Siran y Leoxi los recibieron en la entrada. A pesar de que el rostro del beta no mostraba alteración, sus manos como puño y el ceño ligeramente fruncido le dio a entender a Hades que le daría un puñetazo en el medio de la nariz si se ponía a la distancia adecuada. Así era la confianza que se tenían.
-Sara- le indicó con la cabeza a la loba y dejó que ella hiciera su magia, calmando a su esposo.
-Hermano- Leoxi lo abrazó con una palmada en la espalda -Futura reina- hizo una leve inclinación de la cabeza y volvió su atención a su gemelo para gritarle-¿Se puede saber qué te pasa? Casi nos jalamos los pelos intentando contener a este beta que no se le podía hablar porque estaba tan tenso por tanto papeleo. No te vuelvas a d
Hades se esperó cualquier cosa menos aquella confesión.Rodrigo por su parte sintió como todo el peso se desvanecía de golpe, pero solo pudo ver como el alfa frente a él no se movía aunque sus ojos se habían vuelto de un plateado más intenso y frío. Sus uñas se habían tornado más largas y se enterraban con fuerza astillando la madera de los reposamanos.Tragó en seco, había confesado aquello que le ha la quitado el sueño desde que su madre había sido rescatada. Pero tal vez no había sido una buena idea. Su padre tenía razón, era mejor quedarse callado. Siempre.-¿Porque no hiciste nada?- para su sorpresa el alfa se mantuvo en la misma posició
Hades tenía que reconocer que si había algo que odiaba de su manada era aquella casi tradición infundada por la fundadora de la manada de que todas aquellas lobas que fueran a ser reinas tenían que tener una alta tolerancia al alcohol para no poner en ridículo a su alfa en alguna reunión especial. Y sus miembros se lo habían tomado muy a pecho con cada una de las pocas reinas que habían estado a lo largo de su historia.Una de las mejores había sido su madre. Su padre decía siempre molesto que podía acabar la despensa y seguir lúcida, así que siempre la tenía bajo llave aunque después de tenerlos a ellos no había consumido una gota más, al menos no ante ellos.Pero ahora, sus queridos lobos estaban sometiend
Nebraska se removió pesadamente entre las sábanas reconociendo dos cosas. Primero que no era su cama, o al menos no la de la habitación que le habían asignado. Segundo, que aquella misma cama tenía impregnado el olor de Hades por todas partes y que ahora se filtraba por la piel de ella.Con dificultad abrió los ojos pestañeando solo para recibir una fuerte pulsada en su cabeza llevándose la mano a la frente. Los recuerdos del día anterior vinieron. Solo quedándose hasta la segunda jarra de vino. De ahí en adelante no tenía conciencia de lo que había ocurrido.Incorporó la cabeza y revisó verificando que su ropa estaba puesta y suspiró de alivio. Su cuello tampoco dolía y no sentía que nada hubiera cambiado. Sab&i
Nervioso. Tal vez era la palabra adecuada para Hades.Todos que lo veían pensaban que estaba bien, normal, su alfa como siempre, serio, elegante, hermoso, inalcanzable, inmaculado, seguro de sí mismo, amable, justo, pero nadie se podía imaginar el caos que era su interior. La razón. Su boda sería mañana. Bajo la luna.No podía estar más feliz por ese hecho. A pesar de tener algunos problemas que resolver todo se estaba resenvolviendo con pasos positivos. Había logrado en los últimos días que Rodrigo no se confiscara más en su cuarto y al menos los acompañara a la hora del almuerzo y de la cena sin querer levantarse lo antes posible, incluso aceptaba una caricia en la cabeza por parte de su madre de vez en cuando.
Nebraska sobaba sus manos sobre su regazo. Las tenía incómodamente húmedas, el único signo que denotaba su nerviosismo. Era temprano y en su habitación había un enorme bullicio de las personas caminando de un lado a otro.-Futura reina, ya es hora- su hombro fue tocado por una loba vestida simple y ella la siguió hacia el baño donde le hicieron entrar en una enorme tina de agua caliente.Dos lobas más restregaron sus brazos con esponjas mientras otra lavaba su cabello de forma agradable. El aroma con que había sido perfumado el baño era ligeramente fuerte pero relajante y se impregnaba en su cuerpo.Su piel fue secada minuciosamente y acostada en una camilla donde le dotaron de un masaje reparador que casi la
Nebraska miró frente al espejo, su imagen y podría decirse que se vio hermosa. Gracias a la buena alimentación de los últimos días había ganado el peso necesario para estar en un peso adecuado, por lo que sus curvas habían regresado.El vestido que Layan le había regalado las acariciaba agradablemente. Una pieza larga de tela roja que se amarraba al cuello dejando a la vista su esbelta espalda y níveos hombros. Diversos encajes plateados se fundían con la rica y detallada textura del vestido haciendo que con cada movimiento pareciera que tuviera vida propia. Simplemente hermoso.Se giró para apreciar la leve cola que se arrastraba que terminaba en un completo tejido con diferentes patrones. Sonrió complacida con su aspecto. Le encantaba el vestido, Layan
Nebraska avanzó tomada de la mano de Hades por la alfombra que terminaba a los pies de la pequeña tarima. A ambos lados los miembros de las dos manadas se fusionaban como una. El rostro de los lobos del Consejo se alzaban alrededor de la tarima, mientras arriba esperaban dos personas que Nebraska no reconoció al primer momento, pues no recordaba haberlos visto antes, pero analizando a detalles había rasgos que le parecían familiares, como los ojos plateados del macho de la pareja y el cabello muy oscuro de la mujer menuda y hermosa a su lado.-¿Ellos son tus padres?-le preguntó en voz baja.Hades asintió con la cabeza y una sonrisa en sus labios orgulloso de la mujer que llevaba consigo. No podía negar que estaba extrañamente emocionado, pocas veces se sentía a
Hades pareció oler la incomodidad de su pareja pues la tomó de la mano y apretó los delgados dedos con delicadeza. A su lado apareció el padre de este, que con una sonrisa comenzó a retirarse la camisa. El resto de la manada lo copió para después convertirse todos en lobos.Nebraska se quedó fija en Saisen por unos segundos. Al parecer la mayoría de sus atributos los había sacado de su madre pues mientras Hades era un lobo negro, el pelaje de su padre se extendía entre el cobrizo y el marrón. Eso sí, su estatura era por encima de la media con creces, incluso de Hades y los músculos caninos se detallaban por encima del manto peludo.-¿No nos vamos a trasformar también?- la voz de la omega salió vacilante, a decir verdad