Michael despierta en la oscuridad a la que está acostumbrado, entre la vigilia y el sueño no sabe dónde se encuentra, lo primero que sus instintos le piden es defenderse. Siente la presencia de alguien y al notar su cercanía tira un golpe. — ¡¡Ayyyy!! Me pegaste. La voz es de Guadalupe y Michael recuerda que ya no está en el asqueroso hueco de una cárcel. — ¿Guadalupe? Eres tú ¿Cierto? —Ayyy… Sí, solo quería revisar tu medicamento. —Lo… Lo siento Lupita, pero no puedes acercarte así, no puedo verte. Guadalupe puso su mano cálida y perfumada en su mejilla y Michael echó atrás, pero se detuvo ordenando a su mente entender que no está en peligro. Guadalupe solo entiende que una vez más es rechazada. —Lo siento, solo quería ver una herida en tu ceja. —Pero no me sorprendas, donde estaba no podía ver lo que me rodeaba, cualquier cosa que me tocaba era una amenaza. —Perdón, que mensa, no lo pensé. —Perdóname a mí, soy un loco… —No, pasaste un infierno
Stefan y Victoria salieron en una camioneta conduciendo él, los escoltas de seguridad los siguieron en un viaje de pocas horas hasta el pie de una montaña donde finalizaba la carretera. A partir de allí subieron a pie, aunque Victoria no dudaba que eran seguidos por un equipo de respaldo les daban intimidad. —Esto es muy bonito, pero no soy una chica de naturaleza Stefan. Él se echó a reír. —Y yo que pensaba acampar. Victoria hizo una mueca. —Querido, acampar no es algo romántico. — ¿Por qué no? —Para la próxima trae a Giancarlo, él seguro lo disfrutará. Stefan apenas sonrió y Victoria se sintió mal con él, recordó que su padre lo llevaba a él y su hermano a acampar cuando lo asesinaron. —Perdóname Stefan, lo había olvidado, que tonta. Stefan tomó su mano y negó con la cabeza. —Creo que sería buena idea, en la naturaleza aprenderá a hacerse hombre, pero en ese paseo no te traeré a ti, para ti tengo algo especial. Finalmente llegaron a una cerc
Más tarde estaban en un restaurante que era de Slashdot, Victoria en su papel de la Sirena estaba a su lado con una máscara dorada, el Alacrán era en extremo arrogante, le gustaba humillar a la gente, se notaba al criticar cada acción de los camareros. Victoria ya lo detestaba. — ¿Cómo se conocieron? —Preguntó Victoria. —Sabemos uno del otro desde hace años —comentó Stefan tratando de evadir el tema. —Aunque es un honor poder hacer negocios con Franco en persona, somos amigos desde que hicimos negocios en Venezuela, ¿conoce Venezuela señorita? Es un país hermoso e inolvidable. —Lo conozco —murmuró Victoria con acento italiano que se le daba muy bien—. ¿Qué negocios maneja en Venezuela? —Sirena, dale al hombre un respiro —Slashdot sonrió y tomó la mano de Victoria en la mesa—. Mi mujer es muy curiosa. Alacrán miró a Victoria con lujuria. —No me molesta, me encanta la curiosidad femenina —Alacrán se armó como pavorreal—. En Venezuela soy un hombre importante, m
NARRADO POR VICTORIA No puedo creer que de nuevo pueda sentir lo que es estar excitada. Sí, quizás es algo poco elegante, muy sórdido. Quizás soy una idiota. Pero… ¿A quién le importa? Sobreviví a muchas cosas, no solo a los que quisieron matarme, demonios yo misma quise matarme millones de veces. No necesitas un revólver en la sien, cualquier cosa puede ser tu veneno. Las drogas, el alcohol, hasta el azúcar, por algo son adictivas y es que nos hacen sentir bien. Pero Dios mío… El sexo… Quizás hago mal en nombrar a Dios para algo tan frívolo, pero es que es lo más divertido que existe y que me lo haya arrebatado un idiota que de paso maté es una crueldad. Si algo me ha enseñado la vida es que es cruel, pero yo puedo ser más perra. Tengo ahora mismo entre mis piernas a un hombre apuesto, hermoso y que me acepta, me quiere y lo principal y más importante: Stefan me respeta. Con él no tengo que fingir ser fuerte para que acepte, él me mostró cómo ser f
Stefan estaba muy feliz de tener en la vida las cosas que no se había atrevido a soñar, era un aliciente que jamás soñó tener, por eso a la vez que felicidad le daba temor. Desde que Victoria lo aceptó en su cama se ha vuelto más paranoico con su seguridad, eso siente Victoria y no sabe cómo racionalizarlo, a veces le enternece y otras la agobia. El Alacrán lo llamó para que junto a la Sirena reciban mercancía, y en grande. Victoria estaba impresionada. — ¿Cómo es que ese hombre tan rápido pudo conseguir tantas mujeres? —Le pediste mujeres que nadie pudiera recordar, las cárceles en Venezuela son suyas. —Ese hombre es un asco, peor que Ivo y Ronald, se aprovecha de que es intocable, no me gusta que negocies con él. —Por eso es mejor que yo me encargue solo, no vendrás conmigo a la negociación, ya quiero deshacerme de ese hombre. —Stefan, hoy más que nunca estoy en armonía con mi realidad, me hiciste entender que aceptar a la Sirena me hacía completa. Ahora no
Victoria cerró la laptop de Stefan sin cerrar el archivo. Sus manos temblaban y su corazón iba a salirse del pecho. Victoria entendió lo que ocurría. —Michael hizo este vídeo el día que me dejó en Venezuela —las lágrimas acudieron a su rostro. Verlo lo hizo definitivo. —Michael murió —las lágrimas de Victoria mancharon su rostro, ya sospechaba que podía haber muerto, pero el video lo hacía real—. Por esta maldita guerra, todo por la ambición de un hombre que desgració tantas vidas. No tenía idea de cuánta falta le hacía el Michael del video, su corazón lloró, por su amor perdido, por ese muchacho que no era el mismo que había visto siendo El Santo. Victoria de nuevo abrió la laptop, pero ahora no podía hacer nada allí, se había bloqueado con la contraseña que solo sabía Stefan. —Maldición y no envié un mensaje a Rebeka. Victoria lamentó su estupidez, pero el video de Michael la había sorprendido demasiado. El día transcurrió y Victoria tenía el alma en vilo,
— ¿Tú mataste al Santo? —Preguntó Victoria aparentando que poco le importa. El Alacrán se echó a reír. —De nada, creí que lo sabías, Slashdot está al tanto y conforme, te lo digo Victoria, yo soy un verdadero rey, con una debilidad por las mujeres bonitas —dijo estirando las manos como quien recibe una ovación. Victoria le hizo señas a su equipo y todos bajaron las armas. —Entonces estamos entre amigos. —Así es, volvamos a los negocios. — ¿Fue un trabajo para Slashdot? —Preguntó Victoria, pero en ese momento el empleado del Alacrán trajo a una muchacha, delgada, con el cabello enmarañado y llena de sudor y mugre. —Aquí la tienes, joven y solo precisa que la limpien, aunque ya no es virgen, la disfruté y le di instrucción de cómo debe tratar a los hombres. Es aplicada y la chupa como diosa. Es mi favorita, por ella pediré más. Victoria se vio a sí misma en esta muchacha. No pudo evitar ver con odio al Alacrán. — ¿Cómo trajiste a estas mujeres? ¿Cuántas son en
Victoria se quitó el antifaz y limpió sus lágrimas con el dorso de su mano. La noche era oscura y fría, y el hangar abandonado proyectaba sombras inquietantes bajo la luz de la luna. Stefan, con el rostro cansado y la preocupación por su hermana odiaba enfrentarse a Victoria. Su corazón latía con furia, mezclando celos y frustración. —Sé que estás molesto y con razón, pero tenía que venir… No tenía otra opción, Stefan. Tenía que hacerlo. El Alacrán vendería esas mujeres a otro, tenía que comprarlas yo. Stefan apretó los puños, tratando de contener su ira. —¿Y Entonces qué pasó? Se jactó de haber matado al segundo de Halcón y tú le demostraste que te importa. Victoria asintió, su rostro reflejando una mezcla de asco y tristeza. —Sí, lo hizo. Y casi mato a ese hombre a sangre fría por mofarse de la muerte de Michael, pero no le demostré que me importa. Stefan sintió que su corazón se rompía un poco más. —¿Por qué siempre tiene que ser él? ¿Por qué no puedes dej