—Mi hermano no lo sabe —masculló Adriana—. Sería demasiado para él, si supiera iría a matarlos con sus propias manos y no quiero que muera. Victoria llena de pena abrazó a Adriana. —Gracias a Dios que no te hicieron nada, no podría soportar que otra chica fuera dañada por mi culpa. Adriana devolvió el abrazo con dificultad. —No es mi caso, y estoy segura que tampoco el tuyo. Mathew me estuvo explicando lo que haces, quiero ayudar. Ya no quiero ser mafiosa, no quiero sentir otro disparo en mi vida. Victoria sonrió. —Puedes ayudarme, necesito una doctora para evaluar la condición de muchas mujeres, estaría bien que ayudaras a Matt. —Solo quiero que a cambio seas feliz con mi hermano y Giancarlo. La derrota más significativa para ese sujeto Halcón, es la felicidad de mi hermano. Victoria afirmó con la cabeza. —Halcón ha marcado la vida de tu hermano, vive para la venganza… —Quiero que viva por su hijo. Victoria, quiero reconciliarme con él, no vale la pena
Guadalupe estaba sola en su habitación, con los sentimientos a flor de piel lloraba en silencio. Su discusión con Rebeka había sido en especial dura. Aunque no era la primera vez que Rebeka la aconsejaba al respecto, esta vez se sintió peor. Y es que realmente el tiempo con Michael estando vulnerable la había hecho soñar que las cosas eran diferentes. Rebeka se preocupaba por ella, jamás demostró que prefiriera a Victoria por encima de ella, solo trataba de ser justa y objetiva. Su mente lo sabía. El problema estaba en hacerle entender a su terco corazón que Michael no era para ella. «Qué pasaría si mañana aparece Victoria, él te dejaría Guadalupe. Él la ama a ella» Las palabras de Rebeka martillaban en la mente de Guadalupe, abriendo más la herida en su pecho. Rebeka habló durante la cena de que la acompañara a Venezuela, alejarse y ver otras cosas. —Cómo si eso hubiera funcionado alguna vez. Guadalupe cerró los ojos y como siempre detrás de sus
Guadalupe se quedó muda, estaba en shock. —Dime algo —susurró Michael apenado y perdido, no puede ver sus expresiones, solo tiene su silencio—. ¿Si te he ofendido? —Inquiere dudoso… — ¿Te refieres a solo una noche? —Preguntó Guadalupe de forma atropellada. Michael pasó una mano por su nuca. —Entiendo que no quieras, que es algo absolutamente egoísta, pero no puedo… Michael sintió las manos de Guadalupe deslizarse por sus brazos, llegar hasta su cuello, el aliento de ella rozar su cuello hasta finalmente sentirla a ella tan cerca. — ¿Estás seguro? —No quiere decir que no contarás conmigo, que estaré para ti si me necesitas —respondió Michael colocando sus manos en su cintura—. Pero quiero que tengas un futuro, y yo no te lo puedo ofrecer. —Michael, pero yo no estorbaré… —Yo te estorbo a ti y no al revés… — ¡Jamás!, no lo haces, no quiero alejarme de ti, no me importa si no me ofreces nada, si ella aparece me desaparezco… —Lupita —Michael negó con la cab
«Aire, no puedo respirar» Ese fue el primer pensamiento de Victoria al ser del todo consciente de lo que le pasaba. Estaba atrapada en un auto, en el fondo del mar. Victoria abrió la puerta empujando con todas sus fuerzas para salir de la trampa de metal y nadó hacia arriba en busca de la superficie por el anhelado oxígeno. Exhala una bocanada de aire en sus pulmones y no entiende cómo llegó allí. Apenas puede recordar que antes de salir a la pasarela un hombre la tomó por la espalda. “Hola Victoria, nos vamos de fiesta, perra” —Me secuestró ese desgraciado loco —expresó entre toses. El mar estaba frío y su garganta se quemaba de tanto toser por el efecto de la sal.Entonces siente que alguien la hala con apremio. —Vámonos muñeca, nada por tu vida. Victoria nadó detrás del hombre que la dirigía hacia la orilla. Era de noche y la civilización estaba muy lejos. Estaban en una ensenada, sobre ellos a varios metros estaba la carretera y se escuchaban ve
—Te lo suplico ayúdame a salir de aquí —rogó Victoria muerta de miedo, su visión es muy borrosa y todo le da vueltas, poco a poco va cayendo en cuenta que muy pronto será más difícil. Una vez más le tocará luchar contra la abstinencia. El hombre se echó atrás y Victoria casi se cae. —Luciano te inyectó una buena dosis, aun teniendo ojos oscuros puedo ver como tus pupilas están muy dilatadas. —Yo estaba sobria, no es justo… —Sí, sí… Pobrecita… Quizás por eso no moriste; estás acostumbrada a meter grandes cantidades de porquería a tu cuerpo. —Pero yo me quiero recuperar —rezongó Victoria. —Ya cállate… El hombre la tomó de la mano y la haló fuera de su escondite, Victoria se cayó en la entrada de la cueva. —Espera, déjame quitarme esta sandalia —pidió Victoria tratando de mantenerse estable sin mucho éxito. El hombre se arrodilló y tomó su pantorrilla, ella se sostuvo se sus hombros. Cuando Victoria sintió la boca de él rozando el dorso de su rodilla l
Victoria trataba de no pensar en Michael, pero es el único hombre que ha amado en su vida, aunque él la abandonó y no sabe nada de él desde hace mucho tiempo. El hombre no se da cuenta de la reacción de Victoria, porque al finalizar la llamada se alejó y comenzó a desnudarse sin importarle que no estuviera solo. Victoria respiró profundo y logró preguntar con desenvoltura fingiendo que no le importaba. — ¿Quién es Franco Slashdot? Victoria volteó y lo vio con una toalla amarrada a la cintura. —Mucho gusto muñeca —le responde sonriendo. —Victoria, no muñeca, mi nombre es Victoria. ¿Puedo preguntarte algo, Franco? Victoria casi grita cuando el hombre dio los pasos necesarios para quedar junto a ella de manera amenazante. Victoria estática en la silla aprieta los dientes cuando él mete la nariz en su cuello. —Hueles bien… —Tú no… Apártate y ve a ducharte —le ordenó esperando ser bastante intimidante. El hombre se echó a reír con ironía. —Más respeto V
Adriana tomó la mano de Victoria y la abrazó riendo y dando brincos de alegría. —Victoria, me encanta, mi hermano vive detrás de una computadora, puro trabajo y trabajo y trabajo… Pensé que no tenía vida social, pero eres bellísima. El helicóptero aterrizó y Stefan sigue con la boca abierta. Sí… Ahora lo nombraremos Stefan, ese debe ser ahora, porque está frente a su hermana menor, en medio de un momento complicado para su vida secreta. Con Adriana abrazando a Victoria, feliz y aceptándola como nueva integrante de la familia cuando él siente que ella tanto peligro representa para su plan de vida. Victoria sonríe y parece la novia más feliz del mundo y no es para menos, encontró la manera de seguir con vida, pues no estaba dispuesta a separarse de la hermana de Stefan. Literalmente, su vida depende de ello. Un hombre calvo y de bigotes gruesos llega hasta ellos desde el helicóptero y al ver a Adriana arruga el ceño. — ¿Qué haces aquí Adriana? —inquirió descon
Cuando Stefan regresó a la habitación, Victoria no estaba en la cama, nervioso sin motivo porque no puede escapar de un avión entendió que estaba en el baño. Trató de tranquilizarse y esperó. Victoria salió unos minutos después y se veía muy mal. Sudada, se agarraba el abdomen, pálida y temblando. Se acostó en la cama en posición fetal ignorando a Stefan por completo. —Quisiera hablar contigo, necesito que me prestes atención —dictaminó Stefan con autoridad. —Mátame de una vez —susurró Victoria—, ¿qué sentido tiene que lo hagas ahora o después?, prefiero evitar el dolor de la abstinencia. Stefan se sentó a su lado y la sintió huir instintivamente de él arrimándose. Ella le temía y eso le gustaba a Stefan, le hacía más fácil controlarla. — ¿Dónde quedó la chica que solo quiere vivir? —Preguntó él con ironía. Victoria arrugó la sábana de seda en sus manos contra su nariz y ojos, llorando deprimida. —Soy una estúpida, no me hagas caso, ¿para qué quiero