A pesar de ser joven Sara era una loba...terca. Muy terca.
Entre sus objetivos estaba tener cachorros con Siran. El beta del lobo que la había recogido, así que así seria. Lo había dicho desde la primera vez que lo había visto y no se echaría para atrás. Ese era el lobo.
Por lo que desde el día que había sido acogida en la manada siempre buscaba alguna forma de estar junto a él. Aunque este no estaba muy de acuerdo con los deseos ella. Solía encontrar las formas de escabullirse para que ella no lo encontraba y se escondía, aunque ella tenía una facilidad innata para encontrarlo fácilmente. O le gruñía cuando ella se acercaba ganando un gruñido más fuerte por parte de Hades por haberlo hecho.
Papi Jades siempre tan protector. Ella se burlaba de ello
Asu así Sara no se quejaba nunca. Siempre justificaba que el beta solo era tímido.
Ya lo había atrapado más de una vez siguiéndola con la mirada u olfateándola después de haber est
Sara. Escuchar su nombre saliendo de los labios de ese frío lobo que siempre mantenía la distancia de ella, pero casi sin aliento y con tono excitado hizo que todo el cuerpo de Sara temblara y un marcado sonrojo cubrió sus mejillas extendiéndose por su cuello. ¿Qué demonios? Estaba habituada al siempre frío Siran, no a este lobo que podía tener la voz grave y hacerle latir el corazón. Se preguntó cómo sería en el sexo, si sus ojos brillarían, si sus colmillos se alargarían, su pecho desnudo y fuerte subía y bajaría húmedo y brillante de sudor. Era una loba virgen, pero había fantaseado tantas veces con Siran durante los últimos años aun así chocar con la verdad era sumamente impactante. Lo sintió removerse un poco y abrió la boca para soltar un ligero gemido. Sara se alzó sobre su codo y lo miró con los ojos entrecerrados. Los orbes de ella comenzaban a tornarse muy dorados con la excitación a flor de piel. No lo podía evitar el lobo estaba ex
Siran se sobó la sien temprano en la mañana. Su cabeza le dolía tanto que pensaba que iba a explotar y eso no le permitía concentrarse en su trabajo y eso que tenía mucho. Lo sucedido en la noche rondaba su mente y no podía separar lo que era verdad de un sueño. Todo había pasado tan rápido que era confuso. Gruñó alarmando a los dos lobos que estaban delante de él esperando por la firma de unos documentos, estos retrocedieron en consecuencia. Siran era un lobo con un carácter complicado, pero siempre tenía control sobre sí mismo, así que verlo en ese estado era toda una novedad. -Oye no me acoses a mis guardias- la voz de Leoxi retumbó cuando el lobo entró por la puerta. Siran alzó la cabeza y alzó una ceja. -No tengo necesidad de acosar a nadie- replicó con tono áspero. -Wao, cierto lobo se levantó con la pata izquierda- Leoxi chifló y pasando por el lado de los dos lobos le hizo seña para que salieran- Yo me encargo- les murmuró y ambo salie
Cuando Sara había escuchado la fatídica noticia de que el cachorro de su protector había muerto… otra vez sabía lo que iba a ocurrir. Por lo que no se impresionó verlo salir corriendo astillando la ventana y perdiéndose en los árboles que rodeaban la inmensa mansión. Lo que si la impresionó fue cuando Siran la detuvo agarrando su brazo.Y Sara pudo jurar que todos los vellos de su cuerpo se erizaron. Miedo, pánico y el recuerdo de esos ojos llenos de odio en dirección a ella. No le tenía miedo a Siran como tal, sino al rechazo total de él como había ocurrido esa noche y que la había hecho llorar hasta esa mañana haciendo que sus ojos dolieran.Por lo que había escapado cuando antes para no escucharlo otra vez. Si él la odiaba prefería que solo fuera en su mente. Sus palabras la destruirían y en ese momento se tenía que mantener fuerte. Ella era el apoyo de Hades y no podía quebrarse.Así que se transformó y corrió siguiendo su rastro.El alfa habí
Ser alfa de una manada inmensa, esposo atento y padre, las tres cosas a tiempo completo, como que era algo bastante difícil. Sobre todo para Hades que caía en la cama todas las noches después de hacer todas sus tareas y se dormía profundamente abrazando a su esposa. Y aun así estaba pendiente por si esta necesitaba algo o tenía alguna pesadilla. Resultado…su ajetreada vida le estaba pasando factura, pero a él le encantaba. Tenía días en que las ojeras adornaban su hermoso rostro y Nebraska era llamada por Siran para que lo obligara a dormir y ella tenía un método especial para que él hiciera su voluntad. Más no se quejaba. Un día normal en la vida de Hades era levantarse en la mañana y despertar a su esposa llenado su cuerpo de besos. Desde la frente hasta sus pies. Lo hacía suave, dedicado, con cariño y expresando todo su amor a pesar de que ya llevaban tiempo juntos. Nunca se aburría. Y una vez que Nebraska había abierto sus ojos, dependiendo el ánimo de ambos, tenían un desestresa
A pesar de haber tenido seis embarazos, cinco de ellos efectivos, Nebraska no estaba adaptada a la excesiva atención que recibía en su nueva manada. Era algo realmente estresante para ella. Y lo decía tanto en el buen sentido como el malo.Desde que se levantaba tenía a Hades verificando cada uno de sus movimientos, y hasta tenía que gruñirle para que la dejara la menos ir al baño sola. La palabra intimidad era algo que estaba perdiendo poco a poco y a ella le gustaba su espacio.Y no era que no le gustaba la atención, es que era tanta que se agobiaba. Y no solo era por Hades, incluso Sara asistía cada mañana para atenderla, peinarla, ayudarla a vestirla y demás. Nebraska toda su vida dependió de ella misma, así que tener a alguien que hiciera eso era algo realmente extraño e incómodo.Como resultado siempre terminaba huyendo a cualquier lado de la manada por tal de respirar. Hades siempre tenía mucho trabajo. Había días en que incluso no se veían mucho a no ser en
Hades, alfa de la Manada de Plata no daba crédito a lo que sus ojos veían. Dos de los hijos de su mayor enemigo estaban arrodillados ante él, implorando que derrocara nada más ni nada menos que a su padre. Esa si era una broma de muy mal gusto. No era una persona cerrada de carácter pero le gustaría darles unos buenos correctivos a aquellos dos cachorros que osaban burlarse de su persona. O tal vez aquello era simplemente una estrategia de su padre para acabar con su poder.Era conocido por su carácter amable con los cachorros más no con aquellos que intentaban manipularlo. Pero por el momento, les seguiría el juego. Nadie sabe a dónde podría llegar.-¿Y cuál es el objetivo de venir a pedirme algo así?- sentado en el trono de la gran sala i
El calor era sofocante. Su garganta dolía al tragar debido la sed, no recordaba la última vez que el preciado líquido había pasado por ella. Los grilletes rozaban la piel abierta de sus muñecas y tobillos estremeciendo todo su cuerpo. Los latigazos en su estómago se multiplicaban a cada segundo quitándole la respiración.Su barriga, que había crecido en los últimos cuatro meses, manteniendo en ella su próximo cachorro, ahora estaba perdiendo grosor tras un charco de sangre debajo de sus piernas. No le importó, tal vez así era mejor, su cuerpo estaba tan débil que terminar un embarazo le sería imposible. Si solo todo desapareciera¿Qué había hecho para merecer aquello?
Días antesNoa miró sobre su hombro mientras corría, a toda velocidad, por el pasillo, cuidándose de su perseguidor. Los pulmones se le apretaban en busca que aire mientras su cabello marrón se alborotaba sobre sus ojos.Dobló la esquina esquivando una mesa cuando el olor de su enemigo estaba detrás de él. Su cabeza era un torbellino como para pensar en un plan. Lo sentía tan cerca, pero dónde, no era a su espalda. No podía permitir que lo agarraran, no ahora.Una figura más alta se cruzó por el camino. Noa se detuvo en seco y tensó sus músculos. Tenía que escapar, tenía que...-Noa, desgraciado, cuando te atrape ya v