dimitrios se estaba asentando poco a poco, y se sentía más cómoda en su entorno. La oficina estaba llena de retos, pero también de oportunidades. Dimitrios, siempre cercano, la ayudaba a adaptarse y se aseguraba de que todo fuera fluido, desde las reuniones hasta los proyectos importantes. Pero todo lo que parecía perfecto comenzó a verse empañado por una presencia que no podía evitar.Leonidas.Desde su llegada a Grecia, Leonidas no había dejado de hacerle sentir su mirada, su presencia inquietante y su insistencia. En las primeras semanas, Amara había intentado ser cordial con él, sabiendo que estaba en el círculo cercano de Dimitrios, pero pronto las palabras comenzaron a rozar la línea de lo aceptable.Una tarde, mientras Amara trabajaba en su escritorio, con su mente completamente centrada en un informe importante, Leonidas se acercó. Su sombra oscureció su espacio y, al levantar la v
Han pasado ya un año y medio desde que Amara y Dimitrios comenzaron su relación, y a lo largo de ese tiempo, su conexión no solo ha crecido, sino que ha superado todas las expectativas. Han compartido momentos llenos de pasión, desafíos y risas. Amara, desde que llegó a Grecia, ha encontrado no solo una nueva vida, sino también un amor que la ha hecho sentir más completa que nunca.Dimitrios, por su parte, sabe que está listo para dar el siguiente paso con ella. Ha pasado suficiente tiempo para estar seguro de que lo que siente por Amara es verdadero. No es solo una relación basada en la química y la atracción, sino en una profunda conexión emocional y espiritual. Ahora, quiere comprometerse con ella, llevar su relación a un nivel más serio y demostrarle que no hay vuelta atrás. Está decidido a pedirle matrimonio, pero quiere hacerlo de una manera única, en el hermoso entorno que Grecia le ofrece.Para Dimitrios, el lugar perfecto para hacer la propuesta es el mar cálido de Grecia, do
La brisa del mar sigue acariciando suavemente la piel de Amara, mientras Dimitrios la sostiene cerca de él, sin querer soltarla. La gente alrededor de ellos celebra la propuesta, pero la atención de Amara y Dimitrios está centrada el uno en el otro. Es como si el mundo entero hubiera desaparecido y solo quedaran ellos, rodeados de las aguas cálidas y la luna que se refleja en el mar.Mientras todos disfrutan de la alegría compartida, Dimitrios y Amara se alejan un poco del bullicio. Él la mira con una intensidad que solo aquellos que se aman profundamente pueden entender.—Amara… nunca imaginé que este momento llegaría. —La voz de Dimitrios suena suave pero cargada de emoción—. El amor que siento por ti es algo que no puedo describir con palabras. Pero esta noche… quiero mostrarte cuánto te amo, más allá de todo.Amara se siente envuelta en sus palabras, como si estuviera flotando entre sus brazos. No puede evitar sonrojarse, aunque la pasión en el aire es palpable, como si el univers
Dimitrios se recostó en la cama, su cuerpo aún caliente de la pasión compartida con Amara. La luna iluminaba débilmente la habitación, creando sombras que jugaban sobre las paredes, pero su mente no podía calmarse, seguía vibrando con cada pensamiento relacionado con ella.Amara. Una mujer que había entrado en su vida de una manera que jamás imaginó. Y ahora, acostado junto a ella, con su cuerpo aún cerca, podía sentir cómo su presencia lo consumía por completo.En la oscuridad, él observó su rostro mientras ella dormía, completamente relajada después de la tormenta de pasión que acababan de compartir. Sus pensamientos eran una mezcla de admiración, deseo y una sensación de posesión que no podía quitarse de encima.Amara no era como las demás mujeres con las que había estado. Ella no solo era hermosa, era una fuerza de la naturaleza, una mujer que sabía lo que quería, que no tenía miedo de tomar lo que deseaba, y en la cama… era pura dinamita. Cada beso, cada movimiento suyo le record