Victoria descansó toda la tarde, tocaron ligeramente su puerta y era Adelina. Traía una caja grande, obviamente era un vestido. —Buenas tardes señorita, el señor le manda esto. —Pero Stefan está loco, tengo un armario lleno de ropa. Victoria tomó la caja y la llevó a la cama, la abrió y quedó maravillada con el vestido. Era de un tono muy claro, pero no podía distinguirse, estaba tejido con muchísimos brillantes tornasol. Junto al vestido había una máscara que hacía juego con el vestido. — ¿Una fiesta de disfraces? —Murmuró Victoria y Adelina no respondió, ella no tenía idea. Victoria se arregló con esmero, se puso el vestido que le quedaba como un guante, el vestido era de una malla muy fina en el torso y los pechos eran cubiertos por el efecto del bordado de pedrerías, la falda era en corte sirena ceñido hasta las rodillas y luego se soltaba un hermoso drapeado, no tenía mangas, solo unas finas tiras casi invisibles. Victoria dejó su cabello suelto y abri
Victoria no se atrevía a abrir los ojos. Después de tanto igual iba a morir, lo irónico es que ella no acusó a Stefan, por su mente no pasaba traicionarlo, pero eso no contaba, él no iba a creer en su inocencia. O eso pensaba. —Ivo, te di una orden —dictaminó Stefan. —No puedes ver bien muchacho, esta bruja te ha hechizado. —No lo repetiré, baja el arma, ella no me traicionó. Victoria abrió los ojos poco a poco y no podía creer lo que veía, Stefan no la veía a ella, apuntaba a su padrastro a la cabeza. A Luciano que todo le parecía gracioso no paraba de reír. —Maldición Slashdot, sí que le has agarrado cariño a la chica, otra cosa que me debes, deberían agradecerme haberlos presentado. Ivo bajó el arma y miró a Victoria con odio, dio vuelta y se puso frente a Stefan. — ¿Te pondrás en mi contra por una perra? Stefan bajó el arma. —Ella no fue, no me gusta la injusticia, deberías saber quién me traicionó, no culparla sin pruebas. — ¡¿Entonces quién
Las luces del vehículo de un vecino estacionando junto a ellos y los hizo parar. Stefan se retiró con tristeza de ella y Victoria lo prefirió así. No sentía correcto tener sexo con Stefan. «Cómo me haces falta bruja» Pensó en Rebeka, así se decían, ella la podría aconsejar o eso pensaba, aunque consideró que ya que Rebeka estaba casada con Diego que también era mafioso no sería difícil conocer su opinión. Por primera vez en su vida Victoria entendía que el sexo era algo importante para personas como ellas que se sentían en construcción. Ambos bajaron del vehículo y saludaron a los vecinos que eran unos ancianos. Stefan tomó la mano de Victoria y subieron al departamento. El teléfono de Stefan sonó y él con un suspiro lo tomó y fue a su despacho. Victoria fue a su habitación, se bañó y se acostó en la cama mirando el techo. Los recuerdos de Michael inundaron su cerebro. Más de una hora pasó y Victoria pudo ver los pies de Stefan en la puerta, apenas se mov
Si había algo que Victoria en verdad odiaba de su vida a parte de la inminente amenaza de muerte era ese dolor por Michael. — ¿Por qué tienes que ser tan tonta y seguir sufriendo por un hombre que no te quiere? Eres patética Victoria. Victoria dio la vuelta en su cama y recordó a Stefan. —Sus palabras son ciertas, sé de qué es capaz y no me lo esconde, lucha porque me quede a su lado y no por sacarme de su vida, como Michael. Victoria se sentó en la cama y encendió la luz, era ya de madrugada, se miró al espejo. —La idea era divertirme esta noche y ni siquiera pude llegar a la fiesta. No lo pensó, como solía hacer solo actuó por instinto, muy rápido se maquilló y peinó la larga cabellera, su salto de cama era de satín, negro y le quedaba muy bien acentuando su cuerpo en los lugares correctos, se puso por encima el complemento, pero no lo ató a la cintura, lo dejó que cayera con los hombros expuestos y arrastrara por el suelo. —Si Stefan está trabajando, me diverti
Stefan no entendió en un principio, toda su atención, sangre e inteligencia estaban al sur de su cuerpo. — ¿Qué? —Expresó confuso. Victoria movió el monitor de la computadora y lo mostró. —Llegó el mensaje que esperabas. Stefan leyó y entendió lo que ocurría. Su erección insatisfecha le reclamaba a Victoria. Pasó las manos por su rostro. —Victoria, nos atacaron, si no hubiera sido por el maldito Luciano estaríamos muertos. — ¡Y debes celebrarlo comprando muchachas! — ¡Haré lo que tenga que hacer para devolver el golpe! —Tu propósito es vengarte del padre de Luciano, ¿Que tiene que ver eso con hacer un burdel? —Tú no entiendes… —Pues explícame —Victoria lo retó cruzando los brazos, muy digna aunque esté sin pantaletas. —Maldición Victoria, encontraste la manera perfecta de arruinarme el resto de este día. — ¡Lo arruinaste tú Stefan! —Victoria se puso de pie y acomodó su estrafalaria vestimenta—. Y pensar que al venir aquí lo hice porque no qu
Luciano estaba muy molesto, hasta último momento creyó que Slashdot iría con él a inaugurar El Nido, pero llegado el día quién llegó fue un empleado con las chicas que se encargarían del entretenimiento del evento. Luciano sabía que Halcón se presentaría, igual lo sabían los invitados y por eso acudían, querían presenciar en primera fila si Luciano podía emerger dando una bofetada a su anterior organización o lo dejaban muerto por atreverse a meterse con Halcón, la expectativa era impresionante e incluso se desarrollaban apuestas, Halcón era el indiscutible número uno en Estados Unidos, el hecho que no promovieran la prostitución y que Luciano montará el burdel más grande de Estados Unidos le daba sazón a las apuestas, Luciano o era muy estúpido o muy atrevido, pero lo cierto es que enfrentaba a Halcón con Slashdot como socio capitalista. Michael anhelaba tanto este momento Soñaba con matar a Luciano y ahora estaba aquí, frente a él. —Caramba, sí que saben dar buenas fiestas
Slashdot no estaba y Michael ardía de rabia, se sentía burlado y es que saberse un novato frente al hombre que le arrebató la vida a su amada es muy frustrante. —Maldito Halcón, estás completamente loco —vociferó uno de los presentes—. Slashdot no está aquí, solo vinimos a un evento para hacer negocios y divertirnos. —Locos son ustedes que vinieron a la fiesta de mi enemigo, querían ver como me desafiaba, pues una vez más les demuestro que quien se atreve a desafiar a Halcón come plomo, por última vez, entregenme a Slashdot o morimos todos —ordenó Diego. —Yo te lo diré —dijo Luciano y miró en dirección un hombre rubio, el representante de Slashdot que le había llevado las mujeres—, vamos, te aseguro que no moriremos—. El hombre se hizo el desentendido, pero a Diego ya le habían dicho en privado que él era secuaz de Slashdot,lo sometió y se lo dió a dos de sus hombres que estaban infiltrados, sorprendiendo a todos, Michael empujó a Luciano y Diego miró a la comitiva desde
— ¿Cómo podría ser mi culpa lo que hace ese malnacido? —Inquirió Stefan lleno de rabia. Victoria no tenía la respuesta clara, solo sabía que era así; que Michael no podía estar tan dañado si no era por culpa de Luciano y de Stefan. Stefan la abrazó y la obligó a mirarlo. —Ese cabrón te dejó para irse con el viejo Massimo detrás de la otra rata de Diego para ganar dinero. ¿Escuchaste lo que le dijo Luciano? El poder, Victoria, eso es embriagante, yo no lo enseñé, no halé el gatillo, él es un asesino porque así lo decidió. —Suéltame —ordenó Victoria removiéndose en sus brazos. — ¡No!, no te dejaré ir hasta que entiendas que el hombre bueno del que te enamoraste ya no existe, que lo sepultó él por decisión propia y que no lo lamento y si termina muerto en este momento, él se lo buscó. Mientras tanto en el galpón de Halcón, Diego tuvo que llevarse a Michael lejos de Luciano. Entraron a la oficina de Halcón. —Todo este tiempo jugó con nosotros, Luciano solo quería c