Slashdot no estaba y Michael ardía de rabia, se sentía burlado y es que saberse un novato frente al hombre que le arrebató la vida a su amada es muy frustrante. —Maldito Halcón, estás completamente loco —vociferó uno de los presentes—. Slashdot no está aquí, solo vinimos a un evento para hacer negocios y divertirnos. —Locos son ustedes que vinieron a la fiesta de mi enemigo, querían ver como me desafiaba, pues una vez más les demuestro que quien se atreve a desafiar a Halcón come plomo, por última vez, entregenme a Slashdot o morimos todos —ordenó Diego. —Yo te lo diré —dijo Luciano y miró en dirección un hombre rubio, el representante de Slashdot que le había llevado las mujeres—, vamos, te aseguro que no moriremos—. El hombre se hizo el desentendido, pero a Diego ya le habían dicho en privado que él era secuaz de Slashdot,lo sometió y se lo dió a dos de sus hombres que estaban infiltrados, sorprendiendo a todos, Michael empujó a Luciano y Diego miró a la comitiva desde
— ¿Cómo podría ser mi culpa lo que hace ese malnacido? —Inquirió Stefan lleno de rabia. Victoria no tenía la respuesta clara, solo sabía que era así; que Michael no podía estar tan dañado si no era por culpa de Luciano y de Stefan. Stefan la abrazó y la obligó a mirarlo. —Ese cabrón te dejó para irse con el viejo Massimo detrás de la otra rata de Diego para ganar dinero. ¿Escuchaste lo que le dijo Luciano? El poder, Victoria, eso es embriagante, yo no lo enseñé, no halé el gatillo, él es un asesino porque así lo decidió. —Suéltame —ordenó Victoria removiéndose en sus brazos. — ¡No!, no te dejaré ir hasta que entiendas que el hombre bueno del que te enamoraste ya no existe, que lo sepultó él por decisión propia y que no lo lamento y si termina muerto en este momento, él se lo buscó. Mientras tanto en el galpón de Halcón, Diego tuvo que llevarse a Michael lejos de Luciano. Entraron a la oficina de Halcón. —Todo este tiempo jugó con nosotros, Luciano solo quería c
Victoria fue a su habitación y se lanzó a la cama a llorar. Su corazón estaba roto, sintió que una parte de ella había muerto. —A esta hora ya Michael debe estar muerto —musitó contra la almohada—. Los disparos eran demasiados. Victoria no encontraba esperanza alguna en que se hubiera salvado. El recuerdo de Michael le había hecho resistir, aunque no lo viera y pensara que él no la quería, estaba feliz de saber que él en algún lugar existía. — ¿Cómo podría considerar quedarme con Stefan si mató a Michael? Debo irme, es imposible quedarme y mirarlo cada día cuando sé lo que hizo. El solo hecho de imaginarlo le causaba náuseas. Victoria se levantó y comenzó a hacer una maleta, ya no le importaba si al salir Stefan la asesinaba. En el galpón de Halcón, Michael se levantó del suelo aturdido, escuchó la voz de Diego mientras gritaba desesperado junto a don Massimo. —Papá, dime que te pusiste chaleco por favor —expresó Diego lleno de angustia… Era la p
Victoria disimuló lo mejor que pudo, no le gustó la burla en la voz de Stefan, no quería darle el gusto de demostrar lo herida que se siente. La decepción de no significar nada para Michael. Así era como ella lo percibía. Miró a Stefan de manera aprensiva. —Supongo que no te da ni pizca de gracia que no hayan muerto. Stefan subió los hombros. El noticiero informaba de la muerte de Luciano de Luca. —Al menos murió Luciano, eso le dolerá a Massimo Coppola que es a quien en verdad odio. —Me alegro de que los demás estén con vida, tú deberías olvidarte del asunto y procurar también ser feliz. —No sabes lo que me pides —murmuró Stefan. —Massimo Coppola es un hombre mayor y con su trabajo en cualquier momento lo matarán. — ¡Pero debo hacerlo yo! No entiendes que ese hombre me debe demasiado, no comprendes porque eres una mimada que ha tenido todo sin luchar por conseguirlo. —Lo único que veo es a un hombre inteligente y joven que se pudre detrás de una fa
Michael se levantó de su silla con Guadalupe amarrada a su cintura y la llevó a la cama. Guadalupe no se lo podía creer, temprano pensó que moriría y ahora estaba por fin en brazos de Michael. Él la haría suya y ella no podía esperar… Lo besó con furia hambrienta que Michael controló besándola con más calma y seducción, usando su lengua para provocarla. Levantó su camisa y sus enormes manos masajearon sus pechos. Guadalupe quería ser perfecta para él, estaba consiente que sus pechos eran pequeños, pero a Michael no parecía importarle, pues los mordió antes de chupar acariciando con la lengua y haciendo que ella se arqueara presa de la pasión, buscando fricción en su centro con la entrepierna de él que levantaba su short en la parte delantera como si fuera el cañón de un arma muy larga. Ambos se deseaban y estaban impacientes por conocerse de manera carnal, pero escucharon golpes en la puerta. —Michael, te necesito ahora, es muy importante —era la voz de Diego y e
Guadalupe siguió a Michael, pero él no quiso regresar a la sala de computadora donde casi tiene sexo con ella, la llevó a su habitación y allí estaba su hermano que sonrió al verla. —Te estaba esperando para que juguemos con la consola —el niño de 13 años emocionado miró a Michael—. ¿Michael quieres jugar? Michael con eso fue más consciente de que ella era una niña y peor se sintió, negó con la cabeza. —Por favor Pedro, déjame sola con Michael. Pedro se levantó y al ver la mirada nerviosa de Guadalupe cuadró los hombros. — ¿Qué te pasa Guadalupe? —Nada, solo sal de aquí, ve a estudiar que la Rebeka te hará un examen de matemática. —Yo no quiero hacer ningún examen… —Sal de aquí Pedro, si te vas a quedar por aquí debes tener disciplina y hacer lo que se te ordene —espetó Michael con voz de mando para educar al joven rebelde. —Tú no eres nada mío —le retó el niño. —¡Es suficiente!, solo vete Pedro, en un momento te alcanzo —intervino Guadalupe. El niño s
Stefan había besado muchas veces a Victoria, pero ella nunca lo había sentido correcto. Hasta ahora… Victoria respondió a su beso demandante y es que aunque acababa de decirle que el sexo lo vería como algo a entregar a alguien que le demostrara merecerlo, nadie le había dicho antes que le daría poder. Y no es que Victoria quisiera ser mafiosa, pero el ofrecimiento de Stefan era incitante, ya que jamás había sentido que fuera ella la voz cantante en una relación. Por el contrario, siempre se sintió en la cuerda floja, tratando de ser perfecta y complacer a su pareja, mientras con Stefan no lo había hecho y él se entregaba a ella. O al menos eso decía y ella ya no quería seguir analizándolo. — ¿En realidad eres un demonio? —No lo dudes —contestó él yendo de inmediato a sus pechos y besándolos aun por encima del brasier. Victoria volteó la cabeza hacía el techo sintiendo como sus bajos instintos despiertan con la calidez de las manos grandes que aprietan y c
Una semana después Michael estaba en el gimnasio equipado de la casa de Halcón en New York. Era muy temprano y la casa estaba en completo silencio. Michael no había dormido. Le pegaba a un saco de boxeo y su mente era un infierno. —Hijo, creo que deberías ir a Venezuela. Michael volteó y vio a don Massimo en la puerta del gimnasio. —No sabía que se había quedado —dijo Michael sorprendido. Massimo entró, el apuesto hombre aunque mayor conservaba su temple y jamás mostraba vulnerabilidad, aunque las ojeras y cansancio podían notarse en su semblante. —Tampoco he dormido, lamento que haya sido otra noche sin respuestas sobre Slashdot, pero me comprometí a hacerme cargo de los vuelos de Alessandro a Grecia y de Odín a Venezuela. Michael hizo una mueca. No recordaba que Odín se iba también. Odín era el entrenador que sacó a Diego de las calles, que apoyó a Michael dándole un hogar junto a Diego en el gimnasio en Venezuela cuando era un niño y no tenía a nadie en el mund