Niña, era solo una niña. Hades se repetía una y otra vez mientras veía el cuerpo acostado muy diferente a la pequeña que tenía en la mente. Era verdad que había cumplido la mayoría se edad, y que ahora era madre de cinco hijos, eso no quitaba que ante los ojos de los de su raza aún era una lobezna, cuando se consideraba que un lobo era realmente adulto después de los 150, aun si la mayoría de edad era a los 50 años.
Leoxi lo estaba mirando, en buen problema de habían metido. Un día era un alfa solitario, sin la esperanza de una familia y ahora tenía a 5 cachorros y casi uno a su cuidado. Su hermano tenía una mirada de que Tú querías cachorros, no te quejes.
-¿Y cuál es el método?- Liam volvi&
Hades dejó el documento sobre la mesa pasándose la mano, retirando inútilmente los mechones de cabello ondeado que caían sobre su rostro. Se apretó el puente de la nariz y Leoxi, sentado delante de él, lo miró preocupado.-Por qué no vas a descansar, te ves agotado-El alfa negó con la cabeza y retomó la lectura.-Hay muchas cosas que tengo que hacer como para dormir en este momento--Dos o tres horas no marcarán la diferencia--Lo haré más tarde, cuando vaya a verla, después de darle sangre puedo dormir un par de horas--Ser adicto al
Siran solo pudo reaccionar de una forma al ver a su alfa en el suelo con la sangre brotando del cuello, convertirse en un enorme lobo color arena, agarrar por el lomo al lobo agresor desgarrando también la piel y lanzarlo con todas sus fuerzas contra la pared contraria. No le importó quién fuera, no le importaba las consecuencias, solo sabía que su alfa había sido agredido y eso era imperdonable.Tras un sonoro golpe contra el mueble en la pared y de soltar un chillido de dolor, Siran vio a la loba levantarse con dificultad pero con firmeza. Su boca burbujeaba y sus ojos estaban de un potente color carmín ausente de pupila. Estaba fuera de control, agitaba su cabeza buscando la amenaza guiándose por el leve instinto que le quedaba latente, estaba dominada totalmente por su lado salvaje y eso era peligroso.
Hades se tocó el cuello donde la piel se había regenerado, pero aún se mantenía tierna. Gruñó erizando la piel de los presentes.César cerró su maletín después de dos días cuidado a su alfa mientras Leoxi había vuelto nada más sentir una rara sensación que no le dio buena espina y al llegar sus sospechas dieron a luz.Ahora, Hades estaba de muy, muyyyy mal humor. Había sido mordido por una omega, un simple omega, reina y todo lo que quisieran, pero omega y había estado al borde de la muerte, después de salvarla.Algunas cosas se tenían que poner en su lugar y demostrar quien mandaba. A la mierda que me tuviera miedo a los alfas. Él le había salvado
A pesar de estar sobre ella, Hades recargaba la mayor parte de su peso sobre sus patas. La loba bajo él estaba débil, delgada, casi como un pétalo de flor que podía marchitarse, eso quitando de lado que aun así luchaba e intentaba agarrarle alguna de sus extremidades y destrozarla, claro. No estaba muy contenta de estar en aquella posición. A él no le importo. Ahora necesitaba tenerla en control.Bajó su morro hacia su cuello y lo olió, lamiendo hasta su oreja y dejando un apretón en el nacimiento de la misma, no para hacerle daño, pero si lo suficientemente fuerte para que fuera consciente de que estaba allí.Ella se sacudió y soltó un gemido lastimero. No se rendía, a pesar de estar en desventaja, no gustarle aquello y lo demostrab
Hades no podía creerloSe había lanzado. Sin pensarlo. Sin saber dónde estaba.Retornó tan rápido a su forma humana que incluso le dolió. Corrió hacia el borde el balcón mirando hacia abajo y ver caer la loba desde el segundo piso, hasta caer en el primero, sobre la alfombra que debía haber amortiguado un poco la caída. Agradecía por primera vez que su mansión solo poseyera dos plantas o podría haberse matado de estar en otro más alto.De todas formas la caída había sido brutal.No sabía que le había dolido más, la impresión de verla lanzarse al vacío o el rechazo total hacia él. No es que fuera un mujeriego, ni buscaba aventuras de aquí y allá, pero las pocas que habían estado en sus brazos, lo habían acompañado luego a su cama.La vio levantarse lentamente como si nada hubiera pasado y correr en cualquier dirección por tal de salir de aquel lugar, algo que no lograría. En primera, por la seguridad de la mansión y, en segunda ella no podía
Diez días habían pasado para cuando abrió sus ojos y encontrarse con una imagen distorsionada del cielo sobre ella, mejor y más visible que antes, pero aun así, sin ser definida. Su vista aún estaba muy dañada, aunque mejor que antes.Había murmullos a su alrededor, que no podía identificar que decían y ese olor.Más bien, esos olores, no era solo uno. Se incorporó de golpe sintiendo crujir cada hueso de su cuerpo y una oleada de dolor recorrerla que le hizo perder la fuerza. Unos brazos rodearon su cintura y alguien se sentó tras ella recargando así su espalda en el pecho masculino.El aroma dulce que había sentido aquella vez llegó a su nariz y alzó la cabeza en un intento de divisar inútilmente quie
Ya sabía el nombre de la loba. Raro, extraño, poco común, pero con fortaleza, digna de la posición en la que había estado. Nebraska un nombre que se le daba a aquellos que no se doblegaban.Pudo sentir su cuerpo temblar bajo sus dedos, aunque su semblante no cambio. Su expresión seria, con aquellos hermosos ojos violáceos totalmente neutros.Había aprendido bien. Un líder de manada nunca podía mostrar sus emociones aún se estuviera destruyendo por dentro. Eran el soporte de la manada, si ellos a desmoronaban, todos estaban condenados.-Rudoc hizo una buena elección en casarse contigo, lástima que no supo aprovecharte -Nebraska tragó en seco al oír el nombre de su esposo -No te preoc
-Tus hijos hicieron un trato conmigo- eso le llamó la atención, era buena para saber cuándo algo malo venía en camino- Es sorprendente lo que puede hacer la desesperación-La omega respiró pesado.-La liberación tuya y de tu manada, a cambio de ti-Nebraska sacudió la cabeza. No podía creer lo que acababa de ocurrir. Hades intentaba tener tacto, algo que no congeniaba con él, decir las cosas de frente le era más fácil.-En resumen. Tú eres mía ahora-Nebraska no movió un músculo. Sabía que todo aquello no podía ser tan fácil. Su manada libre, sus hijos